¿EXISTE JUSTICIA EN PUERTO RICO?
Por José Cheo
Cruz
En Puerto Rico es bochornoso
decir la realidad de que aquí no hay justicia, vivimos con un sistema judicial
corrupto, politiquero y de encargos de quienes los nombran los dos partidos Políticos
principales el PNP y el PPD, por eso son jueces banales., así como hay
jurisconsultos, abogados corruptos que han provocado que hasta una escuadra del
FBI especializada en corrupción judicial este presente en Puerto Rico traída desde
Washington, hace tiempo, investigando a los corruptos abogados, fiscales y
jueces y ya tenemos un juez preso por esas acciones.
Una sociedad democrática
tiene en el Poder Judicial su pasaporte a la paz o de lo contrario tendrá su
conduce a la inestabilidad política como existe en Puerto Rico hoy día, donde
tenemos jueces que le creen todas las mentiras a los políticos y a las mafias
que ellos protegen, no hay acceso a los
Tribunales es una pantomima del Tribunal Supremo el decir que si la hay, porque
cuánto cuesta una simple vista en los Tribunales y si es un abogado de pueblo
lo suspenden por encargo del establishment.
Si en Puerto Rico no
reformamos nuestro Tribunal Supremo que está compuesto por políticos de ambos
partidos y ahora lo dominan los del PNP, quienes a su vez orientan y dirigen el
accionar del resto del Poder Judicial podrido que tenemos, donde te fabrican caso y ellos siguen al pie de la
letra el libreto de los políticos que inventan causas como la mía con Lornna
Soto Villanueva que ha tenido respaldo total por los Tribunales y el costo altísimo
para una persona de escasos recursos como soy yo.
No podremos desarrollar
nuestro potencial económico ni tendremos una sociedad con aspiraciones de
justicia. Si los actores de estos tribunales no gozan de la credibilidad o
confianza, poco importarán las reformas legales, pactos políticos o fiscales
que se puedan ejecutar. Sin Poder Judicial creíble podremos maquillar durante
algún tiempo nuestra realidad, pero al final viviremos en un sistema donde la
ley del más fuerte se impondrá. Con el agravante de que, si la historia de la
humanidad nos enseña algo, es que la ley del más fuerte termina siempre en
tragedias colectivas.
Las leyes y reforma que
se hacen supuestamente reforman la estructura del poder judicial creando nuevos
organismos y diluyendo un poco la centralización del Poder Judicial que hasta
ese momento se concentraba en gran medida en la Corte Suprema de “Justicia”.
Entre las novedades de reforma que surge del famoso pacto de las corbatas
azules del PNP, podremos encontrar la creación de Tribunales superiores, de
distritos, Apelativo que es una aberración y se empecinan en mentir a favor de
los corruptos políticos.
Del mismo modo se
modificó la composición del Tribunal Supremo para tener más miembros de un
partido sobre el otro porque los jueces de todas nuestras altas cortes, es la
inclusión entre sus nueve miembros en el supremo todos dependiente directo del Gobernador
de turno.
Sin embargo, es crucial
entender que al margen de todo debate intelectual sobre formas y procesos la
designación de estos nuevos actores fue el fruto de una actuación política de
un solo sector determinante en la vida política puertorriqueña.
Habría que vivir en
Júpiter para no aceptar el hecho que las altas cortes de nuestro país fueron
designadas a imagen y semejanza del grupo político que encabezaba Luis Fortuno
y el comité político del PNP el pasado cuatrenio. Si bien entre esos jueces
empoderados se pueden encontrar grandes profesionales que han hecho una labor
justificante de su designación, el balance general ha sido muy negativo. Hoy
nadie duda de la realidad de que tenemos una justicia inválida, una justicia
que obedece más a designios políticos partidarios que a cualquier interés
jurídico.
Las experiencias de la
actuación del Tribunal Apelativo en el caso
de Lornna Soto Villanueva, que de una mentira garrafal un invento para tratar
de acallarnos hasta quieren desconocer nuestro derecho a la libre expresión y
de Prensa así son los jueces politiqueros y los jueces banales que tenemos hoy no da
lugar a duda para entender como la mano de intereses políticos partidarios
irrumpieron en la administración de la justicia en este invento de la mente maquiavélica
de un abogadito de mala muerte y mafioso como Jeron garffer, usando todos los
medios pre pagados de programas faranduleros, violando la ética de abogado y
nadie se inmuta ante tanto atropellos.
Del mismo modo la
administración de la justicia penal en lo relacionado con casos de corrupción
administrativa he dejado una gran sensación de descredito. Como prueba del
fenómeno anterior solo habría que recordar las posturas de quien fuera hasta
hace poco el Secretario de Justicia que llego al punto de no ejercer recursos o
vías a de derecho a su disposición pues él mismo no tenía credibilidad en los
jueces que evaluarían sus argumentos. A ese colmo macondiano hemos llegado, el
principal representante del Ministerio Público no creía en nuestros jueces y lo
dijo públicamente en el caso de Rolandito.
Este es el cuadro que
nos esperara ahora con las electas autoridades venideras esa es la herencia y
que deberán conformar un nuevo Tribunal Supremo y quien dirija la administración
de justicia en Puerto Rico para cumplir con el mandato constitucional de
evaluar y designar los jueces de esas altas cortes. Tiene el próximo gobernador
una gran oportunidad pues el deberá influir en por lo menos 4 de los 8 votos
del nuevo Tribunal Supremo y abrir paso a jueces que no tengan cordón umbilical
con el PNP ni con el PPD, ¿sino con la justicia y con el pueblo Boricua ni con
otros partidos? ¿Se descalifica un ciudadano o jurista con pertenecer a un
partido político para administrar justicia? En realidad, no, muy por el contrario,
estos deberían ser algunos de los más calificados pues la experiencia humana
que se acumula en el fragor político es muy propensa a la evaluación de la
condición humana.
Además, no existe ningún
impedimento legal para ello. Sin embargo, lo que si es cierto que es la
experiencia reciente nos enseña que la clase política Boricua de hoy no está
estructurada para jugar ese papel. Lamentable. No existen los mecanismos de
concertación de otras épocas y lo que tenemos es un grupo tan dominante que
decide de manera unilateral. Esa unilateralidad presenta peligros para la
administración de justicia y debe ser combatida. Por esa razón gran parte de la
oposición política y organismos de la sociedad civil han manifestado el deseo
de que las altas cortes sean suplidas de ciudadanos no vinculados con partidos
políticos para sembrar un clima de transparencia que nos devuelva un poder
judicial en el que todos podamos confiar.
Nuestra experiencia como
para legal y periodista que he tenido que enfrentar esta afrenta inmoral de la justicia una mentira convertida en verdad y
que me perjudica ni puedo acercarme a la alcaldía de Canovanas por un malandrín
juez de Rio Grande tan corrupto e embustero como su hermano que ataque en
Carolina y el procedió a la venganza y es un juez ¡qué Bárbaro! .
No debiera existir un
impedimento para que los partidarios políticos ejerzan sus derechos ciudadanos.
Dicho esto, debemos concluir que con la práctica política actual y el dominio
cuasi absoluto de un único sector lo más sensato es auxiliarnos de ciudadanos
independientes en la medida de lo posible. En ausencia de un equilibrio
político fraguado en un debate de altura, el camino para ser juez debe
orientarse desde esferas ciudadanos y no partidarias.
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