PARA FORTUÑO UN PROVERBIO CHINO :

Por Jose Cheo Cruz

“El que oye una sola campana siempre andará sordo de un oído”.

“La sabiduría fue creada antes de cualquier cosa, la inteligencia que todo lo dispone viene de más lejos que el principio del tiempo”. (Eclesiástico: 1;4, El Libro) 

En medio del ruido que producen los baños o “Termas Antoninas” conque el emperador Marco Severo Antonino (Caracalla) llenó el centro de la ciudad de Roma, hay que aguzar el oído para oír bien a los auténticos técnicos y economistas (no las maracas de las serpientes de cascabel,  que pululan por Fortaleza cuyo veneno es mortal). 

En nuestro Estado elefantiásico, que vivimos hoy en Puerto Rico como les dicen hoy los neoliberales dizque por la creación de ministerios y el gasto corriente elevado, cosa que habría que verla críticamente, porque para mi eso se debe a la atomización irresponsable del territorio Boricua iniciada por Luis Fortuño y su gobierno y continuada por una Legislatura politiquera que parió cientos de funcionarios en 78 alcaldías o municipios después de la Ley 7 todas  juntas, son  un “revolcadero de burros” de 100 X 37 millas cuadras; más Municipios y dependencias  que Argentina, que tiene 26 (más grande que Canarias, España, Francia, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Luxemburgo, Portugal, Mónaco, Italia, Irlanda, Alemania e Inglaterra); 32 Municipios de Indonesia, el cuarto país más poblado de la Tierra, es un archipiélago de 18 mil islas).  Y van a seguir con esta cojioquera brutal mi madre que desmadre este.

Un país como éste, Puerto Rico, caracterizado como siempre por el hundimiento de lo público bajo la exaltación de lo privado, en donde solo crecen individualmente unos cuantos, en especial los ricos de la política y los banqueros -que son en definitiva y en gran parte quienes fomentan el individualismo y el liberalismo exacerbado de la política del pánico hasta reconocerse en sí mismos en aquel viejo eslogan de la famosa dama de hierro inglesa, Margaret Thatcher, cuando dijo que “no existe nada llamado sociedad”-.

Dado que los logros alcanzados por el Estado comúnmente se traducen en carencias y los valores de las personas son difuminados hasta aposentarlos en el baúl de los recuerdos sociales, estamos ante la segunda generación de líderes políticoempresariales que no han sido capaces de imaginar un cambio político, económico y social para todos los Puertorriquenos, sin importar su clase social a la que pertenecen. Que no se refieran única y exclusivamente a sus propias vidas de ellos y a la de sus familias, para los cuales los servicios o bienes públicos sociales, no tienen sentido.

Parecen los funcionarios del PNP en Puerto Rico, Individuos hoy en el  aislados que luchan desesperadamente por su propia mejora muy por encima de cualquier otra consideración del ser humano. Es el imperio de lo político con la ayuda de ciertos sectores privados lo que en verdad diezma el bien público de todos los  Puertorriqueños.

Los parámetros predemocráticos establecidos por Thomas Hobbes en el siglo XVII, concebía al gobierno como un instrumento para garantizar la seguridad colectiva de las personas.

En cambio los políticos las ven hoy en día como la herramienta ideal para asegurar la estabilidad financiera y fiscal de unos cuantos en función de sus mejores intereses.

La incontenible ambición política empresarial hacia la cual nos encaminamos y de cuyas muestras más sangrientas que se pueden ver es la cantidad de Puertorriqueños hundidos en la más absoluta miseria y en medio de una pobreza e indigencia galopante como consecuencia de esa degenerativa política del pánico, que obliga al nuevo gobernador o si gana Luis Fortuño como esperamos que sea  salido de las urnas el próximo 6 de noviembre, a convencernos a todos de que los intereses del pueblo serán para todos y no para el grupito de siempre, Hay Normi Hiraldo tus tres hijos y Héctor O’neil tus dos hijos, en posiciones muy lucrativas los de Aníbal Meléndez en Fajardo también y ¿los nuestros que coman mierda verdad?. asi no se fundo el PNP en al cancha Manuel Carrasquillo Elpen en 1967.