TERRORISMO Y SIMULACION
Por José Cheo Cruz
San Vicente de Paul, dijo: “¡Cómo! ¡Ser cristiano y
ver afligido a un hermano, sin llorar con él ni sentirse enfermo con él! Eso es
no tener caridad; es ser cristiano en pintura”. O la de Mahatma Gandi, por
citar solo dos: “Si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca
buenos”
En
estos recientes días he estado llevando la voz de alarma de los caminos
incorrectos que se han tomado en nuestro querido Pueblo de Carolina la
simulación y el engaño y las fabricaciones de supuestas verdades solo para
encumbrarse y edificar edificios sobre arena y sobre cenizas, sobre todo las cenizas nuestras, que Dios lo perdone a
todos.
La
simulación más que un arte es costumbre que incentiva las malas artes pues, son
medios o intrigas reprobables de que se vale alguien para conseguir un
propósito. El simulador es astuto, mezquino, perverso, calculador,
parsimonioso, emprendedor, pasivo, inmutable, sensiblero, lastimero,
pernicioso. Pero realmente, el hábito de simular es fundamentalmente una
astucia poco política, de mal gusto. Es artificio, pero también estudio de
calcular con aparente simplicidad e ingenuidad y con seductora vehemencia a
otros. Es el arte de callar y mentir en partida doble.
La
aparente discreción es otro de los atributos del simulador que maneja
convenientemente a la perfección. En su interior anida la maldad, por esto
guarda en su corazón una cosa y expresa otra. La apariencia lo ayuda a creerse
indemne de asumir cualquier responsabilidad y de que otros adviertan su
excesiva teatralidad.
Sin
embargo, aún algunos reconociendo ese histrionismo dañino y su falsedad
encubierta le celebran sus iniciativas preñadas de maldad. El simulador
justifica su estado de vida diciendo que el que no sabe simular no sabe vivir,
es la razón por la que tiene pocos amigos y aquellos que ha conseguido en obras
buenas pronto se apartan de su lado, desdeñando su proceder. Simular es
engañar. Es desdoblarse y convertirse en otro, apoyando iniciativas ajenas que
no comparte, y a la vez preparando la daga de la traición que clavará en el
momento preciso.
La
mente perversa del simulador no descansa, encuentra caldo de cultivo en la
falsedad que maneja selectivamente o indiscriminadamente dependiendo de la
circunstancia que rodee el caso que le interese. Pero hay algo que olvida el
simulador y es lo que Louis Josserand advierte sobre la apariencia: “Quien crea
una apariencia se hace esclavo de ella”.
Considero
al que engaña mediante la simulación -tomándole prestada una expresión a José
Ingenieros- un tránsfuga de la honestidad, un inválido moral que medra en la
mediocridad que lo ampara y que se refugia en la tiniebla de su infamia para
esconder sus vicios.
Aquí esta respuesta a
acciones desmedidas y la olma de sus zapatos no importa las medidas que tomen
en nuestra contra, así sea debajo de un puente seguiremos en la trinchera de
lucha contra el nepotismo, la corrupción no importa de que color sea y ya se ve
caerán unos a otros, y como dice el Señor “caerán mil a tu lado y diez mil a tu
diestra mas a ti no llegara” , lo que antecede va para aquellos simuladores de
estrategias mezquinas y a espaldas, les
cae como anillo al dedo cuantos tránsfugas juntos, cuantos simuladores
de ocasión, estoy en record nunca eh sido simulador, ni mentiroso, solo digo la
verdad monda y lironda no le hecho tierra al estiércol, porque la peste sigue
igual, digo las cosas como las veo pero ni vendo ni compro mi conciencia, a
todos los que nos persiguen y nos vapulean dentro de lo que se suponen sean
nuestros aliados Muchas Gracias por nada, el tiempo nos dará la razón, con mi
maletas al hombro seguiré mi camino, y seguiré a caballo como dijo el General
aquel, aunque no tenga automóviles.
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