DE LO QUE APRENDO TODOS LOS DIAS
Por José
Cheo Cruz
Ha
vivido conmigo durante muchos años, 22 años pare ser exacto. En las mudanzas
llega al nuevo hogar instalándose antes que el resto de la familia y de las demás
cosas, es una tradición lo saben mis hijos, Martha Cruz, Abdiel Cruz. Lesbia Nereida. Cruz, José
Abdiel Cruz (Chelo) y Gustavo Esteban Cruz, que ruego a Dios me los proteja
siempre.
Durante este largo tiempo, han sido una profesora
estupenda, me ayuda a remontar las difíciles diferencias entre mi tiempo de
modernidad a raja tabla y las incertidumbres del posmodernismo y los acontecimientos
por mis deserciones ideológicas.
Como buena maestra, jamás me ha presionado para que
deje de ser lo que quiero ser, ni para dejar de creer en lo que creo en el bien
común y la Estadidad para Puerto Rico, pero con principios morales y sin
buscones. Me induce, eso sí, a situarse en nuevos miradores, para observar y
ponderar desde ellos los paisajes que cambian con el tiempo, los calientes
veranos del mundo, los rigores de invierno, las melancólicas reflexiones
otoñales, y también las primaveras que eclosionan en las calles de oriente y de
occidente en el mundo actual y en mi Puerto Rico de mis amores.
Nunca ha intentado alinearme, mucho menos alienarme,
mostrándome una sola cara de la luna; al contrario, he conocido a través de
ella dos, tres o varias lunas, múltiples como son las realidades cambiantes en
nuestro planeta, que en lugar de ser “la aldea global” que se preveía, se
caotiza y dispersa paradójicamente en su mundialización, aunque Puerto Rico hoy
es sectario e insolidario.
Olvido muchas fechas, las nuevas citas de pensadores y
de investigadores que desconocía y que con ella me enseña. Pero aunque no memorizo como antes según decía ella siempre, me consideraba Bello,
porque alguien me decía “monito” por ser negro, en Barrio Obrero en la escuela,
la vi pelear al puno y las bofetadas por
mí, ya soy longevo, aunque sigo siendo un jevo, aprendo con esta profesora a
afinar mis competencias de razonamiento,
y sobre todo, me suscitan una comezón de curiosidad y de afán de saber más que
me conduce a investigar para disentir o consentir con tanto nuevo
con lo que me confrontan aquí diariamente en Radio Elfaropr.com y en mis luchas
diarias por defender a otros, mis congéneres menos afortunados es mi vocación.
A través de ella me encuentro, también, con los
viejos, conocidos y respetados maestros, que durante nuestra juventud
trepidante aceleraron nuestro pulso y nuestras acciones políticas y sociales.
Convocar en una misma aula a Platón, a Marx, Engels, Heguers a Habermas, Elena G. de White y claro está, no
falta la Santa Biblia y algunos de los
recientísimos investigadores latinoamericanos, es un recurso didáctico que con
frecuencia utilizaba esta docente sabia, y con esta “fusión” se estimula
a la vez el interés por lo antes no conocido, y la confianza de apoyarse en los
textos y contexto familiares, releyendo cosas y no leídas porque como me decía siempre, he
tenido que leerlo sin prisas y con pausas, y animarme más de una vez con
aquello que escribió un día Unamuno: “El que lee lo que ya sabe jamás aumentará
sus conocimientos”.
.
¿Que Quién es?, ¿De qué Hablo? ¿Dónde puede
encontrarse?, se preguntarán a estas alturas de un Plural los lectores,
¿seguramente deseosos de compartir conmigo estas lecciones de excelencia? Pues
de mi santa y filosofa predilecta, mi Madre
Dona Consuelo Jiménez Vera, que está próximo a cumplir sus 22 años de
fallecida este próximo 12 de enero de 2014, pero mantengo su foto
prominentemente en la sala de mi casa o en el apartamento o cuartito donde viva,
allí está y estará siempre, el día que muera alguno de mis hijos la heredara y
espero siga esta tradición muy mía, no de mis otros hermanos que ya son solo
dos, éramos cuatros de su engendro y nos asesinaron a mi querendona Lesbia E.
Cruz Jiménez los Dominicanos carniceros, le hablo en silencio y la observo constantemente
antes de salir a la calle diariamente, dicen que esa foto habla, pero este enero 12 de 2014, habrá cumplido 22 largos años
de su partida y todavía vive conmigo en mi casa y en mi corazón.
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