Antesala a la estadidad
Hernán Padilla
Algunos medios informativos no le han dado
suficiente atención a las razones que motivaron que el 54% del electorado rechazara
el ELA territorial. El status territorial perdió porqué nos condena a un “estado de
desigualdad” política y a un evidente déficit democrático, sin voto
presidencial ni representación congresional y en condiciones de desigualdad de
derechos civiles.
Aunque huyen del mandato plebiscitario, los que
defendieron el ELA colonial, refrendaron el resultado porque utilizaron fondos públicos,
votaron con papeletas abiertas ante los medios de comunicación y participaron
en campañas públicas a favor del SI. Ahora están obligados a acatar la voluntad
del pueblo expresada en un proceso democrático financiado por el pueblo y
validado con la participación del 78% del electorado.
El pueblo votó por un cambio de rumbo
ideológico. La lucha por la igualdad logró un triunfo resonante de la estadidad
sobre las dos formulas de independencia combinadas. La Casa Blanca
reconoce que una mayoría de los votos favoreció la estadidad.
Sugiero a los nuevos administradores de la colonia que examinen
la Constitución de Puerto Rico. El
Preámbulo de nuestra Constitución sostiene que un “sistema democrático es aquel donde la voluntad
del pueblo es la fuente del poder público, que: “Consideramos factores determinantes en
nuestra vida la ciudadanía de los Estados Unidos de América”, “la aspiración a continuamente enriquecer
nuestro acervo democrático”, “la lealtad a los postulados de la Constitución
Federal” y “la convivencia en Puerto Rico de las dos grandes culturas del
hemisferio americano”. Estos postulados constituyen la base fundamental del
camino hacia la estadidad.
Todos los funcionarios y empleados del gobierno
de Puerto Rico, sus agencias, departamentos y subdivisiones políticas prestarán
un juramento de fidelidad a la Constitución de los Estados Unidos de América y
a la Constitución y las leyes de Puerto Rico.
En palabras sencillas, los nuevos administradores
del estatus territorial-colonial, que predican que Puerto Rico sea una nación
separada a los Estados Unidos, vienen obligados a expresar su lealtad a la
Constitución y a la nación americana y a aceptar la convivencia de la cultura
americana y la cultura puertorriqueña.
No cabe duda de que la Constitución aprobada en 1952 es la
antesala a la estadidad. En esencia, la
comunidad política creada por virtud de la Constitución de Puerto Rico es como
un estado en proceso de ser admitido a la unión. Los pasos en la lucha por la
igualdad son irreversibles.
La innegable realidad es que el ELA
territorial-colonial fue derrotado. Llegó la hora de que el Congreso descargue su
responsabilidad legislando un plebiscito final y obligatorio para que los
puertorriqueños escojamos entre la Estadidad, Independencia o una nación independiente
asociada con los Estados Unidos. El Presidente
Obama así lo implica en la Orden Ejecutiva 13517.
La Constitución Nacional solo define cuatro
formas de status políticos: Estados, el Distrito Federal, las Tribus Indígenas,
y los Territorios. La Administración del Presidente Clinton determinó que la
propuesta del PPD de un ELA culminado (soberano) viola la Constitución de los Estados
Unidos y es inaceptable. El ELA soberano o republica asociada convertiría a
Puerto Rico en una nación separada de los Estados Unidos.
El modelo político-económico de la estadidad es
la única solución que satisface el reclamo de los beneficios de igualdad
política, de nuestros derechos civiles, las mismas oportunidades y bienestar económico del resto de la Nación. La
estadidad, no solo le pone fin al colonialismo, sino que provee una garantía permanente de seguridad
jurídica a toda la inversión local,
nacional y global que se lleve a cabo en Puerto Rico.
La estadidad, hace permanente las garantías
constitucionales, los derechos individuales, las libertades civiles, el
progreso, la prosperidad y las oportunidades de crecimiento personal y
colectivo que son el sueño de millones de personas que quisieran ser ciudadanos
americanos.
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