NO SEAMOS COMPLICES DE LA MALDAD Y DE LA CORRUPCION NO AL SILENCIO.
Por José Cheo Cruz
Puerto Rico no tiene una libertad de expresión, la constitución es un simple pedazo de papel al igual que los reglamentos y las leyes publicas y de organizaciones privadas, políticas y hasta deportiva, toda vez que aquí se cree que quien critique algo, aunque tenga la razón es un problemático y hay que afueriarlo fulminantemente y perseguirlo, esto es una muestra de intolerancia y de que somos un país deshonesto que no respeta las propias leyes que promulga, su constitución y sus leyes, ya que debemos tener la libre expresión ampliamente y si son funcionarios públicos son los administradores de de bienes que no le pertenecen, Dios creo al hombre con libre albedrío.
La sociedad que se hace ciega y sordomuda antes las malas actuaciones de sus autoridades, no sólo se convierte en cómplice de sus acciones; sino que se genera a sí misma un gran daño, al hacer de lo mal hecho una costumbre, esto ha estado pasando por años en Carolina y en casi todo Puerto Rico.
Día a día suceden cosas que desaprobamos, atrocidades, ilegalidades que todos ven y muchos callan por temor, alguno y otros por ser cómplices y los que mas porque desconocen la verdadera realidad que se vive en un espejismo vulgar y malicioso para el bien común, son muchas las acciones que entendemos son violaciones a la ética o a la ley, pero que muy pocos denunciamos o criticamos públicamente; ya fuere por temor al conflicto, a la represalia o simplemente porque se entienda que no valdría de nada.
A fuerza de repetirse estos actos, sin que generen consecuencias de sanciones morales ni mucho menos judiciales, se ha ido creando una falsa percepción de admisibilidad y de verdad falsa, un espejismo.
Nos hemos acostumbrado a que los funcionarios y los de Carolina Puerto Rico peor, manejen las instituciones como si fueran negocios unipersonales, en los que disponen de los recursos públicos como propios, sin cumplir criterios racionales ni rendir cuentas y en las cuales toman decisiones sin la debida transparencia ni socialización, a veces hasta en violación al marco legal y afectando negativamente a la nación.
Tanto se creen algunos funcionarios Carolinenses y muchos en Puerto Rico en ambos partido PPD y PNP, dueños y señores de sus instituciones, que llegan a creerse semidioses a quienes no se les puede cuestionar. Tal parece que piensan que su cuota de patriotismo por la entrega a su partido es tal, que son intocables y que nadie tiene la capacidad de exigirles cumplimiento de mandatos legales que se imponen a todos.
Llegan incluso al extremo de utilizar los recursos públicos que manejan para publicar costosos espacios pagados, sobornar periódicos como Todo Carolina, para auto defenderse o promocionar su persona y ejecutorias. Su soberbia no les deja ver que estas acciones más bien fortalecen las denuncias que buscaban demeritar y que hacemos constantemente en el faropr.
Por eso vale decir que no sólo hace daño al Estado un servidor deshonesto, y en este caso al Municipio y al pueblo de Carolina, sino también uno que por estar tan plagado de su honestidad, se cree por encima del bien y del mal.
Como sociedad debemos apoyar a los pocos periodistas que tienen la credibilidad para seguir haciendo un trabajo responsable. No todas las informaciones que manejen serán válidas, ni todas las denuncias justificadas; pero sólo podremos fortalecernos institucionalmente si los actores sociales y las instituciones juegan su papel. Los funcionarios por su parte, tendrán que acostumbrarse a que como administradores de bienes ajenos están obligados a informar y rendir cuentas a todo el pueblo que es el verdadero dueño de los vienes que administran.
