LA HISTORIA DE MI PADRE Y ISDORA DUNCAN
Por José Cheo Cruz
Muchos por no decir todos hemos escuchado una salsa sabrosa al estilo único de la guarachera de oriente mi “Tía” como me engaño mi padre cuando niño, Celia Cruz, una noche Celia daba un concierto, tenia unos 6 años cuando mi padre invitó a mi madre a acompañarlo al Escambrón a ver un concierto de Celia Cruz, y con una foto blanco y negro en las manos de ella y traída del concierto, estaba Tongolele y Don Luis Muñoz Marin en dicho concierto.
Sucede que al día siguiente estaba molesto con mis padres me dejaron la noche antes con unos amigos de la familia para que me cuidaran, al preguntarle a mi padre de nombre José Cruz Acosta (Niño Cruz), que ¿porque me habían dejado cuidando con una amiga de la familia?, me dijo que estaba viendo a mi tía, Celia Cruz, recuerdo en mi mente todavía a mi longevidad dicha foto, sonriente y unos dientes blancos bien grandes de Doña Celia, bien jovencita recién salida de Cuba 1964 mas o menos, creo que a la verdad todos hemos escuchado dicha salsa de Celia dedicada a Isadora Duncan, pero que quizás no muchos saben quien era Isadora Duncan y porque Celia Cruz le dedica su canción de salsa.
Le traigo ante ustedes la historia de esa famosa bailarina que revolucionó al mundo de la época con sus movimientos únicos y exclusivos y el trágico final de su vida y porque Celia Cruz le rinde homenaje en su canción, a Isadora Dunkam, espero la disfruten, cosas curiosas que encuentro en mis lecturas matinales de todos los días, casi no duermo, me la paso leyendo sobre 16 periódicos y revistas del mundo, y varios articulistas del mundo, es un vicio agradable, pero que cuando vivo con alguien siempre me trae problema, porque tengo al lado de mi cama una computadora y si me llega la musa, me levanto no importa la hora y a escribir, a embarrar tinta, disfruten esta.
En la tarde del 14 de septiembre de 1927 muere, víctima de un absurdo accidente, Isadora Duncan, la bailarina norteamericana que se lanzó a la fama con los pies descalzos, una túnica transparente y una danza que hizo revivir la mitología griega.
Opuesta a las rígidas disciplinas del ballet, Isadora está considerada como la iniciadora de la danza moderna, reconocida oficialmente como una nueva forma de arte creador. Sus movimientos son llenos de gracia y soltura, y sus pantomimas rebosantes de fantasía, al compás de la gran música clásica, creando así su propio estilo escénico.
Oriunda de California, Isadora inspira su singular expresión corporal en el arte griego e italiano. En Europa, se convierte en la danzarina descalza mimada por todo el continente, aclamada en los mejores escenarios de París, Londres y otras capitales.
Pero un día llegó su trágico final. Tenía 49 años de edad y estaba en Niza, Francia. Aquella tarde sube a su automóvil, un Bugatti, se coloca alrededor del cuello su característico chal y se despide diciendo alegremente: “¡Adiós, amigos míos, me voy a la gloria”. Poco después, mientras el automóvil inicia su marcha, la punta del chal, en lugar de flotar al viento, se enreda en los radios de una rueda trasera y le rompe instantáneamente el cuello.
Antes de morir, Isadora Duncan miró su futuro con optimismo, con alegría, pero no consideró los designios de Dios. En lugar de jactarnos por el futuro, debemos decir, según aconseja el apóstol Santiago: “Si Dios quiere, viviremos y haremos esto o aquello”, porque “¿qué es nuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece”.
Así que, si Dios lo permite, seguiré escribiendo mis artículos a veces incisivos y otras veces agradables y otros menos agradables, a unos les gusta a otros no pero, ni modo, ese es mi estilo, que Dios quiera y nos de un Puerto Rico mejor para vivir, libre de asesinatos, drogas y corrupción, y una mejor economía con mejor alazana, y muchas viandas para comer.
