A GEORGI ORTEGA EL ETERNO PELOTERO SUPERIOR DE LOS CHANGOS DE NARANJITO EN LA COLICEBA.

Señoras, Señores:

Por José Cheo Cruz

Hace hoy cuatro días, escuché por última vez la voz de este entrañable amigo, que si los guardias estaban parando por los tintes tanto a Kilo Torres como a mi nos molestaba constantemente no importa donde estuviéramos en los parques de béisbol, en el negocio “Ta Comiendo en Carolina, que si narrador, el mas malo de Puerto Rico y siempre buscaba la forma de molestar, pero haciéndonos reír al final de la conversación, siempre, amable, serviciar, una eterna sonrisa, incluso decía tengo la ultima palabra en mi casa “si Mami” refiriéndote a tu amada esposa, eso decía quien hoy venimos a despedir. Lo llamaba con frecuencia, tras su nombramiento a coach de nuestro equipo Los Changos de Naranjito, Kilo Torres me llamo a eso de las 7:30 de la mañana, llamada extraña a esa hora, algo ha pasado me dije a mis adentros, tenemos una baja en el equipo…., ¿quien pregunte? Georgi Ortega, No, No, nooooo Y no le dije.

Al despedirme el pasado miércoles del parque de la Jagua me dijo de nuevo, ten cuidado Narrador malo, que la policía esta parando por los tintes, (claro refiriéndose a mi pelo con tinte) hoy Georgi no llevo tinte en tu honor, siento hoy que lentamente se me apaga la alegría que siempre me daba compartir contigo, y me deja una gran preocupación, y ahora ¿quien nos hará reír además de Víctor si faltas tú?, siempre nos quitaba la preocupación de ganar con tus chistes atinados y de buena fe.

Había un problema existencial. A veces sentía el aliento, la esperanza de volver a verte que Kiko Torres al llamarme se equivoco y era otro, transcurría la mañana y llamadas van y llamadas vienen Jorge Chévere tu amigo y mi amigo llorando tu partida me llamó y Omar Alvarado también y entonces sí que me abrumó tu desaparición de repente y sin avisarnos ni dejarnos ni siquiera respirar , sin aliento, pero se que hoy emprenderás nuevos horizontes, como los que forjamos juntos desde hace ya muchos años, cuando levanté vuelo alto pensando en una mejor suerte para nuestro pueblo Carolina viniendo yo desde Río Grande junto a Jorge Chévere como dirigente y fuiste el primer nombre para un posible cambio que me trajo Chévere tu amigo y mi amigo, cambio que no se pudo dar, me rodeaban personeros insensibles al pueblo.

Georgi Ortega, salido de un hogar humilde, fraguó desde muy joven una vida de ejemplos y comenzó a caminar y a rodar por el mundo, sostenido sobre la nada, sólo con el soporte moral que le cobijó desde niño, al amparo de su escuela deportiva, con las enseñanzas que les enseñaron sus padres en Carolina la tierra de Gigante, enseñanza que el sabia que alimentó su vida desde su temprana juventud, la de su maestro y guía, sus dirigentes del béisbol desde niño sus amigos como Jorge Chévere y muchos que inculcaron en el en camino del bien común a través del deporte, para construir un Puerto Rico mejor para vivir.

Apenas un niño, ingresó al béisbol, tras las huellas de sus maestros, de quienes aprendió que servir es la única forma de vivir y que la única muerte verdadera es la de una vida sin virtudes, porque la muerte no es verdad, cuando se ha cumplido bien la obra de la vida como es su caso a corta edad sus huellas se quedan para siempre y jamás te podremos olvidar y te emularemos de seguro eso lo juramos los componentes de los Changos de Naranjito en el béisbol de la Coliceba, especialmente su apoderado que tanto te quería Iván Rosa y Neldi Negrón, fuiste bien expresivo en al constitución de nuestra cooperativa para llevar la franquicia de Naranjito y en tu honor la forjaremos con mas ahínco que nunca, tu sacrificio no será en vano.
Por eso, a todos nos cuesta trabajo en esta noche, aceptar esta terrible partida física de Georgi Ortega, que deja un espacio vacío en su Naranjito del alma y en Carolina la tierra de Gigante siendo tu el segundo hijo de Carolina que ofrendan sus vidas por los Changos de Naranjito. Pero como nos lo recordaba hace unos días el Papa Benedicto XVI, no hay que temer a la muerte del cuerpo, sino a la del alma. Porque al encuentro con la muerte vamos todos, pero entre nosotros seguirá martillando cada día el valor de una vida útil, noble y de servicio, como la que acompañó siempre a nuestro querido hermano.

