EL PRINCIPITO ANDA DESNUDO
Por Redacción de Radio El Faropr.com
Había una vez un Principito, Tirano, Malo y Déspota que
acostumbraba a maltratar y a abusar de sus empleados. Un buen día decidió hacer
una gran fiesta para que sus súbditos le rindieran pleitesías en su honor. Ese Principito
estaba muy seguro de tener todo bajo control con todo un Muro de Contención que
había montado su padre, lo cual es típico y muy común de los dictadores.
En escena aparecieron dos grandes ladrones y astutos
estafadores que no perdieron tiempo y vieron la oportunidad de hacerse de mucho
dinero. Ellos convencieron y le vendieron al Principito, la descabellada idea
de hacerle un traje invisible que los súbditos de su reino verían asombrados y
se quedarían perplejos por el resto de sus días. Uno de los estafadores le dijo
al Principito que se utilizarían las mejores telas y encajes para la
fabricación del traje, mientras el otro estafador fingía que desenrollaba las
finas telas sobre una mesa.
El Principito, no veía nada, pero no se atrevía a
decirlo por temor a que pensaran que de verdad era malo, perverso y odiado en
su reino. El Principito exclamo ¡Ese traje es una maravilla! Quiero que me
fabriquen ese traje para una semana y por ello los voy a compensar muy
generosamente con mucho dinero.
Llegó el día tan esperado y el Principito envío a buscar
a los dos estafadores e impostores a sus aposentos. Uno de los estafadores le
dijo que se quitara toda su ropa y que se quedará completamente desnudo. El
otro estafador comenzó a fingir que realizaba pequeños ajustes a sus nuevas vestimentas. El Principito le dio
instrucciones a uno de sus súbditos para que le pagara tres veces la cantidad
de dinero convenida a los dos estafadores, quienes de inmediato pusieron pie en
polvorosa para buscar nuevas víctimas y tierras verdes.
De camino al lugar donde se habría de celebrar la gran
fiesta, el Principito comenzó a recibir
todo tipo de sometimientos y pleitesías. Por el gran temor que sentía el pueblo nadie se
atrevía a decir que el Principito caminaba sin ropas y desnudo. Cuando El
Principito llego al lugar exacto donde habría de hacer uso de la palabra, un
carpintero que andaba con su esposa y su hijo, colocó sobre sus hombros a su
hijo para que pudiera ver al Principito hablar y el niño inmediatamente se
percató de la desnudez del Principito, comenzó a reír y exclamaba ¡El Principito está desnudo!!! ¡El Principito
está desnudo!!!
De repente toda la multitud presente no se pudo
contener de la risa. El escándalo era incontenible. El Principito comenzó a
correr de la vergüenza que tenia y no sabía dónde meterse. El Principito
desapareció y no se sabe de él hasta el día de hoy. El pueblo se libero de la
maldad y la tiranía del Principito, por un niño, que fue el único que se
atrevió a decir la verdad. “MIENTRAS EXISTAN LOS ADULADORES, EXISTIRAN LAS
TIRANIAS”.
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