Muchos por no decir todos hemos escuchado una salsa sabrosa al estilo único de la guarachera de oriente mi “Tía” como me engaño mi padre cuando niño, Celia Cruz, una noche Celia daba un concierto, tenia unos 6 años cuando mi padre invitó a mi madre a acompañarlo al Escambrón a ver un concierto de Celia Cruz, y con una foto blanco y negro en las manos de ella y traída del concierto, estaba Tongolele y Don Luis Muñoz Marin en dicho concierto.
Sucede que al día siguiente estaba molesto con mis padres me dejaron la noche antes con unos amigos de la familia para que me cuidaran, al preguntarle a mi padre de nombre José Cruz Acosta (Niño Cruz), que ¿porque me habían dejado cuidando con una amiga de la familia?, me dijo que estaba viendo a mi tía, Celia Cruz, recuerdo en mi mente todavía a mi longevidad dicha foto, sonriente y unos dientes blancos bien grandes de Doña Celia, bien jovencita recién salida de Cuba 1964 mas o menos, creo que a la verdad todos hemos escuchado dicha salsa de Celia dedicada a Isadora Duncan, pero que quizás no muchos saben quien era Isadora Duncan y porque Celia Cruz le dedica su canción de salsa.
Le traigo ante ustedes la historia de esa famosa bailarina que revolucionó al mundo de la época con sus movimientos únicos y exclusivos y el trágico final de su vida y porque Celia Cruz le rinde homenaje en su canción, a Isadora Dunkam, espero la disfruten, cosas curiosas que encuentro en mis lecturas matinales de todos los días, casi no duermo, me la paso leyendo sobre 16 periódicos y revistas del mundo, y varios articulistas del mundo, es un vicio agradable, pero que cuando vivo con alguien siempre me trae problema, porque tengo al lado de mi cama una computadora y si me llega la musa, me levanto no importa la hora y a escribir, a embarrar tinta, disfruten esta.
En la tarde del 14 de septiembre de 1927 muere, víctima de un absurdo accidente, Isadora Duncan, la bailarina norteamericana que se lanzó a la fama con los pies descalzos, una túnica transparente y una danza que hizo revivir la mitología griega.
Opuesta a las rígidas disciplinas del ballet, Isadora está considerada como la iniciadora de la danza moderna, reconocida oficialmente como una nueva forma de arte creador. Sus movimientos son llenos de gracia y soltura, y sus pantomimas rebosantes de fantasía, al compás de la gran música clásica, creando así su propio estilo escénico.
Oriunda de California, Isadora inspira su singular expresión corporal en el arte griego e italiano. En Europa, se convierte en la danzarina descalza mimada por todo el continente, aclamada en los mejores escenarios de París, Londres y otras capitales.
Pero un día llegó su trágico final. Tenía 49 años de edad y estaba en Niza, Francia. Aquella tarde sube a su automóvil, un Bugatti, se coloca alrededor del cuello su característico chal y se despide diciendo alegremente: “¡Adiós, amigos míos, me voy a la gloria”. Poco después, mientras el automóvil inicia su marcha, la punta del chal, en lugar de flotar al viento, se enreda en los radios de una rueda trasera y le rompe instantáneamente el cuello.
Antes de morir, Isadora Duncan miró su futuro con optimismo, con alegría, pero no consideró los designios de Dios. En lugar de jactarnos por el futuro, debemos decir, según aconseja el apóstol Santiago: “Si Dios quiere, viviremos y haremos esto o aquello”, porque “¿qué es nuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece”.
Así que, si Dios lo permite, seguiré escribiendo mis artículos a veces incisivos y otras veces agradables y otros menos agradables, a unos les gusta a otros no pero, ni modo, ese es mi estilo, que Dios quiera y nos de un Puerto Rico mejor para vivir, libre de asesinatos, drogas y corrupción, y una mejor economía con mejor alazana, y muchas viandas para comer.
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