LA ENFERMEDAD DE LA DEMOCRACIA EN PUERTO RICO

Por José Cheo Cruz


La mayor debilidad de la democracia Puertorriqueña, lo que la hace infuncional, estriba en la falta de una opinión pública vigorosa, que se deje sentir y tenga eco en las alturas del poder político el capitolio, la Fortaleza y las alcaldías.

Es cierto que se la ha estado creando al través de las actuaciones y vigilancia de instituciones de la sociedad civil como el colegio de Abogados, Organizaciones comunitarias ya no hay sindicatos incluso de organizaciones como iniciativa Comunitaria y otras tantas como la nuestra Club Deportivo y Comunitario y el Foro Social Deportivo y Comunitario Inc. Pero la distancia por recorrer sigue siendo muy extensa. Los gobiernos de Puerto Rico, no escuchan los reclamos de la sociedad y sólo se sienten comprometidos cuando sienten que el agua les llega al cuello.

Tenemos un ejemplo patético de esa realidad, con el excesivo proselitismo de que somos víctimas con vista a unas elecciones gubernamentales y a las alcaldías que incluso no le dan un uniforme a un niño para que juegue béisbol si no están seguro que los grandes y organizadores no respaldan al alcalde, y entonces ni lo dejan usar facilidades deportivas por caprichos de sabuesos y de funcionarios que quieren la reelección distantes todavía a casi dos años y que se inició al día siguiente de haberse cerrado las urnas de los comicios anteriores del 2008 y con fondos públicos esto es corrupción.

Las campañas no cesan nunca y ello agrava nuestras dificultades económicas, distrae tiempo y recursos públicos de manera exagerada e irresponsable. La situación se torna más deprimente ante la incapacidad legal, acentuada en una ausencia de voluntad manifiesta, de las autoridades electorales para ponerle coto a las extemporáneas actividades de los partidos, en especial el oficialista PNP, que ha llenado las calles, plazas, carreteras e inmuebles con vallas promocionales de la política publica de Luis Fortuño, incluyendo lugares donde le estaría vedado hacerlo a sus contrarios y la televisora del pueblo.

La verdad es que este abuso de la clase política del PNP y del PPD, no sólo hastía a la población Puertorriqueña, sino que la irrita. Enseña una realidad dramática. Recuerda la manera en que la clase política PPD y PNP han logrado apoderarse de las instituciones y convertirlas en instrumentos de sus ambiciones y propósitos personales aquí se anuncia candidaturas solo por lo personal y no se dan ideas ni programas. Algo que sin duda les garantiza su predominio sobre la vida social, política y económica de la Isla y su ilegítimo derecho a hacer del país lo que les viene en ganas.

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