La Corupcion,Escándalos y consecuencias

Por Jose Cheo Cruz

Una de las mayores conquistas de la sociedad moderna es el poder que da la información. No importa cuán transparentes u oscuras sean las ejecutorias de instituciones públicas o privadas, el grandioso desarrollo de los medios de comunicación y mas por el internet hace hoy que las informaciones fluyan con facilidad, a pesar de los controles o impedimentos reinantes en muchos países como aqui en Carolina donde se persigue a los informants de sus acciones de corrupcion e ilegalidades ue a diario cometen.

Si bien muchas informaciones que circulan no son del toda veraces, la nuestra siempre va apegada a la verdad porquee snuestra filosofia de vida periodistica, tambien la misma sociedad ha creado mecanismos de validación de las mismas al ver los resultados y porque conoce al ciego durmiendo y al cojo sentado.

Por eso, la gente sabe distinguir cuando un rumor tiene visos de realidad, pues el accionar de la persona de que se trate y el respeto o irrespeto que se haya ganado será el principal muro de contención o caja de resonancia, según sea el caso, de dicha denuncia, lo de Carolina ya se apsa de castano a oscuro.

Frecuentemente vemos cómo en muchos países del mundo, un escándalo o denuncia de corrupción es capaz de provocar severas consecuencias, no solamente porque se sigan procesos judiciales, sino porque las propias personas objeto del escándalo o bien tienen la dignidad o reciben la presión suficiente para poner su renuncia a la posición que ostentan. Sin embargo, en Carolina Puerto Rico y en muchos lugares de Puerto Rico, nuestro país, cada escándalo mata el otro sin ninguna consecuencia.

Por más convencida que esté la opinión pública de que las denuncias son reales, los personajes sindicados no sólo proclaman su inocencia y se autoerigen en víctimas de alguna trama, sino que reciben el respaldo muchas veces de sus partidos y sus superiors que los han usado apra sus propositos particul;ares del enriquesimiento ilisito sin que se argumente siquiera que ese apoyo tiene que estar supeditado al resultado de una investigación seria de los hechos denunciados, aunque el FBI ya arresto a uno siguen en estado de negacion y diciendo que es un acto aislado pero als escusas solo la screen los que las dan como las de los de Apontelandia y su principito que a toda prisa salio de su bati cueva a desmentir a los Federales que barbaro es.

Las recientes reacciones ante revelaciones de los famosos articulos de denuncias de Radioelfaropr.com, la verdd de Puerto Rico y Facebook publicados por nuestor grupo de trabajo que o estoy ni estamos solos sigan creyendose eso que se fastidiaran y recibiran una tremenda sorpresa al final de la jornada electoral, son en gran medida una manifestación más del histórico complejo de fanatismo que nos perjudica a todos.

Mucho de lo que reflejan nuestros articulos son ya de una u otra forma parte del rumor público en nuestro pueblo e incluso en algunos casos había sido ya parte de denuncias en medios informativos serios como los nuestros pero que no se atrevieron a seguir dando las informaciones y seguirle las rutas como lo henos hecho nosotros. La reacción que no se había tenido y hoy se tiene es porque lamentablemente, dada nuestra debilidad institucional, hay más temor a la desgracia de perder la estima, el miedo y temor o el visto bueno de los poderoso doictadores de Apontelandia que al castigo judicial Federal que se le aproxima ya o a la sanción moral.

Llegó el momento de que los escándalos de corrupción públicade Carolina y de todo Puerto Rico, comiencen a tener consecuencias, como lo hicimos con otros funcionarios públicos o directores de organismos municipals de otros lugares que renuncian no por casualidad cuando se destapan escándalos.

En nuestras manos está generar la presión para que en vez de que esas personas puedan seguir como si nada ocurriera, ocupando sus posiciones públicas o aspirando a otras, tengan que ser o exculpadas por un juicio transparente o castigadas como manda la ley, pero en todo caso renunciando de sus puestos por el bien de sus instituciones.