EN PUERTO RICO HAY QUE HACER UNA CRUZADA MORAL

Por José Cheo Cruz

En estos momentos se anuncia que un mega operativo federal se lleva a cabo, numerosos policías y funcionarios públicos están siendo arrestados por el FBI junto a las fuerzas conjuntas de Tash Forz, por ligazón a la corrupción gubernamental y al narcotráfico, parte de nuestro anunciado narco-estado que vivimos en Puerto Rico hoy día, donde se evidenciaría transacciones de drogas, actos indecorosos de funcionarios públicos muchos de ellos con un amplio currículo académico, por lo que es difícil entender por qué gente así se involucra o es involucrada en un crimen de lesa humanidad.

Sólo una crisis moral de amplio espectro podría explicar que oficiales superiores de la Policía de puerto Rico y funcionarios públicos en general pongan sus carreras en peligro, arriesguen condena de muchos años o a perder propia vida para intentar conseguir dinero fácil a través del tráfico de drogas o delitos conexos de corrupción gubernamental
Aunque se resalta los esfuerzos que realizan los mandos Federales y policiales para sanear sus filas de individuos proclives a ese tipo de in conducta, es menester insistir en que algo anda mal en una sociedad de Puerto Rico donde se cree que al camino de la buena vida se llega por los fangos de la delincuencia y la criminalidad y además donde se le clasifica a usted por lo que tiene cuanto tengo cuanto valgo, quizás eso explica sus in conductas.

El nocivo efecto demostrativo de la riqueza que genera la droga y la prevaricación en una Isla colmada de precariedades e injusticias es como una inyección de cloroformo sobre un cuerpo vivo, porque destruye toda la vitalidad que debe tener un pueblo para labrarse camino sobre la base de trabajo honrado y productivo en un régimen jurídico de equidad e igualdad.
No se diga que un coronel, un sargento un funcionario gubernamental x, se involucran o son acusados de narcotráfico sólo porque el salario que perciben es bajo, pues si así fuera el 85 por ciento de los profesionales y trabajadores de Puerto Rico se tirarían por ese despeñadero, porque sus ingresos no alcanzan para cubrir necesidades básicas hoy día ni de alimentación se vive de prestamos sobre prestamos y no llega la claridad económica.

Se admite que la exclusión o marginalidad social genera delincuencia, pero de lo que aquí se habla es de gente preparada, con luminoso porvenir laboral o profesional que decide trillar camino de la perdición en procura de una fortuna que, en la mayoría de los casos, se convierte en sal y agua, como el caso de Jorge de Castro Font y otros funcionarios públicos arrestados en el pasado reciente, también en el sistema judicial de Puerto Rico se fabrican casos a granel y son politiqueros los jueces y fiscales porque son nombrados por políticos de poca moralidad y respeto al sistema de justicia colectiva.

El auge del narcotráfico y de formas de corrupción tales como prevaricación, evasión de impuestos, prácticas desleales de comercio, así como brotes de homicidios, ejecuciones por policías últimamente 14 este año, vicariato de parte del narcotráfico, secuestros, asaltos y violaciones tienen múltiples causas, pero la primera de todas, sin duda alguna, es la crisis moral y ética que subyuga a la Isla del encanto Puerto Rico.

Sin menoscabo de todas las iniciativas sociales, jurídicas y de prevención para frenar el crimen y la corrupción, se requiere que la sociedad toda inicie desde hoy mismo una cruzada moral que reivindique los valores cívicos extraviados tales como la honestidad, el decoro, la decencia, el recato familiar, el respeto a la ley y la vergüenza.

Unámonos todos en una cruzada de moral y ética, en al defensa de nuestra sociedad que se nos desploma.

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