EL ESPEJO QUE DEBEMOS USAR
EL ESPEJO QUE DEBEMOS USAR
Por José Cheo Cruz
Desde hace muchos anos vengo señalando las graves consecuencias de mantener la impunidad al narcotráfico he incluso he dicho que Puerto Rico va camino a convertirse en un narcos estado, he sido perseguido, amenazado y vejado por mis posturas.
En otras palabras hemos sido un critico acérrimo de la impunidad que ha caracterizado nuestra vida publica, de cómo los que detentan el poder político distraen los fondos públicos para su beneficio personal, ya sea abultando los presupuestos, favoreciendo a determinados “allegados” en la adquisición de bienes y servicios, o simplemente metiendo el dinero en sus bolsillos.
Nuestras vidas partidarias ha estado matizada por “acusaciones” y “contraacusaciones” que nunca se aclaran lo suficiente y siempre se quedan como “resabios” de los que nos atrevemos a denunciar las afrentas contra el pueblo, en eso tenemos un doctorado, incluso estoy en record sobre la alianza de políticos con narcotraficantes como el aso de Carolina y Coquito, pero se nos ha tratado de eliminar del mapa por decir las verdades y ahora les traigo a lo que podemos llegar si no nos ponemos APRA nuestro numero, vigilante y prestos para eliminar el narcoestado donde nos llevan como algo bueno.
Veamos el caso de México, con un escalofriante saldo de más de 7 mil personas asesinadas en catorce meses, México vive hoy uno de los tramos de su historia más sangrientos signado por la lucha entre las fuerzas del orden y las mafias criminales.
Los carteles de la droga han sido implacables en su desafío a la autoridad y han llegado al extremo de plantear su lucha por la defensa del negocio en el mismo plano militar.
El gobierno, que ha tenido que emplear al ejército en una ofensiva para desmantelar a esos carteles, ha sido espectacularmente desafiado y muchos preguntan si acaso no será necesario el auxilio de otras naciones, en materia de inteligencia y apoyo logístico, para que pueda salir victorioso de este trance.
Cuando México advirtió que ya se había llegado lejos en ese contubernio su reacción ha sido la de enfrentar militarmente el problema y ya estamos viendo los resultados.
Muy semejantes, por cierto, a los que caracterizaron las ofensivas de algunos Estados europeos contra las diversas mafias, que desataron crueles guerras entre los narcos y las autoridades, con descomunales saldos de víctimas, desasosiego, inestabilidad e inseguridad generales.
Este es un ejemplo patético de hasta dónde la corrupción de los estamentos militares, judiciales, políticos y empresariales, y el contubernio de gentes de esos sectores con el narcotráfico y otras mafias, puede causar la quiebra misma de un Estado, no como aquí que entran en la negación y quien sale traquilao es quien lo denuncia y se enfrenta a tal afrenta al pueblo indefenso.
Este es un espejo para otras naciones que, como la Puertorriqueña, experimentan ya los síntomas de un proceso de involucramiento desautoridades gubernamentales y policiales en actos delictivos o protegiendo a los delincuentes en sus malvadas acciones, todo lo cual conduce a un progresivo debilitamiento de la autoridad y de la majestad de las leyes.
Por eso seguiremos diciendo las verdades aunque a autodenominados honorables le siga doliendo y nos sigan castigado con el látigo de la persecución maliciosa y las violaciones de los derechos humanos, usemos a México como espejo de lo que nos espera sino apretamos en paso en la detección de este flagelo del narcoestado.
Abramos los ojos sobre estos acontecimientos y estemos atentos a todos sus potenciales peligros para no caer también en este remolino que destruye la paz, el orden y la seguridad de cualquier sociedad permeada por la corrupción en todos los sentidos, que Dios nos ayude a llevar a Puerto Rico por buen camino.
Por José Cheo Cruz
Desde hace muchos anos vengo señalando las graves consecuencias de mantener la impunidad al narcotráfico he incluso he dicho que Puerto Rico va camino a convertirse en un narcos estado, he sido perseguido, amenazado y vejado por mis posturas.
En otras palabras hemos sido un critico acérrimo de la impunidad que ha caracterizado nuestra vida publica, de cómo los que detentan el poder político distraen los fondos públicos para su beneficio personal, ya sea abultando los presupuestos, favoreciendo a determinados “allegados” en la adquisición de bienes y servicios, o simplemente metiendo el dinero en sus bolsillos.
Nuestras vidas partidarias ha estado matizada por “acusaciones” y “contraacusaciones” que nunca se aclaran lo suficiente y siempre se quedan como “resabios” de los que nos atrevemos a denunciar las afrentas contra el pueblo, en eso tenemos un doctorado, incluso estoy en record sobre la alianza de políticos con narcotraficantes como el aso de Carolina y Coquito, pero se nos ha tratado de eliminar del mapa por decir las verdades y ahora les traigo a lo que podemos llegar si no nos ponemos APRA nuestro numero, vigilante y prestos para eliminar el narcoestado donde nos llevan como algo bueno.
Veamos el caso de México, con un escalofriante saldo de más de 7 mil personas asesinadas en catorce meses, México vive hoy uno de los tramos de su historia más sangrientos signado por la lucha entre las fuerzas del orden y las mafias criminales.
Los carteles de la droga han sido implacables en su desafío a la autoridad y han llegado al extremo de plantear su lucha por la defensa del negocio en el mismo plano militar.
El gobierno, que ha tenido que emplear al ejército en una ofensiva para desmantelar a esos carteles, ha sido espectacularmente desafiado y muchos preguntan si acaso no será necesario el auxilio de otras naciones, en materia de inteligencia y apoyo logístico, para que pueda salir victorioso de este trance.
Cuando México advirtió que ya se había llegado lejos en ese contubernio su reacción ha sido la de enfrentar militarmente el problema y ya estamos viendo los resultados.
Muy semejantes, por cierto, a los que caracterizaron las ofensivas de algunos Estados europeos contra las diversas mafias, que desataron crueles guerras entre los narcos y las autoridades, con descomunales saldos de víctimas, desasosiego, inestabilidad e inseguridad generales.
Este es un ejemplo patético de hasta dónde la corrupción de los estamentos militares, judiciales, políticos y empresariales, y el contubernio de gentes de esos sectores con el narcotráfico y otras mafias, puede causar la quiebra misma de un Estado, no como aquí que entran en la negación y quien sale traquilao es quien lo denuncia y se enfrenta a tal afrenta al pueblo indefenso.
Este es un espejo para otras naciones que, como la Puertorriqueña, experimentan ya los síntomas de un proceso de involucramiento desautoridades gubernamentales y policiales en actos delictivos o protegiendo a los delincuentes en sus malvadas acciones, todo lo cual conduce a un progresivo debilitamiento de la autoridad y de la majestad de las leyes.
Por eso seguiremos diciendo las verdades aunque a autodenominados honorables le siga doliendo y nos sigan castigado con el látigo de la persecución maliciosa y las violaciones de los derechos humanos, usemos a México como espejo de lo que nos espera sino apretamos en paso en la detección de este flagelo del narcoestado.
Abramos los ojos sobre estos acontecimientos y estemos atentos a todos sus potenciales peligros para no caer también en este remolino que destruye la paz, el orden y la seguridad de cualquier sociedad permeada por la corrupción en todos los sentidos, que Dios nos ayude a llevar a Puerto Rico por buen camino.
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