Cleptocrácia, Gobierno de Ladrones


Hernán Padilla

La corrupción pública-gubernamental es el ácido potente que destruye el tejido social y resulta nocivo al ente político, y es un síntoma de deterioro de los valores éticos en muchos niveles de la sociedad puertorriqueña.

Desde mi comienzo en la política, admiré a los líderes que proyectaban dedicación, entrega al servicio público, honestidad, desprendimiento personal y un sentido de justicia que los convertía en “gente buena”. Son muchos los que llenan ese retrato, personas como Dr. Leopoldo Figueroa, Luís A. Ferré, y Ángel Viera Martínez para nombrar algunos ya fallecidos. También los hay por millares en las agencias y municipios, gente buena que siente vergüenza y expresan decepción cuando los corruptos destruyen el buen nombre del servicio público.

La lista de actividad corrupta por funcionarios públicos, políticos, candidatos, y empleados de los partidos políticos es interminable. Predominan actos de fraude, empleados fantasmas, apropiación ilegal agravada, escándalos por mal uso de fondos públicos y fondos federales, señalamientos del contralor de contratos para beneficio propio, fraude en la vivienda, subastas ilegales, soborno, obstrucción de la justicia, uso ilegal de bancos telefónicos y facilidades del gobierno con fines partidistas, contratos ilegales para beneficio de un amigo, pariente o donante político, pedir y aceptar dinero a cambio de favores políticos, y hasta corrupción de la policía.

Al que le caiga el sayo que se lo ponga. Los griegos llamaban al gobierno corrupto una Kleptocracia, un “gobierno de ladrones”. La acusación contra el gobernador es muy seria, pero hemos visto acusaciones o convicciones a legisladores, alcaldes, secretarios de departamentos y jefes de agencias, asistentes y secretarias del primer ejecutivo, directores de finanzas y ejecutivos de los partidos políticos. Para vergüenza de mi profesión, hasta funcionarios de la Junta Examinadora vendían licencias médicas.

Acuso a los empresarios corruptos que compran y sobornan a servidores públicos para ganancia personal. Acuso a los gobernadores que han fracasado como modelos de honestidad y su responsabilidad de defender al pueblo y al erario público. Acuso a los líderes políticos que defienden sus intereses personales y partidistas por encima de los intereses del pueblo. Acuso a la sociedad, al sistema de educación y los medios de comunicación que dan más importancia a la trivialidad y superficialidad que a los valores éticos y morales. Acuso al Pueblo por pasividad y tolerancia de tanto abuso y corrupción sin que se revele para exigir honestidad.

La plataforma del PPD no menciona “corrupción”.  Temen que cualquier referencia sea un ataque a su líder encausado por la fiscalía federal.

El PNP sostiene que “La prevención conlleva atacar la corrupción política como precursora de la corrupción gubernamental” y “la supervivencia de la carrera política ha remplazado la ética y la responsabilidad personal como los valores  básicos bajo los cuales opera nuestro proceso político y de gobierno”. ¡Sería más contundente decir  continuismo político!

Es necesario enmendar la Constitución para limitar los términos de los legisladores y del gobernador, y elegir 75% de los Legisladores y la Alcaldías separadas a las del gobernador  para terminar con el continuismo y el caudillismo político.

La Rama Ejecutiva merece un escrutinio detallado. Urge crear la Oficina del Inspector General con auditores independientes para prevenir la corrupción,  el fraude y el despilfarro de fondos públicos. Es necesario fortalecer al Departamento de Justicia y asignar los recursos necesarios a la Oficina del Fiscal Especial (FEI)” para perseguir a los corruptos con ayuda del gobierno federal.

Fortuño pide transparencia en el financiamiento de las campañas políticas para prevenir que los candidatos y los partidos reciban aportaciones ilegales, y respalda una reforma para el control del financiamiento de las campañas políticas. Propone brindar acceso a información real y confiable del gobierno y las actividades políticas, para que los partidos no operen a las sombras del pueblo. Promete facilitar la inspección y publicación de informes de actividades políticas, candidatos y funcionarios públicos. Quiere darle autonomía a la Oficina del Auditor Electoral asemejándola a la Oficina del Contralor, y asignarle el presupuesto necesario para que los informes de ingresos y gastos de los candidatos, partidos y comités estén disponibles al público.

¡Basta ya! El Pueblo tiene que revelarse en contra de la corrupción y de los corruptos para botarlos del gobierno.

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