Reinventando a Puerto Rico

Reinventando a Puerto Rico

Por Carlos E. Rodríguez Pardo

Creo que el que más y el que menos ya se ha dado cuenta de que los tiempos difíciles que atraviesa Puerto Rico no son producto de una mente calenturienta ni son una falacia, son una cruda realidad que nos recuerda el viejo adagio de “por un gustazo un trancazo”, aunque no seamos leales con nadie o casi nadie seámoslo con nosotros mismos, desnudemos nuestra alma frente al espejo de la vida y reconozcamos que hemos cometido muchos errores de soberbia y abusado inmisericordemente de nuestro 100 x 35, aunque nos cueste reconocerlo estamos seguros que todos coincidiremos en que hemos jugado al esconder con la historia pretendiendo ocultar nuestras limitaciones de recursos y extensión detrás de los colores políticos para hacer o permitir desmanes a unos y a otros de acuerdo con nuestras propias preferencias, aquello de que “si es Goya tiene que ser bueno” que fue y es un buen estribillo publicitario lo quisimos aplicar también a nuestras preferencias políticas y nos inducimos a pensar o fuimos inducidos a pensar que “si es popular tiene que ser bueno” o “si es penepé tiene que ser bueno” sin darnos cuenta de que los dos eran malos y buenos a la vez porque pueden existir individuos buenos pero cuando se juntan más de dos la bondad se malea y cuando nos convertimos en una masa nos bestializamos.

El mejor ejemplo de que las masas pierden la honestidad y la prudencia nos lo ofrece la Biblia en el Nuevo Testamento, el pueblo judío permite y avala el asesinato más grande de la historia de la Humanidad perpetrado en otro judío, el llamado Hijo de Dios, Jesús, pero no quiero apartarme del tema, otro día profundizaremos un poco más sobre esta percepción ideológica, lo que deseo dejar meridianamente claro es que la realidad económico-social de Puerto Rico que se encontró el Honorable Gobernador Luis Fortuño al asumir las riendas del país no constituyeron una sorpresa para él ni lo fue en su momento para sus predecesores porque tanto Sila como Aníbal habían encontrado la olla del poder casi vacía y ella se llevó el pegao y a él le tocó lamer la olla ya vacía, el flamante gobernador sabia todo esto y solo se asomó a la olla para asegurarse que no estuviese rota o desfondada para comenzar a cocinar un nuevo guiso socio-económico con un nuevo equipo de cocineros; que existe un riesgo, pues sí, claro que existe, por eso es que la función inicial del nuevo gobierno es dramatizar aún más el deplorable estado de la economía para si no cumplen sus metas tener la excusa de que advirtieron del caos económico encontrado, y si triunfan se convertirían en próceres de la patria en magos que no solo pudieron sacar el conejo del sombrero, sino que con el alimentaron a toda la hambrienta población, el milagro bíblico de la multiplicación de los panes y los peces pasaría a un segundo plano y el tiempo se comenzaría a medir para Puerto Rico de Fortuño en adelante.

Recordemos que somos todos parte del mal que nos aqueja, cuando robaban los azules los azules restante enmudecían y cuando robaban los rojos los rojos restantes miraban para las malangas, pues aceptémoslo, entre rojos y azules rompieron la alcancía, los verdes nunca estuvieron al mando y se conformaban con las monedas que caían fuera de esta alcancía y se mantenían vivos porque su color representativo era precisamente el verde de la esperanza, los del coquí dorado cogieron pon con la miseria de otros para inscribirse pero su efímera sonrisa de dientes blanqueados se congeló en el rostro de su historia.

Amigos míos, una vez entendamos que la perfección no existe o al menos no es condición humana alcanzable en este ciclo de vida, tenemos que aspirar como pueblo a reinventarnos nosotros mismos a ser mejores seres humanos, a ser conscientes de que el prójimo es el otro, pero a su vez nosotros somos el prójimo del prójimo y de esta forma dando a otros lo que nos gustaría recibir mejoraríamos individualmente y en un momento determinado todos seriamos mejores, no perfectos pero si estaríamos en el camino de la excelencia, nos habríamos reinventado o mejor dicho, renacido porque no somos una invención sino una creación.

Independientemente de nuestras preferencias políticas es nuestro deber unirnos como pueblo para mejorar las condiciones de vida en Puerto Rico y para hacer esto no hace falta dar un abrazo a cada ser humano que nos encontremos como hemos visto en algunas iglesias que en un momento determinado el oficiante ordena que los presentes se ‘den la paz’ y se ven abrazos y apretones de mano por doquier, algunos van desde el primer banco hasta el último ’visitando los conocidos’, actúan como políticos en tiempo de elecciones que son amigos de año bisiesto, no, no debemos actuar así, nos bastaría con dejar de hacer lo que sabemos que hacemos mal y que a nuestro entender son pequeñas cosas, por ejemplo:

