LA MUJER Y LAS DESVIACIONES DE LA SOCIEDAD.
Por José “Cheo” Cruz.
Mañana 8 de marzo 2018, se conmemora el Día
Internacional de la Mujer, una fecha que viene celebrándose desde hace
años, aunque, no fue si- no hasta el año 1975, dedicado a las Heroínas Hermanas
Mirabal Dominicanas, cuando las Naciones Unidas lo proclamaron oficialmente a
fin de recordar las reivindicaciones logradas hasta entonces en El Faropr.com, siempre le dedicamos a la mujer un
significado importantísimo, aunque de veras en los últimos tiempos nos hemos
dedicados a decir las verdades del quehacer diario Boricua pero siempre
recordamos a nuestras mujeres como lo más importante en nuestras vidas y todos
los días de nuestra existencias son lo más importante.
Tampoco se puede ser pasivo ante
la violencia contra la mujer, mas cuando celebramos la semana de la mujer en
conmemoración de todas las mujeres del mundo y en especial de las hermanas
Mirabal vil mente asesinadas por los cobardes asesinos del dictador Dominicano
Rafael Leonidas Trujillo Molina por persecución política, y la sensibilidad
sobre la lucha por la igualdad de la mujer debe expresarse al tope.
Desde el momento mismo de la creación, Dios puso a la mujer y al hombre en condiciones
de equidad e igual dignidad para juntos formar y conducir a la familia sobre
los cimientos del amor, la paz, el respeto, la tolerancia y ser generadores de
esperanza.
En el primer relato de la creación que nos narra el Génesis, así lo
consigna: “Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo
creó, macho y hembra los creó” (Gn 1, 27) aquí se demuestra la igualdad genero
en que Dios creo al hombre y la mujer.
La violencia en la relación del hombre y la mujer rompe esa armonía y
puede llevar al extremo que hoy estamos viendo con gran tristeza y
preocupación: mujeres siendo quebradas en su dignidad y no pocas asesinadas por
su sola condición. Cada asesinato de una mujer lleva el luto no solo a su
familia directa, sino a todo el entramado social que debe admitir un fracaso en
las políticas de protección del género más vulnerable en la isla de Puerto Rico
la ley 54 es una pantomima y una aberración legal.
La relación entre el hombre y la mujer se ha constituido con el paso de
los tiempos en una especie de relación de poder, cuando lo mandado por Dios es
que sea una relación de respeto, amor y ayuda mutua.
Cada maltrato físico o sicológico dispensado a una de ellas equivale a
aplicarlo a una madre, una hija, una hermana o una amiga.
Esa violencia se deriva de actitudes sexistas, creencias estereotipadas,
relaciones de desigualdad en virtud del género y, fundamentalmente, por quitar
a Dios del centro de la relación de las parejas.
También incide el haber relegado en el proceso de crianza de los hijos
la educación en valores y moral de cada niño y niña y esa labor es educación
pura ya sea en el hogar o en la escuela.
Debemos estar conscientes de que la erradicación de este preocupante
flagelo de los feminicidios no es solo responsabilidad del Gobierno, sino de
las Instituciones sin fines de lucro o con lucro, la empresa privada, también
de las Iglesias y de cada uno de nosotros, que, por nuestra condición de hijos
de Dios, tenemos la responsabilidad de ponernos al lado de los más vulnerables.
El feminicidio suele ser el desenlace fatal de una larga historia de
maltratos observados con indiferencia o irresponsablemente por otros. Por ello invitamos
a orar de manera permanente para que el amor y el respeto al prójimo se
apoderen de nuestros corazones y nuestras mentes y así erradicar esa cultura de
violencia que vemos en crecimiento.
Pero también no podemos olvidarnos de nuestra obligación a ser parte
activa en la solución de ese grave problema, iniciando con un cambio en
nosotros mismos cada uno individual de actitudes que puedan ser generadoras o
propagadoras de la violencia o discriminación, obrar en contrario imperio sería
darle cabida al pecado de omisión, contrario a los designios de Dios.
Cada cristiano, como instrumento divino para la propagación de la
cultura de la paz, tiene que permanecer vigilante y contribuir a evitar la
violencia contra la mujer y ser un agente multiplicador de las normas que deben
regir para la protección y promoción de la mujer. Oremos de manera particular
por los niños y niñas que han quedado huérfanos, los cuales necesitan una
atención especial por parte del Estado y sus familiares.
Que la erradicación de la violencia contra la mujer sea una prioridad
permanente de cada uno de nosotros, clamando al Todopoderoso que ilumine
nuestros corazones para el recto obrar.
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