PARA QUE VIVIMOS

POR LO QUE VIVIMOS DIARIAMENTE

Por Jose Cheo Cruz

Mi madre siempre nos hacía repetir : “No vivimos para ser servidos, sino para servir”. Los verbos vivir y servir, junto con amar, son mis favoritos.. No sé cuál es más importante, pues cada uno representa a los demás. De todas maneras, por ahora me referiré al primero.

En una de esas canciones de Silvio Rodriguez que empapan los espíritus sedientos y abonan con coraje los ánimos tristes, el cubano canta: “Vale la pena dejar de llorar y hacer cita con el porvenir, vale la pena vivir”.

Los filósofos, en sus meditaciones, también le sirven a la vida. Decía Confucio: “Aprende a vivir y sabrás vivir bien”; expresaba Ortega y Gasset: “Vivir es constantemente decidir lo que vamos a ser”; y Cicerón nos enseñó: “Vivir es pensar”.

Los escritores no se quedan atrás amando la vida. Dostoievski pregonaba: “El secreto de la existencia humana está no solo en vivir, sino también en saber para qué se vive”; Víctor Hugo anunciaba: “Solo viven aquellos que luchan”; y Tolstoi externaba: “La única intención de la vida es servir al género humano”.

Y a mí, humilde criterio, que pienso que Carolina es el centro del universo, Carolina es Carolina y lo demas es monte y culebra, me gusta decir: “Vivir es decidir”.

Vivir es tomar, responsablemente, partido en favor o en contra de ideas, de personas, de conductas. Es jugárselas. Vivir es ser activo, estando siempre de frente, comprometido con el futuro, por eso construimos el futuro hoy.

Vivir es actuar de manera tal, que tus actuaciones sirvan de modelo a seguir, siempre dentro de una moral universal. Vivir es dejar huellas en el camino, que quienes pasen por el sendero sientan tus pasos, que reconozcan que esos son tus pies, y que los puedan enmarcar porque los admiran, y que hasta se motiven a hacer de esas huellas moldes para otros caminantes.

Vivir es mantenerse en un estado de libertad sana, íntegra e integral, con un corazón firme, con un pensamiento de acero. Vivir es decidir. Vivir no es andar “amemado”, decaído, lamentándose hasta del viento del sur, sin planes, sin metas, sin esperanzas, sin nobles ambiciones.

Vivir es no rendirse antes de iniciar, ni luego de iniciar, ni en el medio del proceso, ni al final del proceso, ni cuando se pierde, porque de toda derrota surgen aprendizajes que nos ayudarán a vivir.

Vivir es decidir. ¿Qué decide usted? ¿O es que los demás deciden por usted? Conteste, para saber si en realidad usted vive. Porque vivir es decidir.


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