NI EN LAS NAVIDADES JOSE CARLOS RESPETA AL PUEBLO MALGASTA NUESTRO DINERO.


Por José Cheo Cruz
Hay períodos históricos en que los pueblos se atolondran, pierden la brújula y parecen dispuestos a tomar cualquier camino incluso el más ignoto.
Lamentablemente, el signo más apropiado del estado de ánimo, de los trabajadores, empresarios, comerciantes, profesionales, artistas, analfabetos e intelectuales, en estos momentos, es que cada cual, a su propia manera, muestra desconcierto.
La falta de contestaciones apropiadas por la hipocresía del sistema político establecido por la dictadura de Apontelandia en Carolina y muchos otros políticos, el robo público, el dinero mal habido, el abuso de los recursos del Estado, el multimillonario financiamientos de ilegítimos de las campañas; y de obras mal concebidas para robar y emboquillarse el dinero del pueblo, éstas, y muchas otras preguntas es lo que está en el fondo del descontento general. Y es lo que permite, ahora mismo bautizar como una sociedad desconcertada, por eso hay que enrumbar a Carolina con una cara nueva sin tacha ni macula con hombres que no estén contaminados con el accionar de los corruptos vengan de donde vengan.
Ahora bien, qué excelente oportunidad en el comienzo de la liturgia del Tiempo de Adviento prepararnos espiritualmente a la próxima venida del Hijo de Dios; para reajustar nuestro comportamiento, con un corazón limpio y un espíritu  abierto a la comprensión. Además, reactivar las virtudes esenciales de la ternura y humildad, para que nos hagan ver, que mientras muchos sobreabundan de todo, otros se debaten en la  tragedia de la miseria y esa gran diferencia entre unos pocos ricos con mucho dinero y muchos pobres sin recursos esa desigualdad hay que detenerla ya.
Comprendo como casi todo el mundo, que todo  tiene su hora en el reloj de la vida, De manera que, sería muy justo que los principales partidos sin que le reste mérito,  deben hacer una pausa en el trajín de su campana; aprovechar que las brisas navideñas nos ondean, para que sus dirigentes políticos puedan tener un espacio de reflexión en el definir el entendimiento de restablecer el consenso partidista en torno a un posible plebiscito, porque sin ella no será posible aprobar las transformaciones de nuestra sociedad colonial que vivimos y en atraso.
Por consiguiente: ¡¡Señor, para ayudarnos necesitamos de tu omnipotente ayuda!!

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