EL CUCO DE LOS POLITICOS CORRUPTOS LANZANDO STRIKE A 100 MILLAS POR HORA.
Por José Cheo Cruz
El amor y la protección a nuestra Tierra es necesario y útil porque todos nosotros sabemos que los daños que se hacen a la naturaleza se vuelven en contra de nosotros, los daños que los políticos nos vienen haciendo parece que son impunes.
Una y otra vez hay que recordar esta frase: “Dios siempre perdona, los seres humanos perdonan a veces o nos hacemos los locos y la naturaleza nunca perdona”.
Si nosotros golpeamos a la Tierra, ella se volverá en contra de nosotros necesariamente pero al pueblo lo siguen golpeando y seguimos votando por ellos.
“Según el tiempo siempre esto u aquello ha sido así” es una frase de ciertos sectores del pueblo especialmente del Jíbaro del campo, que sirve para acomodarse a cualquier circunstancia y salir del paso, justificando cualquier posible yerro o circunstancia, pero es también una forma conveniente de no tomar partido, de no comprometerse, enseñar la bola y esconder la seña, otra forma zahorí de ser como “el otro quiera y a uno mismo le convenga”.
Así muchísima gente no quiere, no debe o no puede tomar partido ni se compromete, aunque ello implique su propia reivindicación o le pueda hacer bien para lo que venga después, para lo que tiene que venir y vendrá indefectiblemente, si la historia no se equivoca y no deja de reflejar lo que hemos sido siempre y lo que seremos, porque el Boricua es tardío pero seguro, a todo lo dejamos para tarde, las planillas nos llegan tres meses antes y las llenamos a las 11:59 PM del 15 de abril, nos roban y entonces ponemos candado, menos en la política, nos siguen robándonos y seguimos votando por ellos, todo porque eso así votaba mi padre, mi madre etc. y el famoso lema aquel de una” sola cruz debajo de la insignia X”.
La mayoría de nuestros ciudadanos creen en la necesidad de un cambio, porque las cosas están mal y los que conocemos y hemos conocido no han dado pie con bola, todos son corruptos, se roban lo del pueblo, se hacen rico a costa de nuestros impuestos, nos esta llevando el diablo y nada hacemos o nos callamos la boca por temor a la represión de los gobernantes de turno, ese no es mi caso ni lo será mientras vida tenga.
Pero esa misma mayoría apesadumbrada, descreída, desencantada y desilusionada no cree en la posibilidad del cambio, como si, embrutecidos, hubiéramos perdido la esperanza, y envilecidos aceptemos un destino aciago al que estamos condenados por el despropósito o los artilugios de algún mago engañador con pretensión de orate que se postula o llega como el principito de Carolina José Carlos Aponte Dalmau, por herencia inmerecida y de dedo.
Por eso en política, la tarea fundamental es luchar contra la apatía de nuestra gente, porque nuestra fe parece infestada, apestada por un pesimismo creciente alimentado por la secuencia y cadena de crisis y escándalos de nuestro acontecer “a que también nos tienen bien acostumbrados” que cual político no es corrupto y ladrón y lo aceptamos como algo natural.
Constituye en nuestro caso una aberración vergonzante aquello de que “más vale un malo conocido que un bueno por conocer”. Lo malo es malo y nadie se lo quita.
Lo que es malo ahora o lo fue antes, será malo siempre y la única posibilidad es que empeore o se “descogimbre” o como dirían en el barrio se desplumen sus testículos como decíamos, aunque me quiten los alimentos, en Bo Obrero y Villa Palmeras en mi niñez.
Cicerón decía: “Cuando lo menos malo se corrompe se convierte en lo peor”. No hay nada que corrompa más que tener por mucho tiempo la “varita” en la mano, por eso las Albita Rivera de la vida, Los Ángel Bulerín, los Aníbal Meléndez, los Ramón Luises, todos tienen que dar paso a otros, esta bueno de ¡mamar la teta ya! .
Ahora está llegando el momento, hay que apostar a lo nuevo, hacer el cambio verdadero, el de la revolución democrática, dándonos así el chance de apostar a las múltiples posibilidades de lo que no se ha desgastado, porque tiene cosas nuevas, Puerto Rico entonces tiene futuro.
Todo lo demás está agotado en sus propias circunstancias y seguir confiando en lo malo que se repite es reincidir en aquellas faltas que han lastimado nuestra confianza.
Hay que atreverse a dar el paso y apostar a nosotros mismos. Comprometernos con la posibilidad de un cambio como único recurso no solo de reivindicación sino de detención del desastre.
El desempleo, la salud del pueblo, la económica por el piso, ellos viven bien tienen grandes contratos y el hombre o el tipo común se lo esta llevando el diablo, no tiene ni con que comer.
Les hemos dado demasiadas oportunidades a los de siempre, ahora hay que dárselas a los que traen la promesa de un futuro que no sea la réplica gastada del pasado.
Cuando haya que votar para construir una nueva voluntad política en el país Puerto Rico Noviembre de 2012, hay que ir a votar no sólo para cambiar las cosas que no funcionan o han dejado de funcionar, sino para que las cosas no sigan como están.
“Asegún el tiempo” hay que dejarse de “pendejadas”. Ahora, y no después, hay que sacudirse, dejar de creer en cuentos de camino, desechar las rutas recorridas del engaño, para entonces darle el palo asechado a los que creen que pueden seguir mintiendo y saliéndose con las suyas indefinidamente.
