VIVIMOS EN PUERTO RICO EN FRAUDE Y FRAUDE


Por José Cheo Cruz

Una de las más perversas consecuencias de la polarización política que vivimos en Carolina y en gran parte de Puerto Rico es el desprecio a la verdad. Toda discusión comienza negando lo evidente y poniendo en primer lugar la intención proselitista o de su aprtido nada tiene merito si no es beneficiando a los partidos tradicionales.

Las elecciones del próximo 6 de noviembre en Carolina Puerto Rico, de seguro que  no cumplirán con ninguna, léase bien, con ninguna de las características que mundialmente se exigen para ser consideradas auténticamente democráticas y aunque el régimen de terror implantado por el Principito Dictador  José Carlos Aponte sin Madre, el pueblo no lo entiende fíjense el paralelismo la gente en Alemania idolatraba a Hitler y en Republica Dominicana Trujillo y su dictadura ponían letreros que decían en esta casa manda Dios y Trujillo se podrán imaginar que dislate..

Para que una elección sea democrática tiene que ser posible que mediante ella se pueda cambiar el gobierno libremente se pueda discutir las ideas y disentir del gobierno de turno en Carolina el que diciente es hombre muerto anulado y si es empelado expulsado y al ciudadano se le niegan servicios esenciales. Es decir, que por los votos se logre el relevo en el poder es casi imposible.

En Carolina y en Puerto Rico la reelección  sin límites es ilegítima porque es contraria a los principios democráticos universales, En Carolina se hace una con una convocatoria eleccionarias apresurada, y en medio del grosero ventajismo tradicional ejercido por la dictadura de Apontelandia y José Carlos Aponte sin Madre, Aquí en Puerto Rico se debe votar una enmienda que solo un gobernante vaya por un tiempo limite por ejemplo a alcalde por tres términos, a gobernador dos términos de cuatro años y no como ahora que es todo el tiempo que el quiera y hasta que se muera. Es el sueño de todo caudillo autoritario: la curul  vitalicia, por eso los Apontes son autoritarios, malos, inhumanos y dictadores.

Aquí no hay competencia porque la historia latinoamericana no presenta ni un solo caso en el que un gobernante que haya llegado al poder mediante elecciones lo haya perdido igualmente por los votos. Cada vez que un gobernante constitucional del área se presentó a la reelección, triunfó, porque usan los recursos del estado indiscretamente y bajo corrupción y presión indebida.
Por eso todas las Constituciones latinoamericanas establecen límites a la reelección presidencial. Algunos países como México y Honduras la prohíben absolutamente. En la mayoría se ha fijado  que el Presidente puede repetir en el cargo, de inmediato, sólo una vez. Ahora, con la ola del neoautoritarismo, se ha evadido la norma mediante la elección de las primeras damas (Argentina) o la manipulación de los textos constitucionales estableciendo una supuesta intangibilidad de la voluntad popular (Venezuela, Bolivia, Nicaragua) en Puerto Rico se mueren los caudillos y lo heredan sus hijos que bárbaros es la monastia en pleno siglo XX1.

Para que haya democracia verdadera debe haber alternancia en el poder, entonces si no hay cambio en quienes lo ejercen no hay democracia. Así lo establecen varias constituciones incluyendo la Americana que no permite la reelección por mas de dos periodos consecutivos de manera que el gobierno es  y será siempre” alternativo.

Todo esto es fraude a la Democracia y fraude significa, según el Diccionario de la Real Academia, “acción contraria a la verdad y a la rectitud”. Y unas elecciones organizadas para que siempre gane el que ejerce el poder no son otra cosa que eso: un fraude.

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