ANALOGIA DE LAS INJUSTICIAS
Por Redacción de Radio El Faropr.com
Desde
que llegó el Régimen Apontista en Carolina en el 1985, existe un mal endémico
que se manifiesta con el uso de las mentiras y la manipulación de toda la
información que debe trascender ante la opinión pública. Se vive allí bajo las
sombras de una cultura de engaños y mentiras para ocultar y negar a capa y
espada todas las malas acciones que prepotente y temerariamente a diario se cometen contra sus
empleados y parte importante de la ciudadanía Carolinenses.
Mire
Alcalde, José Carlos Aponte AKA Principito, cuando usted vaya a firmar una
carta usted tiene la responsabilidad de revisarla meticulosamente porque lo que
usted pone por escrito se perpetua, recuerde que el hombre es dueño de lo que
calla y esclavo de lo que dice. Cuando usted haga mención a reglamentos o
leyes, no haga referencia hasta la parte que le conviene dar lectura para
aplicar acciones disciplinarias, omitiendo deliberadamente el resto del
contenido aplicable de las leyes y reglamentos que conforman el estado de
derecho aplicable y los derechos adquiridos.
Lo triste de este caso es que esas acciones se
convierten en una cadena de una maldita conducta aprendida de parte de sus
subordinados, quienes también siguen sus erráticos pasos para caer en la indeseable
práctica irracional de someter a un proceso injusto, viciado y prejuiciado a
empleados quienes no tienen la habilidad de poder defenderse adecuadamente. Ese
es el típico estilo de un sistema totalitario donde no hay respeto por la
dignidad humana y mucho menos por lo que representa la justicia.
Este
mal social que nos carcome el alma y el espíritu también se manifiestan hasta
en los tribunales de este país, según el hecho más reciente donde el Juez
Superior del Tribunal de Primera Instancia , Sala de Rio Grande, Ismael Colón
Pérez a quién la Juez Asociada del Tribunal Supremo de P.R. , Liana Fíol Matta,
le revocó una sentencia en el caso # CC-2011-534 CERTIORATI- 2013 TSPR 12 187 DPR, el pasado 6
de febrero de 2013. Dicho caso radicado el 23 de febrero de 2008 por daños y
perjuicios en que se alegan hubieron
unos hechos de violencia doméstica, según las alegaciones de la demandante,
donde se alega que ocurrieron unos 50 episodios de violencia verbal,
sicológica, física y sexual durante un lapso de tiempo dos años y medio por
parte de su agresor.
Se menciona en el caso que la demandante fue víctima
por parte de su agresor de intentos para tratar de introducirle dentro de su
vagina un control del televisor y un cepillo en contra de su voluntad. También
hay alegaciones en el sentido de que el demandado la pateó en el pecho, le dijo
bruta y cabrona, tomó un cuchillo en las manos y le dijo “este cuchillo esta
bueno para matarte”, la pateó por la espalda mientras estaban acostados y la
agarró por la cara y la tiró contra la pared.
Según
reza en la sentencia emitida por el Tribunal Supremo, este “JUEZ”, no evalúo la
prueba, ni determinó los hechos de manera imparcial. Realizó diversas
expresiones desde antes del juicio hasta las que materializó en su sentencia,
situación que reflejaron claramente que
tenía una actitud formada previamente en torno al caso. También este “JUEZ” le
comento a la demandante “Que había que aprender a echar las cosas al olvido”.
Dicta
en parte de la sentencia del Tribunal Supremo que de parte del juzgador medio pasión, prejuicio
y parcialidad al adjudicar la controversia. Las visiones personales del “JUEZ”
sobre la violencia doméstica, en particular le impidieron actuar de manera
imparcial y desempeñar su función judicial adecuadamente. Las
expresiones de este “JUEZ” hacia la demandante le dieron a entender que él
estaba prejuiciado en contra de ella. Posteriormente en su sentencia este
“JUEZ”, determinó que no se cumplieron con los elementos que constituyen
violencia doméstica. La perjudicada acudió ante el Tribunal de Apelaciones el
cual válido la determinación del “JUEZ” Colón Pérez, que luego fuese revocada
por el máximo foro judicial local el Tribunal Supremo de Puerto Rico.
Este
troglodita de Juez lo vimos en un caso de uno de mis familiares, participante
en uno de nuestros campamentos de verano, que en el Burger King de la 65th de Infantería
le dieron un jugo de china con Cloro a
un niño y este niño paso las de Caín, por lo cual se demandó a la empresa de
Comida rápida por danos y perjuicios y lo escuchamos también haciendo
expresiones pre juiciadas para obligar a la parte demandante a abdicar a sus
reclamos y favorecer a Burger King ¡qué bárbaro! En este caso hablamos con su secretaria
y una vez más lo defendió al igual que hizo
con el caso de la Dama víctima de violencia doméstica es una persona sin temple
judicial que no debe estar en la judicatura de Puerto Rico, es un bochorno y un
ruin y cobarde sin duda y todavía está en Rio Grande, pronto les traeremos un
caso de otro juez que es un pedófilo y el juez Presidente del Tribunal Supremo
lo sabe y lo respalda y lo encubre que ¡clase de judicatura nos gastamos hoy día en Puerto Rico.
Nos
preguntamos qué tal hubiese actuado este “JUEZ” si hubiese sido una hija de él
la parte perjudicada en este caso o un hijo que le dieran cloro por jugo de
china como actuaria , ¿sería igual de prejuiciado?. La sentencia emitida por el
Tribunal Supremo, ha dispuesto que en virtud de lo anterior, revocamos la sentencia del Tribunal Apelativo. Se
devuelve el caso al tribunal de Primera Instancia y se ordena la celebración de
un nuevo juicio ante otro juez que no sea este troglodita delincuente de Rio
Grande Ismael Colon Perez .
El
relato de estas tres historias de la vida real da a demostrar las consecuencias
de utilizar las reglamentaciones y las leyes que de forma selectiva y
arbitraria en la administración de la justicia. Se le hace un flaco servicio a
nuestra democracia cuando se pretende aplicar la justicia de una manera injusta
sin ceñirse a las realidades jurídicas que garantizan los derechos de los
ciudadanos y empleados. Ya nos imaginamos a este “JUEZ” administrando y
adjudicando casos en el Tribunal
Administrativo Municipal de Carolina, DIOS nos proteja y nos coja confesaos a
todos. ¡Qué Bárbaros! ¿podrán dormir
tranquilos?
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