EL FANATISMO

Por José Cheo Cruz

Cuando el partidismo se convierte en partidocracia como ha estado ocurriendo en el Puerto Rico de hoy, o el nacionalismo se vuelven en un fanatismo, entonces hacen daño, como todo lo que ciega las mentes, como todo fanatismo en el mundo hasta en el deporte y la religiones, de la misma manera que se ha ido repitiendo, como Madame Rolland, en Francia: “Libertad, libertad, cuántos crímenes se han cometido en tu nombre”. Por eso, también hemos de repetir: partidismo, partidocracia, nacionalismos, nacionalismos ciegos, fanatismo deportivo por algún equipo, por algún alcalde, cuántos crímenes se cometen en sus nombres.

Insoportables casos de corrupción política, presunta o comprobada, nos empapan. No sólo bañan a políticos y ensucian la democracia sino que contaminan a la sociedad civil por la incapacidad de mostrar la fórmula contundente de repulsa y eliminarla de cuajo.

La causa de esa expansión difusa es la percepción de que la impunidad existente es racionalmente rentable, por la ausencia de peligros de ir a parar a una cárcel. Por tal razón, nada es más lejos de la realidad lo que muchos consideran sobre el crecimiento de la corrupción, a bien compararla como una fase económica bien desarrollada, no importándole poner en peligro la legitimidad de nuestra clase política y nuestras instituciones.

Cuando en un pueblo o en un país se practica una alta corrupción elaborando sólo políticas para beneficio de unos pocos y no de la sociedad en su conjunto, está llamado a generar infraestructuras deficientes con una mala regularización de los servicios públicos, además corroe el funcionamiento de la justicia que, por ende, generan profundas desigualdades sociales.

Miremos hacia otros países, como por ejemplo el Reino Unido: los británicos no están dispuestos a perdonar a los Legisladores deshonestos, al primer ministro va en la cabeza.

Todos ellos tendrán que devolver la suma de dinero que se habían apropiado para gastos privados. Lamentablemente, en nuestro país Puerto Rico la respuesta ante la corrupción no es la misma es si me denuncia te elimino t mato y hasta te expulso del país y todo en nombre de la democracia.

Ahora bien, el exigir y no recibir respuesta consensuada y efectiva de cómo ponerle coto a la epidemia de la corrupción, es y será un creciente desencanto para la sociedad civil pero la consistencia nos dará frutos, aunque todo el que se mete a redentor muere crucificado, si el primero fue nuestro señor Jesucristo. Sin embargo, no debemos resignarnos, siempre es posible luchar contra de la corrupción y ganarle la batalla. Si los gobernantes son ineptos han de ser barridos.
No olvidemos, la escoba está en nuestras manos dentro de dos años y medio.

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