LAS PERIPECIAS DE LUIS FORTUÑO


Por José Cheo Cruz
A mediados de año el Gobierno de Luis Fortuño estuvo en horas bajas como consecuencia de las medidas impopulares que tuvo que tomar en materia fiscal, tarifa eléctrica muy altas, restricciones del gasto público, la seguridad ciudadana la ola criminal nos asota todavía, sobre mil asesinatos y aumento de los combustibles. Las encuestas de popularidad reflejaron una caída que habría que describir como un “castigo coyuntural” seguro.
Sin embargo, ha quedado claro una estrategia bien definida: proteger y atender a los más vulnerables, diciendo y haciendo, que son las acciones del Gobierno para conseguir resultados inmediatos, que conllevan reconocimiento público. Todas esas visitas a los residenciales,  a mercados agropecuarios, son esfuerzos que redundan en su beneficio político y las asignaciones de cantidades millonarias para construcciones de obras por todos los sectores de Puerto Rico.
Lo cierto es que los acontecimientos políticos no revelan soledad en el poder, y a contrapelo de lo que quieren sus rivales como Alejandro García Padilla y el PPD, goza de fortaleza moral ganada sobre la base del buen manejo de la economía.
El gobernador Fortuño no luce cansado, y sigue probando que estará ocupado en el trabajo y en las elecciones venideras pero hay mucha gente a su alrededor que no se dan cuenta que hacen daño con sus acciones de arrogancia y nombramientos muy malos y acciones de desprecio al necesitado cuidado con eso. Desgaste y soledad son síntomas de gobierno agotado, saliente, sin embargo, aquí no pasa eso. El Gobierno anuncia la conclusión de obras y el inicio de otras; logró una reforma tributaria, colocó bonos soberanos en el mercado y firmó un acuerdo de manejo con los bonistas que puso a Puerto rico en el mapa mundial de la economía destrozada a nivel mundial.
También el Ejecutivo está metido de lleno en la estructuración de gobierno central, a la reestructuración del Tribunal Supremo y la instalación del contralor de los fondos electorales para controlar el lavado de dinero del narco-estado, que brindarán ocasión para culminar los planes entre manos.
Es decir, los esfuerzos se concentrarán en estas decisiones que harán del gobernador Fortuño un líder ventajoso ante tantas competencias exclusivas que, aunque tengan que compartirse con la oposición, le aseguran una participación decisiva de la que ha hecho gala el mandatario que no acepta que por ingerencias ajenas le impongan sus tiempos políticos. Pero además, en el plano de los Estados Unidos ha alzado su voz para advertir al mundo el peligro de la delincuencia y la especulación financiera, combustibles y alimentaria, y la cuestión es tal que por lo visto se pasará de  las palabras a los hechos.
El gobernador Fortuño ha ido venciendo las resistencias de propios que son muchos y extraños porque goza de un fuerte liderazgo dentro y fuera de su partido. No discrepa con funcionarios ni compañeros, y actúa con los mismos criterios de jefe de Estado o jefe del Partido lo que no le acarrea coste político. Se ha cuidado de no actuar con ligereza e imprevisión frente a los problemas insulares y ejecuta el manejo de una política  basada en lo económico, lo académico y lo político; o, para mejor comprensión, en lo ético.
Esta conducta no le gana desapegos y desencantos, y por el contrario, le proporciona calidad de presentarse como un fiel representante de la cortesía y el respeto institucional. Pero su “buenismo” a veces resulta incomprensible cuando no afronta con energía la escandalera ante cualquier equívoco no malintencionado, y entiendo que es su principal debilidad a su alrededor hay personas que le perjudican y se allegan puestos para ellos y su gente y rechazan a otros.
No es que se atrinchere y amordace a nadie, pero la no depuración de responsabilidades acarrea hoy toda una memoria de agravios hacia su persona y Gobierno que se hace necesario desmontar. Aún así el pueblo ha seguido con fehaciente la gestión y le ha validado en el ejercicio del poder según las encuestas recientes. Y es que no se trata de una gestión enrevesada, cargada de errores y con indicadores económicos mediocres.
No es verdad que el Gobierno genera el nivel de descontento que ocasionó aquellas angustiosas horas de dificultades de Sila Calderón y Aníbal Acevedo Vila por ocho años. Simplemente la eficacia mediática de Fortuño es muy superior a la de sus críticos, como Alejandro García Padilla porque conceptualiza y hace pensar al que le escucha o lee.
Puede decirse, entonces, que ha sabido gestionar el desgaste y la soledad del poder. Súmese además la estrategia de resguardarse en su retaguardia que es el PNP y hay tiene que mejorar y por mucho tiene que respaldar a su gente de la base en eso ha fallado y eso es peligroso, que ha sido la mejor decisión para no tener que comparecer en falso ante ningún escenario, y al mismo tiempo convertirse en el gran motivador de una victoria que se convertirá en el crisol en el que partido Nuevo progresista, candidatos alcaldes, Legisladores  , aliados, líder y Gobierno se funden produciendo una verdadera, sin duda espectacular, amalgama.

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