Por José Cheo Cruz

En política, si no se tienen adversarios no se crece; o algo peor, si no se levantan vientos contrarios, no se es nadie, ni hay despegue.
No hay “tu tía”. La toma de posturas, el hacer opinión, la lucha en esta arena del debate trae esas cuestiones desagradables que obligaron al General Eliseo Cabrera a escribir en una epístola testicular que, “se arrepentía de haber ejercido la política en un país de traiciones y de mezquindades” como Puerto Rico.

En todo caso es cuestión de aerodinámica simple para emprender el vuelo, o quizá, parte de la naturaleza del debate de ideas que antes primaba en este oficio, cuando no era asunto de intereses, otras suertes y artes negras que se derivan de la lucha descarnada por el poder y su posterior “tejemaneje” o tirijala.

En ese aspecto, la cultura común del pueblo o popular redunda sabia cuando elabora la fi - gura del que “no hiede ni huele”. Del que no es “chicha ni limonada”, de los que son acreedores del pecado mayor de no ser “bueno ni malo”, no ser de una cosa ni de la otra.

Solón, el legislador ateniense consideraba como el peor pecado ciudadano no participar en el debate; y el debate, la polémica, la lucha de contrarios, la diatriba, aunque sea decente como debe ser, suele enardecer las pasiones, la inquina y quién sabe qué otras cosas.

Los viejos de antes decían que involucrarse en política era “meterse en camisas de once varas”. Mi padre decía que era su pan de cada día mi madre decía que no que me saliera de eso y mis hermanos también de ambos bandos. No es para los mansos esta actividad estoy en ella desde que tenia 7 años, fui líder estudiantil en primaria, hize huelgas piquetes y en superior o secundaria fui líder y a nivel de partido dirigente Nacional de la juventud de mi partido aunque no su presidente pero era el tercero en mando, aunque son los serenos, no los exaltados, los que casi siempre triunfan, y después de todo es cierto, los que tengan miedo que se “compren un perro prieto” siempre las canto como las veo no importa quien se afecte diciendo la verdad siempre.

No se trata de ganar enemigos, o buscar riñas, sino de sumar amigos, para una lucha por alcanzar el poder y lograr hacer dentro del marco de nuestras leyes los grandes cambios que demanda el país, con una democracia pletórica en justicia social sin disparates atrabiliarios, locuras y exabruptos como los que están haciendo en la Carolina hoy día.

Se trata de poner fin al despropósito y a muchos años de engaños y falsas promesas. De enunciar esas cosas que en la lógica de ellos te restan posibilidades por ser inconvenientes a esos sectores y partidos dueños del país y de los pueblos el principito lo heredero y se ha creído lo de la herencia de verdad.

Pero por ahí comienza a complicarse la cosa, pretender hacer una verdadera revolución democrática, ser decente y tener como divisa política decir una verdad sin cuentos de camino, trae enemigos y de eso si que estoy curado de espanto.

Comprometerse con los verdaderos intereses de la población, para su bien común y de la mayoría no de una ínfima minoría y mejor aún, no comprometerse con los de siempre levanta las furias huracanadas, y más si la propuesta va calando en la población y surge entonces la calculada intención de matar esa “vaina temprano” pero soy un hueso duro de roher y lo saben los funestos asesores de José Carlos Aponte Dalmau.
“Matar la cosa chiquita”, no vaya a ser cosa que a la gente le dé por darse “un chance”, sacudirse y votar por algo nuevo que no sea ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario.

Esa “fuñenda” esa “Jodienda” de pretender construir una nueva voluntad política en Puerto Rico, algo que sea más que un partido, una gran coalición de fuerzas sociales que deberá llamarse en su momento “Gran Frente Democrático”, es sumamente peligroso para el viejo negocio y el viejo truquito gastado de los partidos tradicionales PPD, PNP, y PIP y el otro también el del coqui.

Porque aunque “eso no va para ninguna parte”, como ya dicen por ahí, hay que curarse en salud “porque en este país no hay quien lo entienda”, y si amanece un día “volteado”, “jartos” de “atajar para que el mismo grupito enlace”, “no es verdad que estos advenedizos” pueden venir a quitarnos la “mandurria” y la “pacolla”, en este “quítate tú para ponerme yo” que debe durar si el diablo quiere hasta que “Colón baje el dedo” hay Héctor Ferrer para donde tu vas si no es hacer oposición por hacer oposición es oponerse a algo y presentar los remedios.

El asunto es no exponerse, desacreditar aquí lo que ha pasado en otros sitios en la medida que la cuestión se expande como “candelita de basurero” que quema por dentro y usted ni cuenta se da que se esta quemando.

“Evitar el palo asechado” o traicionero, para evitar el espanto.
Porque, ¡ay! si la gente descubre la verdad. Si el secreto queda develado todos sabrán para siempre que sí se puede. Que la cosa se puede arreglar por eso me saco Jose Carlos Aponte Dalmau de su entorno mal agradecido, porque le dije varias verdades y seguimos dándole y desenmarañando los entuertos de su municipio Carolina.

Que no todo está perdido. Que hacer las cosas bien hechas no es difícil, que se puede gobernar sin permitir el robo y otras barbaridades, que no se necesitan más de cuatro años ni otra oportunidad para dar el ejemplo, para dañar el negocio del pueblo.

Atrévete a luchar y atrévete a vencer no permitas que los políticos te sigan engañando.

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