LA IRREVERENCIA CONTRA NUESTRA BANDERA
Por José Cheo Cruz
Ya es hora de que alcemos nuestra voz de
protesta, contra el irrespeto y la falta de consideración contra nuestros
símbolos patrios representados en nuestra bandera puertorriqueña. A pesar de
que hay leyes que condicionan y protegen su uso, (Ley 70 del 20 de marzo de
2006) en este País no se respeta ni a su propia bandera. Si en este País, no
respetamos a nuestra propia bandera, mucho menos podemos tener sentido de
pertenencia y exigir respeto propio de otros, viendo como nos consume la
indiferencia y como nos adentramos cada día más en la luna de valencia con la
mirada y los sentidos perdidos que ha sido el norte que ha tomado este País en
decadencia.
La bandera nuestro País ha sido mutilada y
menospreciada cuando hemos permitido que se haya utilizado en la parte trasera
y delantera en los pantalones de boxeadores, en toallas, en hamacas, en
chancletas (mete dedos), en calzado deportivo, en alfombras, camisillas,
pañuelos, cojines, chiringas y en artículos desechables por mencionar algunos.
Qué respeto podemos exigir a nadie por nuestra bandera, si lo que nos falta es
pisotearla, escupirla y quemarla.
Simple y llanamente con esa conducta nos hemos
convertido en profanadores y violadores de las leyes que protegen a nuestra
bandera. En el 1832, el Partido Nacionalista la adoptó como su insignia
política, lo que ocasionó que del 1898 al 1952, se prohibiera su uso o
despliegue so pena de ser encarcelado y procesado por las autoridades. De ahí
en adelante los políticos de este País han hecho lo que les viene en gana con
el uso y el cambio de colores de nuestra bandera. Cada cuatro años cuando entra
una nueva administración política al poder se entra en una disputa y se cambian
de colores del azul de su triángulo equilátero, eje de controversias políticas
estériles que no abonan nada al País. El problema mayor estriba en que al
momento de redactarse y aprobarse en 1952, nuestra constitución, nunca se
definió claramente el color azul celeste como el color oficial en la bandera.
De ahí en adelante (1952) se ha estado utilizando el color azul marino o añil,
como una práctica de reverencia y complacencia asimilista, sometida a los
vaivenes políticos.
Según nuestra historia, el 22 de diciembre de
1855, fue aprobado el diseño de nuestra bandera. Su diseñador lo fue diseñada
por José de la Matta Terreforte, quien junto a un grupo de otros colaboradores,
la diseñaron con cinco franjas horizontales, (Tres color rojo y dos blancos)
con una triangulación equilátera cuyo fondo es de color azul celeste y sobre el
mismo una estrella de color blanco.
La bandera de nuestro País los mercaderes
políticos y su mezquindad política la han convertido en un balón político que
manejan a su real antojo de la manera que les conviene para su impresionismo,
mercantilismo e ilusionismo político. NO hay piedad, ni respeto por nuestros
símbolos Patrios y las leyes que han caído en letra muerta y NO se respetan.
Nuestra bandera ha sido deshonrada y prostituida.
Todos somos culpables por haber asumido una
actitud silente y no haber protestado por esta ofensa mayor y de alta traición
a nuestra bandera y lo que ello debe significar para todo aquel que dice
llamarse un buen puertorriqueño, aún por aquellos grupos de intelectuales que
se han abrogado la lucha por la libertad de este País. El nombre no hace la
cosa, pero esta si la hace y nos debería dar vergüenza como País, que estemos
cambiando los colores de nuestra bandera cada cuatro años.
A ver, quien le pone el cascabel al gato para
que este juego termine y no se repita más y dejemos a un lado el estar
profanando nuestra bandera y por carambola a nuestro País porque así nadie nos va a
respetar como Pueblo. Si queremos exigir igualdad, debemos respetar nuestras
leyes, a nosotros mismos y a nuestra Bandera. NO se puede ir a bailar a la casa
del trompo, enfrascados en una lucha intestinal y tratando de rompernos unos a
otros las rodillas. Así no se puede. Seguiremos informando al pie del cañon.
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