LA HISTORIA DEL ESTEROIDE EN EL BEISBOL.
LA HISTORIA DEL ESTEROIDE EN EL BEISBOL.Por José Cheo Cruz
Producto de un chisme y sélo amoroso, se descubrió toda la madeja del uso de esteroides en los atletas de alto rendimiento y especialmente de grandes figuras del béisbol incluyendo a algunos nuestros como Juan Igor González e Iván Rodríguez, entre otros.
La realidad es que en la vida y en la guerra no hay enemigos pequeños, a pesar de que ciertos politos en nuestro entorno, se inflan como el pez guanábana, se creen todos poderosos, pero recuerden que como digo siempre en el andar de vehículos un simple clavito te deja a pie en la carretera, si no tiene respuesta de llantas para el vehiculo y en la vida una bala de un tamaño diminuto como la U te puede segar la vida también.
Mucha gente cree, erróneamente, que José Canseco fue la primera persona que involucró a jugadores del béisbol de las Grandes Ligas en el uso de sustancias para mejorar el rendimiento. Cuando en 2005 Canseco publicó su libro admitiendo que se había inyectado esteroides e implicó en esta práctica a sus antiguos compañeros, Mark McGwire, Jason Giambi, Rafael Palmeiro, Iván Rodríguez y Juan González, dos años antes, un entrenador llamado Trevor Graham ya había destapado la caja de Pandora con el caso de los laboratorios BALCO, en que se vieron envueltos estrellas del calibre de Barry Bonds y Gary Sheffield, además del propio Gambi.
Pero, ¿quién es Trevor Graham y como surge su protagonismo en el oscuro mundo del dopaje? Graham se hizo de un nombre en el mundo del atletismo, ganando una medalla de plata en 1988, en los Juegos Olímpicos de Seúl, como miembro del equipo jamaiquino en la prueba de relevo 4X400. Esto le sirvió de catapulta para años después probar suerte como entrenador y en 1997 la suerte le sonríe, cuando conoce a una joven estadounidense de 21 años que comenzaba a despuntar, llamada Marion Jones, quien de inmediato pasa a ser su gran pupila.
Bajo la tutela de Graham, tres años después, en los Juegos Olímpicos de Sidney, Jones deslumbra al mundo ganando cinco medallas, oro en 100 y 200 metros, así como en el relevo de 4x100 y bronce en salto de longitud y 4x400. Exhibiendo en el portafolio los éxitos de su gran estrella, muchos otros atletas tocaron a su puerta y es entonces cuando cumple su sueño de crear la empresa Sprint Capitol, que llegó a tener bajo contrato a los más sobresalientes velocistas, entre los que se destacaban, Justin Glatin y Shawn Crawford, medallistas de oro en 100 y 200 metros, respectivamente, en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y Me’Lisa Barber, campeona del mundo en 60 metros bajo techo en 2006.
Todo marchó bien, hasta que Marion Jones inicia un noviazgo con su compañero de equipo Tim Montgomery, quien estableció marca mundial de 100 metros en 2002. Graham se opuso tenazmente a la relación amorosa entre los dos atletas e incluso trató de interponerse entre ambos. La reacción de la pareja no se hizo esperar y rompió con el entrenador, terminando cualquier vínculo deportivo o comercial con éste. Pero, el asunto no se iba a terminar ahí, pues Graham, sintiéndose agraviado, fraguó un plan para desquitarse de Jones y Montgomery.
La venganza tomó cuerpo cuando Graham envió de forma anónima en 2003, un sobre a la Agencia Antidopaje de los Estados Unidos (USADA, por sus siglas en inglés), conteniendo una jeringuilla con una muestra de la hasta entonces desconocida sustancia THG.
(La tetrahidrogestrinona, también conocida como THG, es un esteroide anabolizante de última generación que pertenece al grupo de las llamadas “drogas de diseño”. Es de la misma familia que la gestrinona y la trembolona, dos potentes esteroides que ya estaban en la lista de sustancias prohibidas. La particularidad del THG es que fue específicamente sintetizada con el fin de no ser detectada por los controles anti-dopaje).
