LAS MALAS COSTUMBRES

LAS MALAS COSTUMBRES

Por José Cheo Cruz

Acabo de leer unas notas en mi Facebook que me dan espanto, se ha formado santo revolú porque un amigo le pide la renuncia a José Carlos Aponte Dalmau por sus ejecutorias, alguien me ha dicho y que trabaja como funcionario de José Carlos que no es necesario ser homosexual para trabajar en el municipio pero que si te garantiza una muy buena posición en el tinglado político gubernamental Municipal de Carolina y lo triste es que una dama le pide a un amigo que ejerciendo su perfecto derecho a disentir que se mude de Carolina por estar en contra del alcalde, se fijan cual es la barbarie, esa es la posición nueva de Los Aponte porque el padre no era así, ni pensaba ni actuaba, o las secretarias que queden todavía en el quinto piso no le han dicho a José Carlos lo que decía su padre cuando iba encojo.. a sus oficinas a pedir ayuda para algún niño o deportista lo que decía, pues te lo diré:” Atiendan ese loco que me tumba” ok su frase favorita, y nunca nos discriminó por posiciones encontradas a las de él.

No se puede seguir mancillando la democracia terminaremos como los Chinos o como los Iraníes matando la disidencia pobre Puerto Rico, hay derecho a la libre expresión y a la libertades democráticas, somos un territorio Americano no una republica dictatorial, sean Apontista santo y bueno, pero también sean democráticos, aprendan de José E. Aponte de La Torre.

“Me siento arrepentido de haber ejercido la política en este país de venganzas y de mezquindades”.

Así decía cuando me Salí de la política activa en el 2000, con el alma transida por la decepción y la tristeza. Desengañado del oficio ese, que para entonces se ejercía con la misma pasión de nuestros días, pero con las armas en las manos y con mas ahínco de ayudar a los demás, todavía queda Albita Rivera de mis tiempos.

Era el preámbulo mústio de mi agonía, en una carta postrera que envié a su mi entonces amigo entrañable Aníbal Meléndez Rivera desde un lugar poco agradable, enfrentados a muerte en el “Combate de la lucha Inter partido PPD Vs PNP” por la “politiquería barata de los partidos”.

Don Luis A. Ferre, y Don Luis Muñoz Marin para mi los Padres de la Patria, siempre pensaron que la política era otra cosa más noble. Nosotros no le “cogimos la palabra” a los viejos progenitores y copiamos malos ejemplos que nos dieron “otros parientes”, convirtiendo “malas mañas” en “malas costumbres”, tampoco hemos seguido los ejemplos de Betances ni de Hostos.

Nos hemos “amañado”. Obligados a envilecernos, como si nos pusieran de castigo a dormir mirando “para la pared”. Mientras se pierde “a cántaros la autoridad”, confundida con la brutalidad y la truculencia.

Así, desideologizado el asunto, maleada la cuestión, hacemos la exaltación de una práctica que no está basada en lo que debe ser, sino en lo que siempre se ha hecho, perseguir al contrario por ideas encontradas eso es de trucutú, el choque de las ideas ha hecho mover la rueda de la historia.

Celebramos a los “mañosos” por su habilidad de engañar, mentir, mal hablar, faltar a la decencia. Defraudando la virtud, desertando de ella sin cautela y sin guardar la forma, que después de todo, “es la única parte del fondo que nos consta”.

“Actuando con la espuela puesta”, a “puros timbales”, con la impronta de lo impremeditado, nos hemos olvidado del “coraje moral” y la ética generalmente aceptada.
Renegamos del necesario oficio de “articular ideas” para aceptar las barrabasadas y despropósitos como método, en pos de un pragmatismo que asienta y consolida la “vagamundería”.

Por los trillos torcidos de la “rastrería” nos llega el mercantilismo vergonzante, el clientelismo y esos “trucos de cámara” que, al parecer, “nos gustan tanto” no puedo respetar a Jose Carlos Aponte Dalmau si ha traicionado a su propio padre.
Se confunde la integridad con ser “pendejos”, y la decencia y la educación con la tontería. Si se es educado, entonces resulta que somos “demasiado nobles para las bregas de la política” es educado José Carlos no hay duda.
Aplaudimos a los que nos engañan.

Los apoyamos. Los respaldamos. Votamos por ellos en las elecciones. Nos dejamos truquear, felices y contentos.

Después los despotricamos como si fueran imposición del destino o los resultados de un pesado “matrimonio obligado”.

Los “bocones” son guapos. La nobleza es “pendejura” y para desconocer la virtud se adopta la locura como pretexto. Ser “medio loco” es una categoría diferente a ser sinvergu¨enza o a ser “aloqueteado” por entero, por eso acepte con noblesa el mote de José E. Aponte de la Torre hacia mi de loco.

Se abusa de la denuncia. Se prescinde de las posibles soluciones no se persigue se discuten las ideas y si no son buenas no se aplican y si lo son no importa quien las digas hay que hacerlas por el bien común.

Cualquier garañón comunica. Cualquier desorientador orienta. Los bocones tienen tribunas y la grosería “educa”.

Insultar edifica. Injuriar y difamar es la cosa porque esto vende más que “conceptualizar”, y pontifican los que debieran sentir vergu¨enza de expresarse, aunque la ignorancia sea atrevida y se disculpe por “pena”.

Es patético entonces el “corrido” de los viejos pesimistas en cuanto a que: “el cazabe no es pan. El burro no es caballo. El gu¨irero no es músico, ni el machete espada. La arepa no es buñuelo, ni cualquier vaina con “sesos” de raso puede ser general”.

Se le llama democracia a los “rebuses” internos de los partidos y sus “marrullas”. Ser “padre de familia” da licencia para todo. “Hablar claro” es la excusa perfecta para faltarle el respeto a la inteligencia del pueblo, en un país donde “el más bruto del campo sirve para arzobispo”.

Hay que reivindicar el ejercicio de la política. Arrebatársela a los politiqueros.

La política es algo demasiado delicada para dejarla en manos de esos “turpenes”. Hay que devolverles a los ciudadanos esa actividad, capaz de cambiar la suerte de las personas y de toda la nación.

Para hacer política debemos “rehabilitar un sentido elemental de la justicia.
Una sabiduría arquetípica. Coraje, compasión y el sentido de una responsabilidad trascendental” tal como decía Havel y han dicho otros.

Debemos dejarnos de “pamplinas”.

No hay que hacer un curso de “tigueraje” ni de titererías para ser político. Hacer política es ser un ciudadano serio y responsable.

Hacer política, es decir la verdad y ser solidario.

Hacer política es hacer Patria y acabar con la pobreza, metan manos con ideas mejores que las que hemos dado y de seguro que lo respaldamos y nos callamos ok mi gente no es expulsando las ideas que se gana, los dictadores actuan de esa manera y eso hizo José Carlos Aponte Dalmau conmigo expulsalnos por mis ideas sobre ciertas actuaciones de su gobierno y me opongo a la ciudad de Sodoma y Gomorra como lo hizo nuestro señor Jesucristo que la destruyó, ahora renace en carolina Puerto Rico, ojo al pillo, después no digan que no se los dijimos.

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