SIGUE EL DESASOSIEGO EN LA BARRA DE CANECO

Por Redacción de Radio El Faropr.com
Un buen amigo de Radio el faro, nos relato lo que hemos denunciado por anos, Obras Publicas ha dejado de ser una familia de trabajadores comprometidos, para convertirse en un antro de junkies y territorio donde los viejos son una especie en peligro de extinción. El violento Victor Rodríguez, el Caneco de Filipinas, es el orgulloso administrador de una barra donde como un mafioso recluta malandrines que responden incondicionalmente a el, donde los negocios se hacen con sus panas, la damas de su confianza tienen que ser unas bimbos (sin mentes, rubias o coloradas), hay que salir de todo lo viejo porque si no apesta, afea y no pueden saber mas que el.
¿Quién le pone la tapa a ese pomo? Es mas que obvio que el Principito lo apoya ingenuamente, y la primera Dama, su Jefa, tiene en este una maquinita de hacer dinero y traqueteos. El pobre diablo del Alcalde no tiene idea de todo lo que se cuadra entre su Expósita y este “Come pana”, como lo llaman muchos en su barrio.
Nos abunda este trabajador, que murió un compañero de muchos anos, muy querido por todos los viejos que laboran y que sin duda alguna era de la familia de Obras Publicas. El Cabo, murió por un cáncer agresivo y sabiendo el bárbaro que este era apreciado por sus compañeros de construcción, no tuvo la deferencia de darle una despedida en compañía de estos. Muchos que apreciaban al Cabo, ni siquiera sabían de su muerte. “Así de malo es ese animal”, exclamo con frustración el buen hombre. Pero esa cosa en la Barra de Caneco no tienen importancia. Para si es importante el traqueteo de alquiler de maquinas que tiene con su pana “Coto”. El mismo al que contrato en un proceso tan claro y transparente como los pozos que limpia la Negrita Deborah, para recoger escombros de la tormenta. Ahí es que está haciendo su fondo de retiro temprano, porque ya el Caneco con su olfato de guardia corrupto, huele a los federicos que se acercan lentos pero seguro. Pero ya el le esta hechando todo el mierdero a la Negrita de Mini-Mini, Isami Ayala, y con astucia tiene al Principito obligando a la Ayala a dar cara en todos los procesos federales. Ya sabemos que esta sometio su renuncia pero no le fue aceptada. Tan brava e intransigente con la gente buena y no tiene las pantaletas para zapatearse del operativo que le viene pa’encima. Mire Ayala, le vamos a dar otra razón para escapar con tiempo, realice lo que por obligación vienen todos los patronos a realizar en sus empresas, una prueba de dopaje. Dicen que si la hacen como solía hacerse religiosamente  antes de la llegada del Caneco, se va la mitad de la nomina. Advertimos a todas las autoridades que ahí se labora en condiciones inseguras. No queremos pensar que en las facilidades recreativas, los niños de Carolina y de otros pueblos, se recrean en áreas con empleados con malas costumbres.

Termino diciéndonos el buen trabajador, que el desgraciado no tuvo el detalle de despedir a unos buenos compañeros de treinta anos, que se retiraron. “Al Salvita que tanto camino ayudo a hacer en el campo, se fue como los perros que duermen en la Clínica de animales, sin pena ni gloria. Falu que hasta padeciendo del corazón, trabajo hasta que enfermo. Igual que Cuco. Rohena, nos dijo que ya no hay un jefe como Millán. Ese si era ingeniero, trabajaba pa’l pueblo y nos respetaba. Pero como era bueno y sabia más que ese desgraciaos, le fabrico una patraña. El pendejo Alcalde no sabe lo que tiene en Obras Publicas. Bueno con decirte que hasta Tita Canales es una pela gata. Una mujer que manejaba los contratos. Ahora la que manda es una colora que parece una araña boba. Purito dice que esa le menea el rabo a Caneco. Aquello no sirve. Yo voy a terminar lo que me queda y me retiro pa’jugar mis caballos.

La barra de Caneco, es  la decadencia de lo que hace 15 años atrás era el ejemplo de la fuerza laboral en Carolina. Extirpar el cáncer que administra ese lugar de trabajo requiere la intervención de los cirujanos federales.