¿CARNAVAL O DEMOCRACIA?
Por José Cheo Cruz
En hoy día la educación sola no basta, la ley sola no basta, es necesario unir educación y ley. Educar y ordenar la vida, ¡cuán necesario es! En síntesis, invitando a una reflexión más profunda, “educación y ley” puede ser un lema para cualquiera y puede debe ser, también, un ideal de vida en nuestras vidas diarias.
Cuántas personas hacen de la educación, en sus muchas maneras de educar, un ideal. Educa el maestro, educa el padre de familia, educa el que organiza deportes para los niños, educa aquel que orienta espiritualmente, educa el comunicador cuando hace de su tarea una educación, pero también hace falta la ley y el orden los políticos de Puerto Rico no educan a la población no les conviene a sus pretensiones.
En la política Puertorriqueña, los conflictos internos, las acusaciones de sustitución caprichosa y el generalizado transfuguismo. Los méritos del candidato importan un bledo o tan poco que hasta surge un auténtico “nepotismo electoral” en el que esposas sustituyen a esposos como se dice por lo bajo de Carolina que Mabel la Barahona sustituirá al principito, hijos a padres Carolina, Bayamón, Canovanas, Fajardo, y padres a hijos Ángel Peña en las Piedras. Las candidaturas se transmiten como simples títulos mobiliarios para burlar impedimentos legales y denuncias públicas de ilegitimidad. Ya en plena campaña, las propuestas legislativas y municipales serias brillan por su ausencia. Con unas pocas y honrosas excepciones, aparecen los viejos, manoseados y aéreos discursos a favor de la educación, el trabajo y la salud, mientras se multiplica la ola mediática con las promesas repetidas que los que se reeligen no han cumplido y que los opositores tampoco piensan honrar.
Sin propuestas que presentar, la campaña se convierte en un carnaval de clientelismo y dádivas. Se imponen la cultura de “BBQ o la pollera”, el discurso de los merengues, salsa y reguetón y el voto convencido por un torrente de ron y cerveza. La población tiene que conformarse con la estridencia de las denuncias y contradenuncias, mientras las propuestas de debates cuentan con el pírrico apoyo de unos y la indiferencia de otros. Se apuesta a una politiquería de escándalo y de festival y si llegan al poder y usted osa denunciarles sus andanzas entonces usted es un anti social que hay que eliminar y no puede ni trabajar ni comer es como el leproso de la época de Jesucristo en la tierra, usted es aislado a la fuerza ¡Que clase de democracia vivimos hoy en Puerto Rico!.
Democracia no sólo implica la existencia de mecanismos electorales transparentes. Una real democracia exige mucho más. Con ese escenario, la conclusión se hace más que evidente: nos falta mucho por avanzar. Y lo lamentable es que, a pesar del esfuerzo infructífero de unos pocos que luchan por la consolidación democrática, la mayoría prefiere que continúe el carnaval de políticos sin principios ni capacidad ninguna, que se siguen postulando para robarnos nuestro dinero y ellos con lo ajeno viven bien y después ni lo conocen y se burlan de sus necesidades, compruébelo llame a un legislador y algún alcalde, por lo menos donde vivo si usted llama y pide hablar con el principito José Carlos Aponte Dalmau su interlocutor después de esperar sobre 15 minutos que una maquina electrónica se identifique y les diga mas o menos:
Para el menú principal oprima esto, para la oficina de personal marque el cual, para relaciones públicas, para personal etc., etc., y al final si ha caso para la oficina del alcalde, o del funcionario que usted anda buscando, marque tal y allí entonces le sale una entérica secretaria que les dice: el alcalde, o el funcionario x, no esta y si se equivoca y le dice que se encuentra, el esta reunido le puedo tomar un mensaje y nunca lo llaman para atrás o le preguntan ¿relacionado a que? Como si fuera con ella que usted quiere hablar, y yo le pregunto seriamente y ¡carajo! porque no lo ponemos en una maquina igual el día de las elecciones, que espere a que nos de la gana de responderles a sus apetencias personales, ¡atrevete! Boricua y veras los resultados tendremos democracia plena y sin los carnavalescos estos vividores que tenemos hoy.
