EL VIRUS QUE NOS HA INFECTADO A TODOS EN PUERTO RICO

Por Jose Cheo Cruz

Un virus se ha apoderado del disco duro de la ciudadanía Puertorriqueña inyectándole una ansiosa pulsión por emigrar los profesionales a Estados Unidos continentales y otros con la cultura de la violencia que nos corroe a todos que es realmente alarmante. Es el virus de la desazón, de la falta de confianza en el porvenir propio y en el futuro de la Isla del encanto.

Vemos personas que poseen capacidades profesionales para encontrar un espacio en el país, y sin embargo observan la migración como primera opción para Tampa o cualquier lugar del universo que no sea su país Puerto Rico y otros están en las filas del desempleo que ya ronda por el 16% cifras mas alta en la historia reciente de este país ni cuando se sembraba caña se vivía en estas condiciones.

Hay jóvenes brillantes, hijos e hijas de la clase media, criados en el país sin privaciones, con acceso al conocimiento, algunos cuyos padres o madres han hecho contribuciones importantes a la democracia, y esa parte de la juventud piensa en irse a volar paloma como diría el difunto Jorge Luís “Paracorto” Andujar de Manatí.

¿Qué ocurre? Para muchos el problema es que en nuestro país no existen ciertas certezas cotidianas que en otros lugares ni siquiera constituyen preocupación: la certidumbre de llegar al hogar y no encontrarse con un muerto por los sicarios del narcotráfico en la carretera o en la urbanización o el barrio y encontrarse que la Policía, su superintendente José Figueroa Sancha diga que es porque ellos están atacándole Narcotráfico y entonces la criminalidad y el crimen aumenta, que aberración y quien puede vivir en un lugar asi, la seguridad de que podrás ver una película hasta el final sin que una interrupción eléctrica o avería de tu servicio de cable te impida saber quién es el asesino o con quién se queda el o la protagonista, la certeza de que la gasolina que usas es realmente sin plomo y no te dañará el vehículo que con tantos sacrificios mantienes rodando con una gasolina carísima, la certidumbre de que podrás ir a una sala de cine y al salir encuentra tu automóvil para el regreso a tu hogar, la convicción de que puedes transitar por la ciudad con la esperanza de que todos respetan las leyes de tránsito.

Hay quienes dicen que esto es coyuntural. Pero no, cada cierto tiempo retornan los mismos problemas, las mismas incertidumbres pero ampliadas. Los grupos medios, dependientes de ingresos por empleo, capaces de pensar temen a esos ciclos de incertidumbres que retornan. Han visto como sus ingresos y ahorros son débiles. Como por obra y gracia de la irresponsabilidad de las autoridades encargadas de la supervisión y regulación financiera un mal día la devaluación y el empleo se los reduce a la mitad o a un tercio y otros han sido cesanteados de sus empleos por una ley con un maldito numero 7.

A las incertidumbres cotidianas hay que agregarles los bloqueos que se levantan al progreso individual que provocan miedo al frágil porvenir que se vive en el Puerto Rico de hoy y no es culpa de un partido en particular o gobernante en particular es un asunto que nos concierne a todos y se viene cociendo desde hace tiempo y anda hacemos para arreglarlo.

Hay algunas personas que, desde los partidos y otras desde la sociedad civil, hacen contribuciones importantes al país y se lamentan de que sus hijos están buscando la forma de emigrar. Esos jóvenes se socializaron en un mundo globalizado sin fronteras nacionales.

La Internet es un accesorio cotidiano que les permite crear lazos con internautas de países disímiles. Conocen otras culturas y sus intríngulis cotidianas a través de sus amigos cercanos que viven allende los mares.

Padres y madres con sus esfuerzos a favor de un país que fuera un lugar más habitable y confortable, crearon en los hijos el virus de querer pertenecer a una nación que le diera unas certezas mínimas, pero, esas certezas se les niegan. Definitivamente, la nación se construye en lo cotidiano, ¿lo estamos haciendo? La Nación no se hace hablando se hace trabajando con sobrada razones decía Pedro Rosselló pero ahora no dicen ni esta boca es mía solo les echan la culpa a los pasados gobernantes ese disco y ese perro me ha mordido tantas veces que ya esta bueno la cantaleta, arremánguese la camisa y a trabajar manos a la obra.

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