El estudio de la muestra proporcionada por Graham, llevó a la creación de métodos capaces de detectar el nuevo fármaco, que de inmediato se emplearon para analizar los exámenes hechos a los participantes en los Campeonatos Mundiales de ese año (2003), celebrados en París. Lo que se sobrevino fue un cataclismo de proporciones mayúsculas, ya que Kelly White, campeona de 100 y 200 metros y Dwain Chambers, plusmarquista europeo del hectómetro, dieron positivo al uso de THG y las indagaciones llevaron al descubrimiento de los laboratorios BALCO, propiedad de Víctor Conte, fabricantes de la innovadora droga. White, quien colaboró en las indagaciones buscando una reducción de pena, identificó a otros competidores como consumidores de THG, entre ellos Montgomery, que fue suspendido por dos años y despojado de su récord mundial.
El lanzador C.J. Hunter, ex marido de Marion Jones, también involucró a ésta en la trama y acusó al mismo Graham de suministrar la sustancia dopante a sus atletas.
Salpicados por el escándalo, salieron a flote los nombres de Bonds, Sheffield y Giambi, clientes de laboratorios BALCO. De esa manera, el béisbol de las Grandes Ligas comenzó a mostrar su lado oscuro, ese donde el consumo de sustancias para aumentar el rendimiento se propagó sin ningún control, bajo la mirada permisiva de sus principales directivos.
Así como ciertos políticos del patio que se creen que la verdad nunca saldrá a flote, la verdad es como el agua subterránea que al menor huequito sale a flote y muchas veces sale para destrucción de personas que viven en la opulencia, son “Honorable’ y de repente se caen y viven en la miseria y son el hazme reír de todos en la sociedad, por eso es que exhortamos y luchamos en Carolina diariamente aunque quieran eliminarnos por persecución maliciosa y sediciosa de parte de ciertas autoridades porque nos temen a que digamos las verdades que duelen.
A los deportistas les decimos que es mejor perder con dignidad que ganar un trofeo de lata, que cuesta poco dinero en el Sports shop con trampa, es mejor y de bien colectivo construir un futuro promisorio, que vivir el ahora y el después que se fastidie, a como de lugar erradiquemos por completo de una vez y por toda las trampas en el deporte y también de nuestras vidas en general y seremos seres felices con un excelente sueño y sin enfermedades catastróficas de moral y ética colectiva, ¡empecemos a sembrar el Puerto Rico del fututo Hoy! con buenos ejemplos a nuestros niños.
Producto de un chisme y sélo amoroso, se descubrió toda la madeja del uso de esteroides en los atletas de alto rendimiento y especialmente de grandes figuras del béisbol incluyendo a algunos nuestros como Juan Igor González e Iván Rodríguez, entre otros.
La realidad es que en la vida y en la guerra no hay enemigos pequeños, a pesar de que ciertos politos en nuestro entorno, se inflan como el pez guanábana, se creen todos poderosos, pero recuerden que como digo siempre en el andar de vehículos un simple clavito te deja a pie en la carretera, si no tiene respuesta de llantas para el vehiculo y en la vida una bala de un tamaño diminuto como la U te puede segar la vida también.
Mucha gente cree, erróneamente, que José Canseco fue la primera persona que involucró a jugadores del béisbol de las Grandes Ligas en el uso de sustancias para mejorar el rendimiento. Cuando en 2005 Canseco publicó su libro admitiendo que se había inyectado esteroides e implicó en esta práctica a sus antiguos compañeros, Mark McGwire, Jason Giambi, Rafael Palmeiro, Iván Rodríguez y Juan González, dos años antes, un entrenador llamado Trevor Graham ya había destapado la caja de Pandora con el caso de los laboratorios BALCO, en que se vieron envueltos estrellas del calibre de Barry Bonds y Gary Sheffield, además del propio Gambi.
Pero, ¿quién es Trevor Graham y como surge su protagonismo en el oscuro mundo del dopaje? Graham se hizo de un nombre en el mundo del atletismo, ganando una medalla de plata en 1988, en los Juegos Olímpicos de Seúl, como miembro del equipo jamaiquino en la prueba de relevo 4X400. Esto le sirvió de catapulta para años después probar suerte como entrenador y en 1997 la suerte le sonríe, cuando conoce a una joven estadounidense de 21 años que comenzaba a despuntar, llamada Marion Jones, quien de inmediato pasa a ser su gran pupila.