En hoy día la educación sola no basta, la ley sola no basta, es necesario unir educación y ley. Educar y ordenar la vida, ¡cuán necesario es! En síntesis, invitando a una reflexión más profunda, “educación y ley” puede ser un lema para cualquiera y puede debe ser, también, un ideal de vida en nuestras vidas diarias.
Cuántas personas hacen de la educación, en sus muchas maneras de educar, un ideal. Educa el maestro, educa el padre de familia, educa el que organiza deportes para los niños, educa aquel que orienta espiritualmente, educa el comunicador cuando hace de su tarea una educación, pero también hace falta la ley y el orden los políticos de Puerto Rico no educan a la población no les conviene a sus pretensiones.
En la política Puertorriqueña, los conflictos internos, las acusaciones de sustitución caprichosa y el generalizado transfuguismo. Los méritos del candidato importan un bledo o tan poco que hasta surge un auténtico “nepotismo electoral” en el que esposas sustituyen a esposos como se dice por lo bajo de Carolina que Mabel la Barahona sustituirá al principito, hijos a padres Carolina, Bayamón, Canovanas, Fajardo, y padres a hijos Ángel Peña en las Piedras. Las candidaturas se transmiten como simples títulos mobiliarios para burlar impedimentos legales y denuncias públicas de ilegitimidad. Ya en plena campaña, las propuestas legislativas y municipales serias brillan por su ausencia. Con unas pocas y honrosas excepciones, aparecen los viejos, manoseados y aéreos discursos a favor de la educación, el trabajo y la salud, mientras se multiplica la ola mediática con las promesas repetidas que los que se reeligen no han cumplido y que los opositores tampoco piensan honrar.
Sin propuestas que presentar, la campaña se convierte en un carnaval de clientelismo y dádivas. Se imponen la cultura de “BBQ o la pollera”, el discurso de los merengues, salsa y reguetón y el voto convencido por un torrente de ron y cerveza. La población tiene que conformarse con la estridencia de las denuncias y contradenuncias, mientras las propuestas de debates cuentan con el pírrico apoyo de unos y la indiferencia de otros. Se apuesta a una politiquería de escándalo y de festival y si llegan al poder y usted osa denunciarles sus andanzas entonces usted es un anti social que hay que eliminar y no puede ni trabajar ni comer es como el leproso de la época de Jesucristo en la tierra, usted es aislado a la fuerza ¡Que clase de democracia vivimos hoy en Puerto Rico!.
Democracia no sólo implica la existencia de mecanismos electorales transparentes. Una real democracia exige mucho más. Con ese escenario, la conclusión se hace más que evidente: nos falta mucho por avanzar. Y lo lamentable es que, a pesar del esfuerzo infructífero de unos pocos que luchan por la consolidación democrática, la mayoría prefiere que continúe el carnaval de políticos sin principios ni capacidad ninguna, que se siguen postulando para robarnos nuestro dinero y ellos con lo ajeno viven bien y después ni lo conocen y se burlan de sus necesidades, compruébelo llame a un legislador y algún alcalde, por lo menos donde vivo si usted llama y pide hablar con el principito José Carlos Aponte Dalmau su interlocutor después de esperar sobre 15 minutos que una maquina electrónica se identifique y les diga mas o menos:
Para el menú principal oprima esto, para la oficina de personal marque el cual, para relaciones públicas, para personal etc., etc., y al final si ha caso para la oficina del alcalde, o del funcionario que usted anda buscando, marque tal y allí entonces le sale una entérica secretaria que les dice: el alcalde, o el funcionario x, no esta y si se equivoca y le dice que se encuentra, el esta reunido le puedo tomar un mensaje y nunca lo llaman para atrás o le preguntan ¿relacionado a que? Como si fuera con ella que usted quiere hablar, y yo le pregunto seriamente y ¡carajo! porque no lo ponemos en una maquina igual el día de las elecciones, que espere a que nos de la gana de responderles a sus apetencias personales, ¡atrevete! Boricua y veras los resultados tendremos democracia plena y sin los carnavalescos estos vividores que tenemos hoy.
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