Cuantas veces nos pasamos una luz roja o aceleramos con la luz amarilla porque simplemente tenemos prisa. Cuantas veces transitamos ilegalmente por el paseo. Cuantas veces nos subimos por la isleta para pasar a la marginal y no tener que esperar a la intersección. Cuantas veces conducimos nuestro vehículo hablando por nuestro celular con el cuello como una ‘S’ que nos limita o impide la visión o nuestra capacidad para reaccionar adecuadamente en caso de una emergencia, cuantas veces arrojamos basura desde nuestros automóviles, cuántas veces hemos visto que dos personas detienen su automóvil y hablan de carro a carro sin importarles que están deteniendo el tránsito y ¡ay de ti! si le tocas bocina porque entonces te sacan el dedo del medio como si ese fuera el pasaporte a su insensatez. Cuantas veces has escuchados en los medios de comunicación a periodistas utilizar la palabra “chotear” para referirse a una persona que denunció un delito a las autoridades, la denuncia de un delito es una obligación ciudadana y el no denunciar un delito y ayudar a aclarar las circunstancias que lo rodearon es punible por ley, cuantas veces vemos como se compran y venden artículos robados con total impunidad, ¿Qué somos, hijos del amor o hijos de Caín? y que me dicen del dialecto policiaco y la actitud de la mayoría de los oficiales, tratan a todos como delincuentes en potencia, si preguntas alguna cosa la respuesta afirmativa será “eso es así” y si no recibirán un robótico “negativo”, señora o señorita ya no se utiliza ahora es “dama” y para los hombres “caballero” como en los retretes, y que pasó con el sencillo pero informativo “sí señor o no señor”, realmente están faltos de los mas elementales principios de sociología y relaciones humanas, el ciudadano necesita del policía y el policía del ciudadano ¿dónde quedó aquello de, el policía es tu amigo? Bueno ni averigüemo, en fin repito, tenemos que renacer y todo parto es doloroso, pero no pienses nunca que la opinión o las conclusiones que una elite del poder económico de Puerto Rico reclutadas por el gobernador Fortuño publicadas recientemente se aplicaran al pie de la letra porque carecen de alma, son frías como el acero y recuerda que ya fue dicho por alguien que sabia más que nosotros que nadie puede servir dos amos a la vez, a Dios y al dinero; pero seamos conscientes también que no podemos esperar que los gobiernos lo hagan todo, en especial este gobierno al que no le queda más remedio que ser un gobierno de reconstrucción y si no lo hacen se enfrentarán a la anarquía, no hay términos medios.

Cuando el mundo era mundo y no una caricatura de sí mismo, la persona que denunciaba un acto ilegal era ese tipo de persona del que se decía que podía firmar un contrato con un pelo de bigote, esa persona cívica y encomiable está en peligro de extinción pero no porque haya dejado de nacer sino porque se han trastocado tanto las cosas en nuestro diario vivir que el mundo respeta más al ladrón que al honesto porque como dicen algunos, el ladrón siempre tiene y el bueno anda pelao. En Puerto Rico la fe no paga impuestos pero la esperanza sí, por lo tanto somos nosotros la clase media los que tenemos que sacar al país de la ruina económica y social en la que nos encontramos por nuestros propios errores al seguir el color de las plumas del cacique en lugar de las ideas del cacique, no culpemos a nadie de que ahora tengamos que apretarnos la cinturón, hagámoslo con un sentido patriótico, pero cuidemos que no nos vuelva a suceder, aprendamos lo que es libertad y lo que es libertinaje, aprendamos que las cosas más importantes de la vida no tienen precio, aprendamos que el látigo castiga menos que el desprecio, aprendamos que no es lo mismo decir no me bombardees, que decir vete de aquí, pregúntalo en Vieques a su gente humilde.

Viene a mi memoria un relato que llegó a mí hace años y que nos enseña que de la misma forma que el oro debe pasar por el fuego para su purificación, el ser humano también debe someterse a pruebas para afinar y pulir su carácter, lo importante es como reaccionamos ante esas pruebas que nos da la vida.

Cuentan que un joven se quejaba con su padre sobre las cosas de la vida, el estaba confundido, ya no sabía cómo seguir adelante, se le presentaba un problema y aun no había terminado de resolverlo cuando le surgía otro igual o peor.

El padre que era un reconocido chef lo invito a la cocina, llenó tres ollas con agua y las puso a hervir a fuego fuerte, cuando el agua estuvo hirviendo en las tres, a una le echo zanahorias, a la otra dos huevos enteros y a la tercera granos de café. El muchacho impaciente se preguntaba que estaba tratando de hacer su padre, transcurridos unos veinte minutos el padre apagó las ollas, puso las zanahorias en una fuente de cristal, los huevos en otra y el café lo coló y lo puso en una jarra, le entregó un tenedor a su hijo y le dijo: verifica como están las zanahorias. Blandas dijo el muchacho mientras las apretaba con el tenedor. Ahora rompe el cascaron del huevo y dime como está; pues duro, dijo el joven. Ahora prueba esto le dijo sirviéndole una taza de café que el joven saboreo sonriente.

¿Y esto que quiere decir? -preguntó el joven intrigado-.

Pues hijo has visto como tres elementos completamente distintos se han enfrentado a la misma adversidad, el agua hirviente, pero cada uno ha reaccionado en forma distinta, la zanahoria fuerte y dura se torno blanda y débil, el huevo sin embargo que era frágil con un cascarón endeble que se rompería fácilmente dejando escapar su interior liquido, se convirtió en un cuerpo duro y los granos de café duros y amargos se convirtieron en una deliciosa bebida que estimula y reconforta.

¿Qué haces tú ante la adversidad, te ablandas, te creces o te endureces?

Carlos E. Rodríguez Pardo

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