LOS CAMBIO QUE VIENEN PARA CAROLINA

Por Jose Cheo Cruz

Las sociedades comienzan a sentir la necesidad de cambios cuando sienten que las oportunidades desaparecen y que la corrupción, protegida por un manto de impunidad que la clase dirigente acepta como un compromiso, se convierte en la norma de la vida pública, como es el caso de Carolina Municipio con un alcalde monigote de muchos corruptos juntos y que abiertamente dicen que el no manda na.. 

En los años recientes, hemos presenciado ese fenómeno en muchos países del continente, con resultados desastrosos para la práctica democrática. El ejercicio del poder ha dejado de ser en nuestro pueblo de Carolina a raiz de la muerte de Jose E. Aponte de La Torre  un deber de servicio público para transformarse en un trampolín social y un camino directo y corto para el enriquecimiento ilisito con als extorciones y obras farahonicas sin sentido como el llamado Museo del Nino o Villa Fanguito. A ese ritmo, las estructuras sobre las que funciona el sistema democrático en Carolina caerán en pedazos mucho antes de lo que uno pueda siquiera imaginarse. Los pueblos, como los niños, tienden a imitar los modelos, y otras sociedades, a un penoso y alto costo, han echado a rodar todo aquello que alguna vez representó la presunta causa de sus males y dolencias. 

En nuestro pueblo de Carolina, embriagados por las exquisiteces del poder y las ventajas personales que lleva consigo, el  gobierno Municipal  ha dejado a un lado sus obligaciones elementales de transformar la vida de la gente y se han convencido de que la preservación de la pobreza y los elevados signos de marginación existentes, son una sólida garantía de su vigencia política. Porque son y han sido lo suficientemente inteligentes para entender que la eliminación de esa pobreza disminuiría drásticamente la humillante dependencia que mantiene a los grupos marginados de la población atados a ellos. Y que superada la pobreza ya no le sería posible comprar votos con apariencias de obras y matitas compradas a sobre precio como la grama que se compra atraves de Jardines Morales quienes la compran en Canovanas a 0.25 y la venden a .050 sin instalar y bolsitas y prevendas para algunos de sus allegados y adquiridas con recursos del Estado. La deplorable condición en que vive una gran parte del pueblo Carolinense es la fuente de donde se nutre la clase política que le gobierna en Apontelandia. Por eso a ninguno de los del gobierno Municipal de ahora  les ha interesado enfrentar esa situación con sinceridad y firmeza.

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