Y SUS ACCIONES DE LA JUVENTUD HOY
Juventud divino tesoro ya te vas para no volver, cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer.
Para mis queridas hijas Martha y Lesbia Cruz
Por José Cheo Cruz
¿Qué estamos construyendo como familia para dejarle a nuestros hijos, juventud hoy, y adultos mañana, como herencia? ¿A qué le estamos dando prioridad en nuestra vida de padres y primeros educadores de nuestros hijos? ¿Estamos promoviendo dentro de nuestros hogares los valores éticos? ¿Qué será de la juventud del mañana? ¿Sobre qué valores estará cimentada la familia? ¿Habrá familia? “La familia es una especie de plataforma de lanzamiento de los hijos a la sociedad. El Ser Humano es un ser social, enseñan los maestros. El pequeño mundo familiar no basta para su humanización, es verdad.
Loos hijos se comparan a las flechas, cuyo arco es la familia, que los lanza al mundo. Los padres son los arqueros. De los que se espera el cuidado en la preparación de las flechas resistentes y con buena puntería.
Entretanto, cada flecha tendrá sus particularidades. No habrá dos iguales. La puntería dependerá de la fuerza del brazo que sostiene el arco, y el viento y los obstáculos que cruzan los aires no serán siempre los mismos.
Cada hijo, en verdad, escogerá sus caminos, siguiendo su vocación. Pero habrá una base común, forjada en la familia, a saber: los principios éticos, una conciencia crítica formada a través de un diálogo familiar, inconforme ante las injusticias, con un espíritu de servicio y solidaridad hacia los más débiles y pobres, una visión cristiana del hombre y del mundo y la comprensión profunda hacia el Proyecto de Dios, al criarlos ayudar a los necesitados es mi mayor anhelo y mis hijos lo saben.
La convivencia familiar debería ser siempre una escuela de justicia y amor, de neutralización y superación de las visiones ingenuas de la realidad, de la vivencia de la Libertad y de la Responsabilidad.
Y sumando todo eso, la familia será un espacio de crecimiento y madurez en la afectividad y en la capacidad de amar.
Con esta base común, las flechas podrán ser lanzadas, en diferentes direcciones, tomando los diferentes rumbos que así lo deseen. Y caigan donde caigan serán instrumentos de humanización de los hombres y de las sociedades. Serán instrumentos de concretización del Proyecto de Dios para los hombres y para el mundo”.
Si la juventud de hoy está falta de guía, confusa, apática, etcétera, debemos ir aunque no queramos a las primeras fuentes donde “debieron” beber y no lo hicieron. Quizás ésta sea una solución simplista, dirán algunos pero los hogares disfuncionales dejan huellas en nuestros hijos quizás se sea el caso de los míos, me divorcie hace 20 años pero no de mis hijos y eso lo saben ellos también aunque su madre les hable mal de mi todavía 20 años después.
Pero pensamos que es tiempo ya de retomar el papel de la familia, no como una alternativa porque no ha aparecido otra, sino, porque no ha estado funcionando adecuadamente.
No ha sido verdadera escuela de humanización.
“No es verdad que la actitud ética, plenamente entendida, sea ajena a la juventud. Al contrario.
Pues, si bien es verdad que los jóvenes, arrastrados por la pasión, dejan muchas veces de comportarse éticamente, en un cierto sentido, la juventud es la edad de la actitud ética; por de pronto lo es, sin duda, en cuanto que es la edad del entusiasmo, de la valentía, del heroísmo, de las aspiraciones infinitas, del “querer ser”, de la gallarda no aceptación de “compromisos”, a los que el adulto con el correr del tiempo, muchas veces se va acomodando.
Y no solamente esto: Nadie como el joven tiene tan hipertenso sentido de la justicia y de la injusticia, tan acuciante búsqueda de “modelos”, tan fuerte exigencia de perfección, Martha ha superado todos los obstáculos habidos y por haber y tengo que felicitarla la visite después de 13 años y excelente como lleva su familia.
Nadie es tan riguroso juez como él por las faltas éticas (por lo menos para las de los demás)”.
La función social de la familia no puede ciertamente reducirse a la acción procreadora. “La familia debe de ser la primera e insustituible escuela de socialización, ejemplo y estímulo para las relaciones comunitarias más amplias en un clima de respeto, justicia, diálogo y amor”. En ningún momento pensamos que es fácil ser padres. Nunca ha sido, ni ayer, ni hoy y lo será siempre. También es verdad que hoy la familia está cada vez más sola. Nos hemos adaptado a la disfunción familiar y eso no es bueno que digamos.
No luchamos por la medicina preventiva. Ponemos “curitas” cuando algo no camina bien, hay que curar la enfermedad de cuajo, y erradicar los malos pasos.
Seguimos viviendo sobre la marcha. No estamos alertas frente a los muchos enemigos que tenemos en el caminar con nuestros hijos hacia la meta.
¡Que Dios nos ayude a ser suficientemente humildes para reconocernos como responsables cuando nuestra familia no camine adecuadamente y a poner remedio a tiempo ante esta cruel enfermedad: La falta de amor y comprensión entre todos los que conformamos nuestra familia! Para mi querida hija Martha Cruz en Providence RI, y Lesbia Cruz en Manatí Puerto Rico ambas con tres hijos mis queridos nietos tengo 8 de ellos.