Georgi Ortega comenzó muy joven su largo trajinar de estelas imborrables. Desde niños estaba junto a un evento positivo y de deporte y quizás describir su vida sirva de ejemplo para las nuevas generaciones, un poco para entender el valor del sacrificio personal y sobre todo, crecer, madurar y progresar sin abandonar los principios, los nobles ideales y las altas misiones que hoy se vuelven trascendentes en una vida de fluir constante.

En su temprana juventud, caminaba largo trecho en los campos de Naranjito y Puerto Rico en su misión deportiva, Yabucoa, Aibonito, Barranquitas son algunos de ellos. Cuando se fundó el equipo de los Changos en el béisbol de la Coliceba, estuvo en primera línea, y desde entonces, con una carga inmensa de sueños, inició un recorrido que hubo de llevarlo por Puerto Rico, y ahora como coach de tercera base de nuestra novena, a pesar de ser natural de Carolina, al final de sus días Naranjito su ciudad predilecta, lugar que serviría para forjar su destino.

En Naranjito, se abrió campo, desarrolló su familia y procreo a sus hijos, laborando honradamente siempre y cuando podía se iba a Carolina al negocio “Ta Comiendo a conversar de su pasión “El Béisbol” siempre con una sonrisa y una broma en sus labios, y se convirtió en el mentor, guía y conductor de una generación de Naranjiteños y Carolinenses que ha sentado sus huellas, desde la creación del equipo de Naranjito ejemplo de valor y sacrificio por Iván Rosa y todos nosotros, del proyecto de doble acción, ganar un campeonato, pero mas que nada el mantener a nuestra juventud entretenida en cosas positivas y de bien para todos, con ello ayudamos junto a Georgi, la forja de un nuevo destino deportivo en la Coliceba y en béisbol en general, tarea que emprendimos juntos en el 2005, en el patio de la casa de Iván Rosa, el mismo lugar al que llevamos años compartiendo alegrias, navidades tras navidades y eventos tras eventos no importa si ganamos o perdemos nosotros siempre ganamos porque nuestro objetivo primario es la formación de mas y mejores ciudadanos.

Con esta idea Iván Rosa, Neldi, Kilo Torres, Georgi y los demás, trabajamos juntos para comenzar a vislumbrar un futuro diferente para todos. Entonces, nos viene a la memoria las visitas frecuentes a la casa de cada uno de ellos incluyendo la de Georgi, lugar donde fuimos recientemente a parar para comernos un gran cardero de arroz con tocino que preparo Víctor, ya que había llovido y se suspendió el juego, Caciques de Orocovis y Changos compartiendo dicha comida en la casa de la familia de Georgi, las charlas y encuentros con los Peloteros de Orocovis y de Naranjito fue algo para la historia, como si Georgi se imaginaba que moriría pronto, muchas atenciones, incluso recuerdo el coco que me tumbo personalmente para que me tomara un palo de Don Q, nuestra participación en esa cumbre deportiva e improvisada, que hoy llamo de despedida de este mundo de Georgi con nosotros, me trae alegría y mucha tristeza, hasta traernos hoy ante el cuerpo inerte de el ser de la eterna sonrisa y la eterna broma Gerogi Ortega, hoy este narrador malo, el mas malo de Puerto Rico, como me decías medio en broma y en serio le toca lo peor, hablar de ti y de tu fallecimiento inesperado y me da mucha dolor y tristeza.

Y al recordarlo, al contemplarlo en sus afanes cotidianos o al recordar los momentos que pasamos juntos, nos viene a la memoria su acento parlanchín, nunca callado, pero sereno a la vez, su hablar rápido y con una sonrisa en sus labios, tranquilo y su constante preocupación por los problemas de sus amigos, por sus Changos queridos, sus hermanos del equipo, a quienes siempre quiso ayudar y servir, y lo hacía con amor, sentía enorme satisfacción cada vez que resolvía un problema de alguna pelotero que lo necesitada o de alguna situación de juego, porque su vida discurría en servicio y entrega, entre la modestia y la sencillez, consciente siempre de que debía volver a sus orígenes, con todas sus limitaciones, y ayudar a los que menos pueden, porque el deporte no tiene sentido sino tiene el servicio como su único don. Y ahí esta la grandeza de este amigo que se nos va.

Pero los enigmas de la vida a veces son indescifrables. Cuando parecía que la vida le sonreía, que la familia se afianzaba y Dios le acompañaba en sus altos designios, asoma el accidente automovilístico que le provoca su muerte muy cerca de su hogar y del parque de béisbol de la Jagua, tus compañeros y hasta tu compadre paso por el lugar y no se detuvieron porque jamás se imaginaban que eras tu, que estaba envuelto en este fatídico accidente, y en medio de todo, las grietas humanas que quiebran el espíritu y adormecen el alma, para quebrarlo en una depresión que posiblemente te llevara a sucumbir, hasta llevarle a un drama que sólo terminó con la muerte.

