Queremos un futuro seguro
Hernán Padilla
La historia y las
estadísticas reflejan el cuadro real del desastre político, económico y social
que viene afectando a nuestro pueblo.
Bajo el modelo fracasado del ELA, las ayudas federales sostienen la economía
de Puerto Rico. De no ser por las aportaciones y transferencias federales
multimillonarias ($23,324,000,000) provenientes de agencias como Educación (incluyendo
las becas Pell), Salud, Vivienda y programas como Medicare, Seguro Social,
Sección 8 y Asistencia Nutricional, los puertorriqueños vivirían en una pobreza
extrema.
El 42% de las “familias” viven bajo el nivel de pobreza, más de cuatro veces
el promedio en los cincuenta estados. El 45% de los puertorriqueños caen bajo
el nivel de pobreza, tres veces mayor que el resto de la nación, y el doble de cualquier
otro estado.
El gobierno federal subsidia 525,000 familias para las necesidades básicas,
vivienda y alimentación. 1,500,000 personas reciben servicios de salud de
“Medicaid”. Más de 700,000 niños viven debajo del nivel de pobreza y dependen por
completo de las ayudas federales para la salud, vacunas, educación pre-escolar,
comida en las escuelas, y servicios sociales y 409,747 infantes dependen del
Programa Especial de Nutrición Suplementaria para su alimentación.
La deuda pública de $55 billones es un reflejo del
descalabro de la economía y la actual relación política. La deuda pública
constituye el 93.7% del Producto Bruto de Puerto Rico a pesar de que los
economistas consideran que el 60% es el máximo razonable para un desarrollo
económico sostenible. Peor aún, bajo el ELA, las agencias que establecen la
clasificación crediticia de Puerto Rico determinaron que el crédito es de alto
riesgo. Clasificaron los bonos del ELA de 5 a 6 escalas por
debajo de los de la Florida, casi chatarra.
Aunque en el pasado, la Isla atrajo industrias, la realidad revela que el
ELA ha sido un fracaso para desarrollar la economía. Es evidente el fracaso del
modelo económico del ELA y su incapacidad para propiciar crecimiento en el
nuevo contexto de la globalización.
El desastre del
ELA es el factor principal que obliga a miles de puertorriqueños a emigrar
hacia uno de los otros cincuenta estados en busca de igualdad, empleos y mejor calidad
de vida. Mientras que la población de Puerto
Rico disminuyó en 2.2%, la población del
estado de la Florida aumentó en casi 18% durante la pasada década.
Estamos muy rezagados cuando comparamos el desarrollo económico local aún con
los estados más pobres de la Nación. Cuando comparamos el Producto Bruto
Interno (GDP) de Puerto Rico con cada uno de los 50 estados, Puerto Rico es el
mas bajo con un GDP por persona de $23,380, comparado con el promedio nacional
de $47,482.
El ELA empobrecido es poco atractivo para atraer nuevas inversiones e
industrias que generen empleos. Bajo el ELA fracasado no existen las ventajas y
los incentivos que tienen estados como Florida. Si un inversionista extranjero
estuviera contemplando realizar una inversión significativa y tuviera como
opción Puerto Rico o el estado de la Florida, nosotros estariamos en
desventaja. Puerto Rico vive bajo un
status político incierto que no puede garantizar las inversiones a mediano y
largo plazo.
Contrario al fracaso del ELA, con la estabilidad y el progreso de la
estadidad, Puerto Rico podría competir favorablemente con Florida y otros
estados. La estadidad traerá seguridad y y crecimiento económico. La
gente no tendrá que emigrar a los 50 estados. Muchos puertorriqueños podrán
regresar a la Isla, incrementando la demanda por servicios, viviendas y negocios que generan
nuevos empleos.
El ELA es el yugo que nos mantiene atados y marginados como ciudadanos de
segunda clase. Luchemos para salir del hoyo. Vota por el orgullo puertorriqueño. Rechaza el ELA
fracasado y vota por la estadidad, que sí garantiza un futuro seguro.
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