¡PEDRO PIERLUISI!....AQUÍ ESTA EL PARTIDO QUE QUEREMOS.
Por José Cheo Cruz
El
Partido Nuevo Progresista deberá manejar
en el presente y hacia el futuro una tensión importante que se expresa en la
contradicción, entre el partido que tenemos y el partido que queremos, quienes
entendemos como Don Luis A Ferre, de que el PNP se fundó, no tan solo para ganar
elecciones, si no para acceder al poder y desde el mismo transformar las añejas
estructuras del mal llamado Estado Libre Asociado y las relaciones de inequidad
social y atraso en todos los órdenes que históricamente ha padecido la Isla de
Puerto Rico. La transición que nos lleva del liderazgo omnipresente de Don Luis
A. Ferre y del partido de un grupito surgido de estadistas Unidos al liderazgo colegiado, la masificación y la
conversión del PNP en una maquinaria electoral cuasi-invencible, ha tenido un
costo político muy alto, afectando su identidad y propósitos misionales
originales de convertir a Puerto Rico en el estado 51 con la Estadidad, la anexión en igualdad de condiciones a la Nación
Americana.
El Partido PNP, que tenemos hoy en Puerto Rico ha
ganado seis elecciones, tiene miembros prácticamente en todas las instancias
del poder político de Puerto Rico, ha prohijado gobiernos que han cambiado el
perfil físico del país y avanzado, como nunca antes, en el fortalecimiento y la
modernización de las instituciones del Estado, con nuevas leyes dentro del marco
de nuestra constitución que consagra y protege derechos fundamentales, ya que
tenemos dos constituciones que nos gobiernan y eso es parte del fenómeno hay
contradicciones entra la de Puerto Rico y la Federal.
El PNP que tenemos, sin embargo, no ha sido capaz de
pautar las acciones de sus gobiernos orientando mediante una plataforma
programática concertada, aprobada y legitimada por toda la organización, que
propugnara por la superación de la desigualdad social que padecemos y vivimos todavía
logrando la Estadidad ,pero si ha avanzado en la satisfacción de necesidades
básicas de la población, como la alimentación, servicios de salud “la Tarjeta
de Salud” y ha mejorado hacia una educación de calidad, acceso equitativo y
eficiente a energía y agua potable, así como el derecho a un trabajo y vida
digna, entre otras conquistas del bienestar, a que todos y todas tenemos
derecho y que en las condiciones que se vive en Puerto Rico no todos tienen ese
derecho todavía.
El PNP que tenemos sostiene una unidad formal impuesta
sobre la base de un sistema clientelar que niega el origen de su legado
esencialmente Estadista y Ferrecista, Carlista y Rossellista, forjadores los tres
de conciencia y de la vocación de
servicio a los demás el bien común inculcado y con esos principios en mente nací. Pero hoy en estos tiempos el partido que
queremos debe abogar por la restauración de la democracia interna que reconoce
los méritos acumulados y el liderazgo asentado en la representatividad, la
transparencia, el empoderamiento de la mujer y la participación de la juventud
como motores de la renovación y la legitimidad social y política, no en la imposición
de candidaturas por panismos como se viene haciendo hoy especialmente en
Carolina cuando el PNP no es para gobernar la colonia y si para transformarnos
en un Estado de la Unión y lograr la igualdad política, social y económica de todos los Puertorriqueños.
El partido que tenemos conduce al inmovilismo de la
Estadidad y podría percibirse que el
enquistamiento de una élite que hegemoniza el poder partidario, se sustenta en
los recursos y privilegios derivados del ejercicio del poder, en detrimento del
liderazgo legítimo que debe prevalecer; en tales circunstancias se afianzaría
el influjo de las “personalidades” en el seno de la organización, en negación
de la acción colectiva, las funciones y tareas partidarias, así como la
conexión con las necesidades sociales de los grupos más vulnerables de la
población Boricua.
El partido que queremos debe restaurar la dinámica
interna de la organización, la formación política, el debate de las ideas y la
vocación de su militancia al servicio de los demás, así como su inapelable
compromiso con las demandas y expectativas más sentidas de la sociedad Puertorriqueña.
En fin, el Partido Nuevo Progresista (PNP) que
queremos debe reafirmar su condición de partido de organismos; por
consiguiente, en todo el accionar partidario o en las funciones que se deriven
del ejercicio político de la organización, debe retomarse la tradición y
métodos de trabajo Estadistas, según los cuales, el individuo se supedita a la
decisión orgánica; el interés particular al colectivo y la conducta pública de
cada uno de sus miembros deberá corresponderse con el sistema de valores de
nuestra declaración de principios, respetará la línea política nacional e
internacional adoptada y se acogerá al programa de gobierno aprobado para cada
instancia del Estado que nos dirija irremediablemente a la conversión de Puerto
Rico en el estado 51 de la Nación Americana en igualdad para todos, o como diría
mi caudillo Carlos Romero Barceló que las Marías sean igual a las Mary, que los
Pedros sean igual a Los Pitters, ese es el partido que queremos, sino lo pueden
hacer quítense o formamos otro Partido .
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