LA HERENCIA DE PUERTO RICO

Por José Cheo Cruz

Puerto Rico se enmarca dentro de un ámbito nada halagador ni bueno, el ex secretario de Salud Dr. Iván González Cancel, denunció ayer la existencia de un extenso esquema de corrupción en la actual administración, que incluye agencias de seguridad pública, pero que, según él, es dirigido desde el Departamento de Salud.

Con un estilo directo, González Cancel advirtió que quien lo sustituya en la silla de Salud enfrentará el gran reto de combatir ese esquema que, según dijo, amenaza con tragarse los más de $1,000 millones en fondos federales que se espera pueda recibir Puerto Rico como parte de la reforma de salud del presidente Barack Obama.

Y hoy nadie se debe alarmar llevamos años denunciando la corrupción institucional y de cómo se persigue al que denuncia corrupción y esquemas en el gobierno, he sido victima de esto por años, incluso se nos han fabricado caso y bloqueo por doquier para que no progresemos, porque lesionamos los intereses de estos corruptos desde las filas del gobierno, y dicho eso tengo que decirle que están en esferas de influencias, por ejemplo, al ex secretario de salud le volaron la cabeza los ayudantes del gobernador Luis Fortuño, y se presentan como ovejas pero son lobos de verdad, esa es la herencia que Puerto Rico ha heredado y no tiene color de partido alguno, son de ambos partidos, de manera que es un problema de sociedad que tenemos todos que batallar para eliminar de cuajo como un cáncer que ya tiene que tener metástasis.

Nosotros recibimos muchas herencias de nuestros patricios y de todos aquellos que se han preocupado por Puerto Rico o por nuestro país, y nosotros hemos de agradecer esas herencias. Muchas de las construcciones que nosotros tenemos son herencias del pasado; nuestros monumentos son herencias que hemos recibido de nuestros abuelos, pero a la vez nosotros tenemos que preguntarnos: ¿Y qué vamos a dejar a las generaciones futuras? ¿Qué herencia vamos a dejar?

Hay que dar el paso de la herencia familiar a la herencia social, cultural, nacional: la herencia del bien común. Hablemos de herencias en un sentido amplio: ¿qué dejaron nuestros antepasados a las generaciones actuales y qué dejaremos nosotros a las generaciones futuras? ¿Qué herencia vamos a entregar? Con este panorama que acaba de denunciar el Dr. Iván González Cancel.

Todo esto de grupos de corrupción gubernamental como especie de GESTAPO entronizado en nuestras esferas gubernamentales, con asesores y empleados atornillados desde años en el mismo y sumado a la existencia de numerosas pandillas integradas por menores de edad en la sociedad Puertorriqueña en general, que atracan, asesinan y consumen drogas constituye un peligroso cáncer en nuestra sociedad.

Ya ni siquiera el código existente para juzgar sus tropelías encuadra con las exigencias de un mayor castigo y penalización a los que, desde temprano, casi en la niñez, se convierten en verdaderas amenazas para la vida humana y para la seguridad ciudadana, por eso es que a nivel gubernamental es común la corrupción y todavía en Carolina el alcalde José Carlos Aponte Dalmau, nos persigue por defender esas gangas que existen también en Carolina Municipio en varias esferas y una de ellas es OMPU y la Policía Municipal también, con un comisionado acusado de hostigamiento sexual y el inspector encargado de velar por que se cumpla con la ley y los reglamentos en la Policía Municipal, acusado en la policía estatal de violación de derechos civiles ¿a donde vamos a parar? y ¿que herencia le daremos a Carolina?
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Las cifras de participación de menores en el microtráfico, robos y asesinatos suben escandalosamente en el país, revelando un mal de fondo que comienza por su falta de educación, por su desarraigo de la familia y de la escuela y por el contagio de toda fuente de criminalidad que germina en los ambientes empobrecidos en los que han nacido y han comenzado a criarse.

Los especialistas afirman que existe una “cultura de la marginalidad” bajo la cual ningún valor humano, como el respeto a la vida, a los adultos, a lo ajeno, tiene el más mínimo sentido y vigencia.

Incluso ya hasta en el mundo deportivo te amenazan si les debe unos míseros dólares con asesinarte, ¡que barbaridad!, ya no existe el respeto ni el voluntariado que siempre había existido para llevar los jóvenes al deporte, para mi esto es una experiencia de maduración personal, es un camino para la participación del joven en la sociedad aportando acciones efectivas para la construcción de un mundo de justicia, es una forma de compromiso, entregándose a los demás, en definitiva, es una forma de ser y de orientar la propia, siendo signo de un estilo de vida que busca la solidaridad, la relación personal, la ayuda gratuita y desinteresada y nuevas formas de promocionar una vida de calidad para todos, estamos perdiendo la batalla, definitivamente.

En Puerto Rico existen una cantidad enorme de niños que crece en ambientes donde el hacer daño, el delinquir, el consumir sustancias prohibidas no constituye ninguna aberración o falta y en la mayoría de los casos hasta los adultos lo respaldan con su lenidad y permisología.

Esta es una generación que crece en medio de estos desenfrenos delictivos, sin orientación, sin apego a la dignidad humana, la que le espera al país (o ya la sufre) en el horizonte inmediato.

Lo que denuncio el Dr. Iván González no es más que las verdades a las que debemos llegar y que aparecieron con toda claridad en nuestra existencia. Pero cuando los ejemplos no aparecen tan claros como no los hay en ciertos sectores de influencias en el gobierno como ahora, las acciones son ambiguos, los ejemplos terminan arrastrando los valores y las verdades, nos lleva a concluir que Puerto Rico va por vía contraria y en muy mal camino hay que enderezar el barco hacia puerto bueno y seguro y tenemos que unirnos todos para lograrlo.

El intangible más preciado de una sociedad es el respeto a la vida humana. Una vez más en las entrañas del hogar, recinto donde un país no puede pagar el más alto costo de paz familiar, Sucumbir frente a la delincuencia y al sistema vulnerable de seguridad e impunidad a la corrupción gubernamental en que vive Puerto Rico hoy no es alternativa, hay que enfrentarlo con el ejemplo de valentía y de frente y sin miedo atrevámonos.
¡Cuando aseguremos a nuestros niños, jóvenes y envejecientes, realmente podremos decir que tenemos un país!