MANDELA VIVE


Por José Cheo Cruz
La conmoción y el dolor  provocado a nivel mundial por la muerte de Nelson Mandela, refleja un reconocimiento mundial y global  a su perseverancia contra la segregación racial y por los valores democráticos que le abrieron la puerta al poder en su país tras dos décadas y siete años de prisión injusta, si eso hubiese sido  en Puerto Rico, Mandela fuera un corrupto o un delincuente porque el colono nos ensena ese modo de pensar.
El respaldo masivo y de todas las tendencias acumulado por Mandela en su trayectoria de liberación social y humana para su pueblo, le granjeó el respeto internacional  sin exceptuar latitudes ni ideologías en el mundo.
En América Latina, como es de imaginarse, muchos “abrazan” las acciones de Mandela solo de boca porque negadores de la libertad y segregacionistas hasta en Cuba  como Fidel Castro, el más cruel dictador y en Venezuela el Chavismo, con Hugo Chávez primero y ahora con Maduro, dicen abrazar la causa de Mandela y por eso todos lo calificaron como “símbolo de la libertad, la justicia y la dignidad humana” aunque ellos no la practiquen ni la respalden con sus acciones.
En los días próximos, la prensa internacional dará cuenta de las reacciones de pesar desde los más distantes puntos de la tierra por la muerte del Gigante de hierro y de la dignidad Nelson Mandela.
Para nosotros, el legado de Mandela debe proyectarse en distintos sentidos, pero particularmente en lo que podemos aprender de su prolongada tenacidad y persistencia por los derechos y reivindicaciones para el pueblo sudafricano.
Con frecuencia aquí emergen expresiones pesimistas entre quienes se dejan sugestionar por el publicitado blindaje de la partidocracia y de sus siglas más corrompidas usando todos los medios publicitarios  pre pagados.
“A este país no lo salva ni el médico chino”; “Aquí se perdieron los valores”; “No vale la pena la honradez ni ‘subir’  una familia con seriedad” que es la verdad que se siente en Puerto Rico. Otras tantas manifestaciones que lucen derrotistas se han vuelto el día a día entre una alta proporción de Puertorriqueños, principalmente padres de familia preocupados por las realidades que se viven y la forma que actúan los políticos de la Partidocracia y sus busconerías.
Dejarnos arrastrar por el desaliento sería campo abierto a la consolidación del mal y de los malvados que lo personifican. Tenemos que hacer como Mandela luchar, luchar con mucha tenacidad y derrotar a los maleantes políticos que solo viven y actúan para su bien individual, no el bien común de todos los Puertorriqueños, por eso creo firmemente en la igualdad para Puerto Rico, donde entre los Pedros y Los pitters, entre las Marías y las Mary no existan diferencias ni segregación como existe hoy día.
Aunque en menor proporción que los responsables políticos de la tragedia del pueblo, la historia Puertorriqueña y la del último medio siglo en particular pone en alto relieve múltiples ejemplos a seguir, Don Luis Muñoz Marín, Pedro Albizus Campos,  Dr. Celso Barbosa, Don Luis A. Ferre, Don Carlos Romero Barceló que aún vive gracias a Dios.          
Mandela es el emblema de una pauta de lucha que debe provocar entre nosotros el conocimiento juicioso sobre lo que significó para su pueblo y para la humanidad y Puerto Rico no es la exención.
En este pueblo Puertorriqueño  de altas y bajas, contamos con símbolos históricos y gestas gloriosas que hacen química con un estado de cosas provocador de indignación, del rechazo colectivo y de la voluntad de cambio hacia un mundo mejor para vivir.
Si el pueblo sudafricano siente profundamente la pérdida de Nelson Mandela es porque aquilata su significación como luchador incansable.
Que su ejemplo se irradie también ante los Puertorriqueños y los imitemos por siempre y seremos un mejor pueblo.

¡Mandela vivirá por siempre! Seamos todos Mandela….

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