Pero también debemos exigir que haya consecuencias. No podemos admitir que nuestros gobernantes tengan la discrecionalidad de mantener indefinidamente en sus puestos a funcionarios que han dado muestras fehacientes de incompetencia o de violación a las leyes y la ética; quienes muchas veces provocan daños que pueden tomar mucho tiempo y dinero reparar; sin que sean sancionados por ello, ejemplo de ellos Víctor Rivera Mangual (Caneco), Delia Muñoz, que tiene a toda su familia hijos, hijas, nietos y demás familiares parecería una esquela de anuncio de muerte ¿no hay nepotismo en estas acciones?, y ¿porque hay que nombrar tantos familiares juntos, que hasta hermanos, esposas de hermanos tiene en el Municipio? Víctor Pellot, quien ha provocado que se pague el triple en obras deportivas como el caso de reparación de parques como presidente de la Junta de Subastas, el inepto y odioso Luis reyes y en deporte donde todo debe ser mabilidad y respeto porque es el departamento que difundimos el ejemplo que queremos sembrar en la generación futura y del presente, ya no se esta construyendo el futuro Hoy, los directores que mantienen a sus amantes, concubinas y concubinos trabajando juntos o por separado pero dentro del municipio que han creado una especie de Sodoma y Gomorra en Carolina Puerto Rico y no se abochornan, algo inmoral, ilegal y despreciable, el Lcdo. Enrique (Kike) Rodríguez Rodríguez , quien me convirtió en lo que soy hoy, el vigilante, el Ombudsman de los pobres y desvalidos de Carolina, de las vejaciones maliciosas del alcalde José Carlos Aponte Dalmau, un archi conspirador y corrupto Esteban Rodríguez Estrella, que ni su propio partido lo quiere en su seno, ha sido expulsado de posiciones por malos manejos y una persona odiosa que ayer no quería al capitán Luis Felipe Casanova en la Legislatura Municipal, porque estaba en contra de la corrupción policiaca y en general dentro de esa administración y lo habían declarado su enemigo a pesar de ser un Popular del corazón del royo y que hizo por ese partido más que todos ellos juntos y porque era un “negrito come coco”,
De no ser por la protesta con fuerza y con mucha moral e intervención de las Sras Emma del Valle (Cota) ,Anngie Díaz y Doña Dally Dalmau, con la oposición tenaz del Asambleísta Danilo Carmona, Delia Muñiz, Víctor Pellot y otros, aunque ni guardia de honor le montaron y el alcalde con la muela de atrás fue y se fue enseguida, le dolía estar allí, (los asesinos siempre regresan a la escena del crimen) y Javier Aponte Dalmau, buscando votos ante la muerte de un perseguido por ellos, uno que luchó por lo que tienen hoy y que ellos han deformado por muchos años, la viuda no se prestó para esa pantomima no estuvo en la Legislatura Municipal, era una hipocresía furibunda, una aberración ¡que Bárbaro!, ese es el resultado de funcionarios deshonestos que se creen dueños de sus posiciones, y una lista larguísima, que dañaría la esencia de este planteamiento serio de hoy día.
Cuando se está en una posición de mando, las decisiones tienen que estar dictadas por lo que convenga al país en este caso al Municipio y a los residentes que suman sobre 175,000 habitantes no por sentimientos de amistad, compañerismo o familiaridad; mucho menos por conveniencias políticas.
La sociedad que se hace ciega y sordomuda antes las malas actuaciones de sus autoridades, no sólo se convierte en cómplice de sus acciones; sino que se genera a sí misma un gran daño, al hacer de lo mal hecho una costumbre.
Puerto Rico no tiene una libertad de expresión, la constitución es un simple pedazo de papel al igual que los reglamentos y las leyes publicas y de organizaciones privadas, políticas y hasta deportiva, toda vez que aquí se cree que quien critique algo, aunque tenga la razón es un problemático y hay que afueriarlo fulminantemente y perseguirlo, esto es una muestra de intolerancia y de que somos un país deshonesto que no respeta las propias leyes que promulga, su constitución y sus leyes, ya que debemos tener la libre expresión ampliamente y si son funcionarios públicos son los administradores de de bienes que no le pertenecen, Dios creo al hombre con libre albedrío.
La sociedad que se hace ciega y sordomuda antes las malas actuaciones de sus autoridades, no sólo se convierte en cómplice de sus acciones; sino que se genera a sí misma un gran daño, al hacer de lo mal hecho una costumbre, esto ha estado pasando por años en Carolina y en casi todo Puerto Rico.
Día a día suceden cosas que desaprobamos, atrocidades, ilegalidades que todos ven y muchos callan por temor, alguno y otros por ser cómplices y los que mas porque desconocen la verdadera realidad que se vive en un espejismo vulgar y malicioso para el bien común, son muchas las acciones que entendemos son violaciones a la ética o a la ley, pero que muy pocos denunciamos o criticamos públicamente; ya fuere por temor al conflicto, a la represalia o simplemente porque se entienda que no valdría de nada.
A fuerza de repetirse estos actos, sin que generen consecuencias de sanciones morales ni mucho menos judiciales, se ha ido creando una falsa percepción de admisibilidad y de verdad falsa, un espejismo.
Nos hemos acostumbrado a que los funcionarios y los de Carolina Puerto Rico peor, manejen las instituciones como si fueran negocios unipersonales, en los que disponen de los recursos públicos como propios, sin cumplir criterios racionales ni rendir cuentas y en las cuales toman decisiones sin la debida transparencia ni socialización, a veces hasta en violación al marco legal y afectando negativamente a la nación.
Tanto se creen algunos funcionarios Carolinenses y muchos en Puerto Rico en ambos partido PPD y PNP, dueños y señores de sus instituciones, que llegan a creerse semidioses a quienes no se les puede cuestionar. Tal parece que piensan que su cuota de patriotismo por la entrega a su partido es tal, que son intocables y que nadie tiene la capacidad de exigirles cumplimiento de mandatos legales que se imponen a todos.