Es este, señores, un momento especial con Georgi Ortega, para visitarle en su último lecho físico, para compartir y reafirmar nuestras viejas amistades, para revivir nuestros recuerdos de hermanos, para semejar nuestros criterios y valores y fortalecer una relación con su pueblo Naranjito y con su gente que estoy seguro no morirá hoy.

Esta muerte a destiempo de Georgi, nos deja una carga amarga de pesadumbre, una neblina difícil de entender, quizás porque el amigo no se fue despidiendo lentamente, sin que nosotros nos diéramos cuenta, un poco para entender la dimensión humana del poeta español León Felipe: “Me voy porque la tierra ya no es mía, porque mis ojos están cansados, mis ojos ciegos, mi boca seca y mi cuerpo dócil y ligero, para entrar en el aire…’’.

En Georgi Ortega, señores, la muerte es una conquista de nuevos estadios de béisbol y de esperanzas en el reino de lo ignoto, en la mejor compañía de lo humano, la que jamás fragua los círculos de angustias y de dolores, la compañía de Dios.
Entonces, ese círculo de trabajo y de afanes cotidianos de Georgi, se abre luz cada mañana, junto a su familia y sus seres queridos, un poco para revivir el oscilar permanente de la vida y la muerte, y llevarnos a repetir con el poeta Paul Eluard: ‘el miedo y el coraje de vivir y de morir, la muerte tan difícil y tan fácil, hombres para quienes ese tesoro fue cortado, hombres para quienes ese tesoro fue escondido. Hombres reales para quienes la desesperación alimenta el fuego devorador de las esperanzas’’.

Por eso, tus amigos queremos recordarte siempre Georgi, desde la tranquilidad de tu hogar y desde el parque La Jagua que es tu recinto eterno, desde la virtud de tu espíritu noble, de tu corazón abierto, de tu alma sensible y franca. Esas son las enseñanzas que nunca van a morir, aunque nos deje sin tu presencia física, aunque la barca de la muerte borre tu figura del dogal y de la alineación de los Changos, aún nos queda el recuerdo y el ejemplo, mientras duerme en el regazo de la aurora celestial.

Ahora, con el poeta Octavio Paz, aquí lo vemos “como si todo está lejos, no hay regreso, como si los muertos no estuvieran muertos, como si los vivos no estuvieran vivos. Hay un muro, un ojo que es un pozo, todo gira hacia abajo, pesa el cuerpo, pesan los pensamientos, todos los años son este minuto desplomándose…interminablemente’’.

Querido Georgi Ortega, aquí estamos tus amigos y tus compañeros del equipo de béisbol de Los Changos de Naranjito, desde la lejana infancia en Carolina, la tierra de Gigante, aquí venimos a acompañar al caballero que nunca tuvo cansancio, al ciudadano sencillo de la estatura de pino, que se alza sobre el hueco que hoy nos deja. Aquí todos estamos, en esta muerte que nos aturde, en este último adiós.

En pocos tiempo te entregamos al regazo eterno en tu tierra que te vio nacer Carolina, con la sola compañía de Dios, mientras nosotros pondremos las flores sobre el hueco que dejaste, para que tu espíritu nunca muera. En tu morada definitiva, solo vamos a depositar tu cuerpo, porque la muerte solo existe para los que no supieron vivir. Pero Dios ha dado el mandato, ha llegado el momento de la despedida, y la mejor manera de expresarla, es con el poeta: “ ya es hora de partir, cantando, decidido, hacia la otra tierra donde lo eterno aguarda, desde la enorme esfera de la muerte sin hora. Tu patria no es de tela, el universo es tuyo, el cielo es tu bandera”.

Y ahora que te marchas y acudes al llamado del eterno, aquí, con tus amigos, permíteme entregarte el cariño permanente de tu familia, el amor invariable de tu adorada esposa, el abrazo de tu rey tu hijo y el beso de tu adorada familia, la bendición de tus queridos hermanos. La gratitud y el respeto de todos tus compañeros y amigos del béisbol Doble A y de La Coliceba, de los que recibimos de ti la generosidad de tu trato afable, de tu entrega total, de tu amistad sincera y de tus bromas de buen gusto.

Mientras tanto, nosotros tus amigos, continuaremos en la fragua del deber, para que tu obra nunca muera, y pondremos flores sobre el hueco que dejaste, para que tu recuerdo sea eterno.

Adiós querido Georgi Ortega Los Changos de Naranjito en el béisbol de la Coliceba sus directivos, Sandreli Córdoba su presidenta, Georgi Ortega, adiós querido hermano.

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