NUESTRO COMPROMISO VA MAS AYA DEL DINERO Y LA OPULENCIA

Por José Cheo Cruz

El periodismo serio que dice la verdad sin estar atado a intereses de ninguna clase que no sea el bienestar general del pueblo, los que escribimos somos responsable de el peso y la importancia que tiene este oficio que busca retratar cada día la realidad que pronto se convertirá en historia y que con nuestros señalamientos prevenimos y orientamos al pueblo de el camino a seguir.

Para mí que con miles de sacrificios, mantenemos estos medios aveces sin poder económico ninguno y que con solo pensar en nuestra enorme responsabilidad que puede paralizar al más insolente y arrojado. Lo que plasmamos hoy en las páginas de este periódico en el Internet, y más en las de uno de referencia como El Faropr.com, u Radioelfaropr.com y nuestros bloques periodísticos, quedan inevitablemente ligado a la historia de Puerto Rico y parte del mundo.

La prensa, reproductora de realidades, no deja de ser un reflejo de la sociedad cuyo transcurrir relata. Si en política, en lo público, en lo privado y en las manifestaciones ciudadanas se apuesta a la superficialización de la información, al mensaje pasajero, a lo visual sobre el contenido de fondo no se puede esperar una tendencia muy disímil en los medios de comunicación. ¿Qué hacer frente a una realidad como ésta? La inacción es inaceptable.

Si pensamos que el mundo que conocerán nuestros descendientes sigue encadenado a la producción informativa de nuestro día a día, nuestra responsabilidad será cada vez más clara. Qué maravilla es ser parte de esta caja de recuerdos.
No importa los sacrificios vale la pena poder ayudar a escribir la historia y ser parte activa de ella, ese es nuestro compromiso de siempre, aunque muchos no lo entienden o no quieren entenderlo.

Muchos nos comentan de porque aveces escribimos cosas que en lo personal en vez de darnos ventajas nos perjudican hasta en lo económico y en nuestras relaciones interpersonales, a continuación le reproduzco una historia que quizás esplique el porque lo hacemos:
Había una rana muy ingenua, dispuesta a pasar a la otra orilla sobre sus espaldas a toda criatura que se lo pidiese. Sabedor de ello, el escorpión le rogó un día que le ayudara a cruzar.

-Imposible –respondió la rana- cuando estemos en mitad del río serás capaz de picarme mortalmente en el cuello.
-¡Qué cosas dices! –replicó el escorpión- ¿No ves que no sé nadar, y si te picara yo también me hundiría y me ahogaría?

La rana, que era del PPD, se tragó el cuento, porque el razonamiento del escorpión PNP se ajustaba a los cánones de la lógica. Ya en mitad del río Espíritu Santo de Río Grande, el escorpión le clavó compulsivamente el aguijón envenenado, tal como se temía la rana.
-¿Pero qué has hecho, desgraciado? ¿No ves que ahora nos ahogaremos los dos?
A lo que el escorpión respondió pesaroso:
-Lo sé. No he podido evitarlo. Es mi naturaleza.

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