Llegan incluso al extremo de utilizar los recursos públicos que manejan para publicar costosos espacios pagados, sobornar periódicos como Todo Carolina, para auto defenderse o promocionar su persona y ejecutorias. Su soberbia no les deja ver que estas acciones más bien fortalecen las denuncias que buscaban demeritar y que hacemos constantemente en el faropr.
Por eso vale decir que no sólo hace daño al Estado un servidor deshonesto, y en este caso al Municipio y al pueblo de Carolina, sino también uno que por estar tan plagado de su honestidad, se cree por encima del bien y del mal.
Como sociedad debemos apoyar a los pocos periodistas que tienen la credibilidad para seguir haciendo un trabajo responsable. No todas las informaciones que manejen serán válidas, ni todas las denuncias justificadas; pero sólo podremos fortalecernos institucionalmente si los actores sociales y las instituciones juegan su papel. Los funcionarios por su parte, tendrán que acostumbrarse a que como administradores de bienes ajenos están obligados a informar y rendir cuentas a todo el pueblo que es el verdadero dueño de los vienes que administran.
Pero también debemos exigir que haya consecuencias. No podemos admitir que nuestros gobernantes tengan la discrecionalidad de mantener indefinidamente en sus puestos a funcionarios que han dado muestras fehacientes de incompetencia o de violación a las leyes y la ética; quienes muchas veces provocan daños que pueden tomar mucho tiempo y dinero reparar; sin que sean sancionados por ello, ejemplo de ellos Víctor Rivera Mangual (Caneco), Delia Muñoz, que tiene a toda su familia hijos, hijas, nietos y demás familiares parecería una esquela de anuncio de muerte ¿no hay nepotismo en estas acciones?, y ¿porque hay que nombrar tantos familiares juntos, que hasta hermanos, esposas de hermanos tiene en el Municipio? Víctor Pellot, quien ha provocado que se pague el triple en obras deportivas como el caso de reparación de parques como presidente de la Junta de Subastas, el inepto y odioso Luis reyes y en deporte donde todo debe ser mabilidad y respeto porque es el departamento que difundimos el ejemplo que queremos sembrar en la generación futura y del presente, ya no se esta construyendo el futuro Hoy, los directores que mantienen a sus amantes, concubinas y concubinos trabajando juntos o por separado pero dentro del municipio que han creado una especie de Sodoma y Gomorra en Carolina Puerto Rico y no se abochornan, algo inmoral, ilegal y despreciable, el Lcdo. Enrique (Kike) Rodríguez Rodríguez , quien me convirtió en lo que soy hoy, el vigilante, el Ombudsman de los pobres y desvalidos de Carolina, de las vejaciones maliciosas del alcalde José Carlos Aponte Dalmau, un archi conspirador y corrupto Esteban Rodríguez Estrella, que ni su propio partido lo quiere en su seno, ha sido expulsado de posiciones por malos manejos y una persona odiosa que ayer no quería al capitán Luis Felipe Casanova en la Legislatura Municipal, porque estaba en contra de la corrupción policiaca y en general dentro de esa administración y lo habían declarado su enemigo a pesar de ser un Popular del corazón del royo y que hizo por ese partido más que todos ellos juntos y porque era un “negrito come coco”,
De no ser por la protesta con fuerza y con mucha moral e intervención de las Sras Emma del Valle (Cota) ,Anngie Díaz y Doña Dally Dalmau, con la oposición tenaz del Asambleísta Danilo Carmona, Delia Muñiz, Víctor Pellot y otros, aunque ni guardia de honor le montaron y el alcalde con la muela de atrás fue y se fue enseguida, le dolía estar allí, (los asesinos siempre regresan a la escena del crimen) y Javier Aponte Dalmau, buscando votos ante la muerte de un perseguido por ellos, uno que luchó por lo que tienen hoy y que ellos han deformado por muchos años, la viuda no se prestó para esa pantomima no estuvo en la Legislatura Municipal, era una hipocresía furibunda, una aberración ¡que Bárbaro!, ese es el resultado de funcionarios deshonestos que se creen dueños de sus posiciones, y una lista larguísima, que dañaría la esencia de este planteamiento serio de hoy día.
Cuando se está en una posición de mando, las decisiones tienen que estar dictadas por lo que convenga al país en este caso al Municipio y a los residentes que suman sobre 175,000 habitantes no por sentimientos de amistad, compañerismo o familiaridad; mucho menos por conveniencias políticas.
La sociedad que se hace ciega y sordomuda antes las malas actuaciones de sus autoridades, no sólo se convierte en cómplice de sus acciones; sino que se genera a sí misma un gran daño, al hacer de lo mal hecho una costumbre.
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