El amor y la protección a nuestra Tierra es necesario y útil porque todos nosotros sabemos que los daños que se hacen a la naturaleza se vuelven en contra de nosotros, los daños que los políticos nos vienen haciendo parece que son impunes.
Una y otra vez hay que recordar esta frase: “Dios siempre perdona, los seres humanos perdonan a veces o nos hacemos los locos y la naturaleza nunca perdona”.
Si nosotros golpeamos a la Tierra, ella se volverá en contra de nosotros necesariamente pero al pueblo lo siguen golpeando y seguimos votando por ellos.
“Según el tiempo siempre esto u aquello ha sido así” es una frase de ciertos sectores del pueblo especialmente del Jíbaro del campo, que sirve para acomodarse a cualquier circunstancia y salir del paso, justificando cualquier posible yerro o circunstancia, pero es también una forma conveniente de no tomar partido, de no comprometerse, enseñar la bola y esconder la seña, otra forma zahorí de ser como “el otro quiera y a uno mismo le convenga”.
Así muchísima gente no quiere, no debe o no puede tomar partido ni se compromete, aunque ello implique su propia reivindicación o le pueda hacer bien para lo que venga después, para lo que tiene que venir y vendrá indefectiblemente, si la historia no se equivoca y no deja de reflejar lo que hemos sido siempre y lo que seremos, porque el Boricua es tardío pero seguro, a todo lo dejamos para tarde, las planillas nos llegan tres meses antes y las llenamos a las 11:59 PM del 15 de abril, nos roban y entonces ponemos candado, menos en la política, nos siguen robándonos y seguimos votando por ellos, todo porque eso así votaba mi padre, mi madre etc. y el famoso lema aquel de una” sola cruz debajo de la insignia X”.
La mayoría de nuestros ciudadanos creen en la necesidad de un cambio, porque las cosas están mal y los que conocemos y hemos conocido no han dado pie con bola, todos son corruptos, se roban lo del pueblo, se hacen rico a costa de nuestros impuestos, nos esta llevando el diablo y nada hacemos o nos callamos la boca por temor a la represión de los gobernantes de turno, ese no es mi caso ni lo será mientras vida tenga.
Pero esa misma mayoría apesadumbrada, descreída, desencantada y desilusionada no cree en la posibilidad del cambio, como si, embrutecidos, hubiéramos perdido la esperanza, y envilecidos aceptemos un destino aciago al que estamos condenados por el despropósito o los artilugios de algún mago engañador con pretensión de orate que se postula o llega como el principito de Carolina José Carlos Aponte Dalmau, por herencia inmerecida y de dedo.
Por eso en política, la tarea fundamental es luchar contra la apatía de nuestra gente, porque nuestra fe parece infestada, apestada por un pesimismo creciente alimentado por la secuencia y cadena de crisis y escándalos de nuestro acontecer “a que también nos tienen bien acostumbrados” que cual político no es corrupto y ladrón y lo aceptamos como algo natural.
Constituye en nuestro caso una aberración vergonzante aquello de que “más vale un malo conocido que un bueno por conocer”. Lo malo es malo y nadie se lo quita.
Lo que es malo ahora o lo fue antes, será malo siempre y la única posibilidad es que empeore o se “descogimbre” o como dirían en el barrio se desplumen sus testículos como decíamos, aunque me quiten los alimentos, en Bo Obrero y Villa Palmeras en mi niñez.
Cicerón decía: “Cuando lo menos malo se corrompe se convierte en lo peor”. No hay nada que corrompa más que tener por mucho tiempo la “varita” en la mano, por eso las Albita Rivera de la vida, Los Ángel Bulerín, los Aníbal Meléndez, los Ramón Luises, todos tienen que dar paso a otros, esta bueno de ¡mamar la teta ya! .
Ahora está llegando el momento, hay que apostar a lo nuevo, hacer el cambio verdadero, el de la revolución democrática, dándonos así el chance de apostar a las múltiples posibilidades de lo que no se ha desgastado, porque tiene cosas nuevas, Puerto Rico entonces tiene futuro.
Todo lo demás está agotado en sus propias circunstancias y seguir confiando en lo malo que se repite es reincidir en aquellas faltas que han lastimado nuestra confianza.
Hay que atreverse a dar el paso y apostar a nosotros mismos. Comprometernos con la posibilidad de un cambio como único recurso no solo de reivindicación sino de detención del desastre.
El desempleo, la salud del pueblo, la económica por el piso, ellos viven bien tienen grandes contratos y el hombre o el tipo común se lo esta llevando el diablo, no tiene ni con que comer.
Les hemos dado demasiadas oportunidades a los de siempre, ahora hay que dárselas a los que traen la promesa de un futuro que no sea la réplica gastada del pasado.
Cuando haya que votar para construir una nueva voluntad política en el país Puerto Rico Noviembre de 2012, hay que ir a votar no sólo para cambiar las cosas que no funcionan o han dejado de funcionar, sino para que las cosas no sigan como están.
“Asegún el tiempo” hay que dejarse de “pendejadas”. Ahora, y no después, hay que sacudirse, dejar de creer en cuentos de camino, desechar las rutas recorridas del engaño, para entonces darle el palo asechado a los que creen que pueden seguir mintiendo y saliéndose con las suyas indefinidamente.
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