Para mis queridas hijas Martha y Lesbia Cruz
Por José Cheo Cruz
¿Qué estamos construyendo como familia para dejarle a nuestros hijos, juventud hoy, y adultos mañana, como herencia? ¿A qué le estamos dando prioridad en nuestra vida de padres y primeros educadores de nuestros hijos? ¿Estamos promoviendo dentro de nuestros hogares los valores éticos? ¿Qué será de la juventud del mañana? ¿Sobre qué valores estará cimentada la familia? ¿Habrá familia? “La familia es una especie de plataforma de lanzamiento de los hijos a la sociedad. El Ser Humano es un ser social, enseñan los maestros. El pequeño mundo familiar no basta para su humanización, es verdad.
Loos hijos se comparan a las flechas, cuyo arco es la familia, que los lanza al mundo. Los padres son los arqueros. De los que se espera el cuidado en la preparación de las flechas resistentes y con buena puntería.
Entretanto, cada flecha tendrá sus particularidades. No habrá dos iguales. La puntería dependerá de la fuerza del brazo que sostiene el arco, y el viento y los obstáculos que cruzan los aires no serán siempre los mismos.
Cada hijo, en verdad, escogerá sus caminos, siguiendo su vocación. Pero habrá una base común, forjada en la familia, a saber: los principios éticos, una conciencia crítica formada a través de un diálogo familiar, inconforme ante las injusticias, con un espíritu de servicio y solidaridad hacia los más débiles y pobres, una visión cristiana del hombre y del mundo y la comprensión profunda hacia el Proyecto de Dios, al criarlos ayudar a los necesitados es mi mayor anhelo y mis hijos lo saben.
La convivencia familiar debería ser siempre una escuela de justicia y amor, de neutralización y superación de las visiones ingenuas de la realidad, de la vivencia de la Libertad y de la Responsabilidad.
Y sumando todo eso, la familia será un espacio de crecimiento y madurez en la afectividad y en la capacidad de amar.
Con esta base común, las flechas podrán ser lanzadas, en diferentes direcciones, tomando los diferentes rumbos que así lo deseen. Y caigan donde caigan serán instrumentos de humanización de los hombres y de las sociedades. Serán instrumentos de concretización del Proyecto de Dios para los hombres y para el mundo”.
Si la juventud de hoy está falta de guía, confusa, apática, etcétera, debemos ir aunque no queramos a las primeras fuentes donde “debieron” beber y no lo hicieron. Quizás ésta sea una solución simplista, dirán algunos pero los hogares disfuncionales dejan huellas en nuestros hijos quizás se sea el caso de los míos, me divorcie hace 20 años pero no de mis hijos y eso lo saben ellos también aunque su madre les hable mal de mi todavía 20 años después.
Pero pensamos que es tiempo ya de retomar el papel de la familia, no como una alternativa porque no ha aparecido otra, sino, porque no ha estado funcionando adecuadamente.
No ha sido verdadera escuela de humanización.
“No es verdad que la actitud ética, plenamente entendida, sea ajena a la juventud. Al contrario.
Pues, si bien es verdad que los jóvenes, arrastrados por la pasión, dejan muchas veces de comportarse éticamente, en un cierto sentido, la juventud es la edad de la actitud ética; por de pronto lo es, sin duda, en cuanto que es la edad del entusiasmo, de la valentía, del heroísmo, de las aspiraciones infinitas, del “querer ser”, de la gallarda no aceptación de “compromisos”, a los que el adulto con el correr del tiempo, muchas veces se va acomodando.
Y no solamente esto: Nadie como el joven tiene tan hipertenso sentido de la justicia y de la injusticia, tan acuciante búsqueda de “modelos”, tan fuerte exigencia de perfección, Martha ha superado todos los obstáculos habidos y por haber y tengo que felicitarla la visite después de 13 años y excelente como lleva su familia.
Nadie es tan riguroso juez como él por las faltas éticas (por lo menos para las de los demás)”.
La función social de la familia no puede ciertamente reducirse a la acción procreadora. “La familia debe de ser la primera e insustituible escuela de socialización, ejemplo y estímulo para las relaciones comunitarias más amplias en un clima de respeto, justicia, diálogo y amor”. En ningún momento pensamos que es fácil ser padres. Nunca ha sido, ni ayer, ni hoy y lo será siempre. También es verdad que hoy la familia está cada vez más sola. Nos hemos adaptado a la disfunción familiar y eso no es bueno que digamos.
No luchamos por la medicina preventiva. Ponemos “curitas” cuando algo no camina bien, hay que curar la enfermedad de cuajo, y erradicar los malos pasos.
Seguimos viviendo sobre la marcha. No estamos alertas frente a los muchos enemigos que tenemos en el caminar con nuestros hijos hacia la meta.
¡Que Dios nos ayude a ser suficientemente humildes para reconocernos como responsables cuando nuestra familia no camine adecuadamente y a poner remedio a tiempo ante esta cruel enfermedad: La falta de amor y comprensión entre todos los que conformamos nuestra familia! Para mi querida hija Martha Cruz en Providence RI, y Lesbia Cruz en Manatí Puerto Rico ambas con tres hijos mis queridos nietos tengo 8 de ellos.
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