SEGUIMOS CON LAS MISMAS MALAS MAÑAS EN PUERTO RICO.

Por José Cheo Cruz

Estamos cansados de aguantar las travesuras de los servidores públicos al poner en práctica el vicio o abuso del provecho económico de las riquezas públicas mientras desempeñan el privilegio de sus cargos, y sentirse amparados por la impunidad compartida que rutinariamente se aplica, ha sido la punta del iceberg que viene generando gran parte del descrédito del liderazgo político de Puerto Rico existente hoy, que esta socavando la inestabilidad de nuestro sistema democrático que a todas luces viene desgastándose.
No concluye un día, no se abre la noche, sin que la prensa nos informe de un asalto, ajuste de cuentas, tumultuosos movimientos callejeros como el de Río Piedras en al ave Universidad, con protestas por los despidos injustificados, por los abusos policiacos, que inmancablemente no tengan una crónica de sangre. Si a esto le agregamos los continuos destapes de uno y otro caso de corrupción, no hay la menor duda que vamos corriendo en la pista sin poder detenernos para llegar a la desbocada carrera hacia el abismo.
El pesimismo y los vicios de estos negociantes de la política con una alta perfección en depredar el erario público, han maleado grandes niveles de descomposición en la sociedad Puertorriqueña, motivando el desconsuelo y la incertidumbre en general de nuestra sociedad, ya no cabe aquello de caras nuevas con las viejas mañas, lo que se necesitan es caras buenas de bien común, como una fiel respuesta de rechazo en no querer más de lo mismo.

Como ha sucedido lamentablemente en otras sociedades de países hermanos, también hay que tocar el narcotráfico -maldición del mundo moderno y delito infernal que hay que combatir decididamente- que ha infestado nuestra sociedad, causando graves estragos en todo el tejido social del pueblo Puertorriqueño.

El momento ya no es para denuncias, enunciados y lamentaciones, el instante es de decisiones. Tomar la determinación de hacerle la guerra en todos sus frentes a esta maldición y plaga que nos asota malamente.

Cero tolerancia en cualquier nivel. Que no haya cuartel, ni chance, ni pausas.

Este flagelo está dañando nuestra sociedad, nuestra democracia, enfermando nuestro pueblo... y tenemos que apalearlo con bates 36 de aluminio y con fuerza, lo logramos con mas educación y deportes como parte de la educación Nacional sin lugar a dudas.

Desterrarlo de nuestra Isla, arrancarlo de cuajo, exactamente cuando ya ha llegado demasiado lejos y podría llegar mucho más, haciendo daño si lo dejamos y no asumimos la responsabilidad que nos plantea esta maldición.

El micro tráfico, parte terrible de esta hidra de mil cabezas, es el más dañino porque es el que alimenta esta aberración en nuestras calles, enfermando niños y jóvenes de todos los estratos sociales hasta en las escuelas y los parques de béisbol y canchas de otros deportes.

A esta modalidad hay que darle duro, porque es la que más de cerca toca a los nuestros. El tentáculo más pérfido y dañino. El de las esquinas. El de las escuelas. El de las discotecas.

El del punto citadino de pueblos pequeños. Exactamente a ese es que hay que darle fuerte, mientras se le golpea donde quiera y a todos los niveles.

Pongámosle atención a esto no mas mesquindades. Cojámoslo en serio y de verdad, antes de que sea demasiado tarde y solo nos reste lamentarnos de lo que pudimos hacer y no hicimos.
Fortuño para mí no ha sido un fiasco, ya lo había adelantado, quien construye edificios sobre arena y sobre las cenizas de los demás que se puede esperar que no sean los resultados que estamos obteniendo en el Puerto Rico de hoy.

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