EL HOTEL DE MI COMPUTADORA CONVIVEN MANSOS CON SIMARRONES.

Por José Cheo Cruz
En mis archivos de la computadora existen 5420 contactos en una de ella y en otra sobre 2450. Existen inquilinos recientes, e inquilinas de todos los tipos. Lo mejor y lo peor es que no recuerdo quienes son muchos de ellos. Guardo a algunos como fantasmas de una electrónica a veces oportunista: son como voces  ya ausentes de sentido, y como pasa con el hierro viejo, muchas están más que oxidadas: busco las de los que fueron antes mis amigos, y las  limpio con premura, pero se desmoronan.
Me pregunto si vale la pena recordar ese esqueleto con forma de @, ya sin otro sentido que su curva indigente y  ese “rodearse” a sí misma que  es como un signo de egolatría concebido por otros para nosotros, los consumidores dispuestos a morir con un solo teclazo. Muchos de los que recuerdo envueltos en “arrobas” son ahora, en su “nada más” los símbolos de lo que fue, señal de rabo largo y encogido donde  el pasado se aglomera y entorpece el pensamiento convertida en una forma de abecedario de una sola letra impúdica, misteriosa, que no está en los viejos libros de lectura, que no colabora con nuestras erratas  y que muchos niegan que pueda caber  en las academias de la lengua, o  en las papilas gustativas  de una historia lingüística que nació mancillada en Babel, debido  al  mal genio de Yaveh, inventor de un logos sempiterno que sólo él maneja y comprende. En el principio el logos era el verbo.
La sola @ es un proto-letra. Un injerto que no ha tenido rechazo, como lo tienen los órganos implantados. ¿Es un “proto-logos” que atenta contra las gramáticas: forma que una vez representante del pesaje para los comestibles entre los árabes dice aquello, aquella “cosa”  que deseamos “imaginar?
Ni siquiera quien inventó el signo, que ya no es letra, sino @, sabe lo que quiere decir. Es como la palabra “cosa” con las que se fagocitan otras a las que no se nombra, porque “una cosa” puede ser desde un cohete que pasa la órbita de Júpiter hasta un aguacate esperando madurar.
En mis archivos, debajo de @ vive lo que llamas “cosa”, parte de un gerundio que espera definirse.

No se cuantos de esos contactos son mis enemigos u amigos de veras así es la vida digital ahora pero una cosa si estoy seguro que Dios para todo tiene un propósito hasta para esas @  Buen día 

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