ROBERTO CLEMENTE ES EL FARO QUE NOS DIRIGE A LA META.

Por José Cheo Cruz

El Gobierno de Puerto Rico, la clase política, la sociedad académica y  todos los buenos y verdaderos Puertorriqueños,  les corresponde redimensionar la figura del ilustre Boricua deportista, Pelotero de Grandes Ligas, Roberto Clemente Walter, como Padre de la Patria y posicionarla en los corazones de presentes y futuras generaciones, para que su ejemplo fuera y dentro del terreno de juego  y pensamiento se consoliden y perduren como inexpugnable fortaleza de la Puertoriquenidad.

En Puerto Rico al igual hacen en Los Estados Unidos debe proclamarse a viva voz que Roberto Clemente Walter  se erige como el más sublime ejemplo para la juventud Boricua de integridad, patriotismo, ética política, sacrificio y honradez, por lo que su emblemática figura ha de ser elevada a lo más alto de la admiración y respeto por todo nuestro  pueblo y especialmente en Carolina donde se han burlado de Roberto con una administración municipal persecutoria y de corrupción.

La imagen de Roberto Clemente no se encasilla en recuerdo etéreo, sino que es modelo y paradigma de dignidad y decoro, es luz que ilumina el camino, aún tortuoso sobre el que marcha la sociedad Puertorriqueña en procura de alcanzar el ideario del prócer deportivo, de una Isla del encanto, signada por la justicia y la equidad para todos como el lo hizo al inmolarse por los necesitados de Nicaragua y que nunca cobro por ofrecer ayuda a los niños y sus clínicas deportivas en el béisbol eran proliferas e incluso celebro su serie mundial ultima con los niños Boricuas y de gratis no como es ahora que nada hacen si no se les paga, ni siquiera dan algo de lo que el deporte nos ha dado a todos.

Aunque quienes pretenden despojar a los Puertorriqueños  de su memoria histórica mercadean la ausencia de Roberto Clemente Walkers  como signo de desinterés, preciso es subrayar que el Roberto  estuvo presente cuando la patria requirió de su servicio en el frente de batalla o en los medios  con el discurso firme de que no descansaría hasta crear su ciudad deportiva para todos hoy abandonada por las apetencias personales de sus hijos y su familia que deshonran su memoria con sus acciones desmedidas de busconería y mercadotecnia de su honor, Roberto ya dejo de ser de ellos para ser de todos los Boricuas y el Gobierno tiene que tomar acción responsiba  ya, ante este asunto de vital importancia y con modestia digo hoy, allí hay parte de mi esfuerzo y trabajo en los maratones y en los juegos de exhibición de Grandes Ligas y todo lo hice de gratis como para que hoy vivan, vividores corruptos de la memoria de Roberto Clemente y en eso, el reto es de todos, a rescatar el sueno de Roberto, La ciudad Deportiva para que los niños jugaran de gratis para los Boricuas y el mundo, no para los vividores de su memoria. o se hunde el deporte de la isla.

En estos momentos estelares de la historia deportiva Puertorriqueña, cuando imperios y metrópolis intentan reeditar la inaceptable tesis de la isla quebrada y sin importancia para los imperialistas Americanos, la imagen de Roberto Clemente  se agiganta en los cielos de Estados Unidos quienes lo han adoptado como uno de ellos y no así nosotros , Puerto Rico una tierra de primacía, para advertir a propios y extraños que la bandera Boricua tricolor ondeará por los siglos de los siglos en el firmamento junto a la Americana como socios no como esclavo o reliquia o trofeo de guerra  o se hunde la tierra, Roberto Clemente ideológicamente y toda su familia eran y son  estadistas, los candidatos engañadores e usurpadores de la Estadidad hoy debieran saber esto por eso Roberto en plena celebración de la Serie Mundial hablo a su gente Puertorriqueña y Latina  en español sin encomendarse a nadie como hombre orgulloso de sus raíces y a la vez pro estadidad por el bien común de todos .

Entregadle, pues, a la juventud, el pensamiento y la obra de Roberto Clemente, para que los hijos y los hijos de los hijos se escuden en su ejemplo y lleguen a completar su obra todavía inconclusa de Dios, Patria y Estadidad.