Bajo la tutela de Graham, tres años después, en los Juegos Olímpicos de Sidney, Jones deslumbra al mundo ganando cinco medallas, oro en 100 y 200 metros, así como en el relevo de 4x100 y bronce en salto de longitud y 4x400. Exhibiendo en el portafolio los éxitos de su gran estrella, muchos otros atletas tocaron a su puerta y es entonces cuando cumple su sueño de crear la empresa Sprint Capitol, que llegó a tener bajo contrato a los más sobresalientes velocistas, entre los que se destacaban, Justin Glatin y Shawn Crawford, medallistas de oro en 100 y 200 metros, respectivamente, en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y Me’Lisa Barber, campeona del mundo en 60 metros bajo techo en 2006.
Todo marchó bien, hasta que Marion Jones inicia un noviazgo con su compañero de equipo Tim Montgomery, quien estableció marca mundial de 100 metros en 2002. Graham se opuso tenazmente a la relación amorosa entre los dos atletas e incluso trató de interponerse entre ambos. La reacción de la pareja no se hizo esperar y rompió con el entrenador, terminando cualquier vínculo deportivo o comercial con éste. Pero, el asunto no se iba a terminar ahí, pues Graham, sintiéndose agraviado, fraguó un plan para desquitarse de Jones y Montgomery.
La venganza tomó cuerpo cuando Graham envió de forma anónima en 2003, un sobre a la Agencia Antidopaje de los Estados Unidos (USADA, por sus siglas en inglés), conteniendo una jeringuilla con una muestra de la hasta entonces desconocida sustancia THG.
(La tetrahidrogestrinona, también conocida como THG, es un esteroide anabolizante de última generación que pertenece al grupo de las llamadas “drogas de diseño”. Es de la misma familia que la gestrinona y la trembolona, dos potentes esteroides que ya estaban en la lista de sustancias prohibidas. La particularidad del THG es que fue específicamente sintetizada con el fin de no ser detectada por los controles anti-dopaje).
El estudio de la muestra proporcionada por Graham, llevó a la creación de métodos capaces de detectar el nuevo fármaco, que de inmediato se emplearon para analizar los exámenes hechos a los participantes en los Campeonatos Mundiales de ese año (2003), celebrados en París. Lo que se sobrevino fue un cataclismo de proporciones mayúsculas, ya que Kelly White, campeona de 100 y 200 metros y Dwain Chambers, plusmarquista europeo del hectómetro, dieron positivo al uso de THG y las indagaciones llevaron al descubrimiento de los laboratorios BALCO, propiedad de Víctor Conte, fabricantes de la innovadora droga. White, quien colaboró en las indagaciones buscando una reducción de pena, identificó a otros competidores como consumidores de THG, entre ellos Montgomery, que fue suspendido por dos años y despojado de su récord mundial.
El lanzador C.J. Hunter, ex marido de Marion Jones, también involucró a ésta en la trama y acusó al mismo Graham de suministrar la sustancia dopante a sus atletas.
Salpicados por el escándalo, salieron a flote los nombres de Bonds, Sheffield y Giambi, clientes de laboratorios BALCO. De esa manera, el béisbol de las Grandes Ligas comenzó a mostrar su lado oscuro, ese donde el consumo de sustancias para aumentar el rendimiento se propagó sin ningún control, bajo la mirada permisiva de sus principales directivos.
Así como ciertos políticos del patio que se creen que la verdad nunca saldrá a flote, la verdad es como el agua subterránea que al menor huequito sale a flote y muchas veces sale para destrucción de personas que viven en la opulencia, son “Honorable’ y de repente se caen y viven en la miseria y son el hazme reír de todos en la sociedad, por eso es que exhortamos y luchamos en Carolina diariamente aunque quieran eliminarnos por persecución maliciosa y sediciosa de parte de ciertas autoridades porque nos temen a que digamos las verdades que duelen.
A los deportistas les decimos que es mejor perder con dignidad que ganar un trofeo de lata, que cuesta poco dinero en el Sports shop con trampa, es mejor y de bien colectivo construir un futuro promisorio, que vivir el ahora y el después que se fastidie, a como de lugar erradiquemos por completo de una vez y por toda las trampas en el deporte y también de nuestras vidas en general y seremos seres felices con un excelente sueño y sin enfermedades catastróficas de moral y ética colectiva, ¡empecemos a sembrar el Puerto Rico del fututo Hoy! con buenos ejemplos a nuestros niños.
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