PARADOJAS DE LA VIDA
Por José Cheo Cruz
Hablando de quiebras e impagos, lo que está de moda porque ese era el famoso
plan para Puerto Rico, allá para el año 2004, se comenzó a construir en el área
de Rio Grande el Proyecto denominado “Coco
Beach Golf & Country Club” cuyo desarrollador era el actual Presidente
de los EE.UU. Donald Trump. Para desarrollar ese proyecto le fueron entregados
como una “ayudita” y un incentivo unos 33 Millones de dólares pertenecientes al
estado. Dicha transacción fue por medio de una cuenta especial denominada
“Fondo Para El Desarrollo Turístico” que administraba el Banco Gubernamental de
Fomento (BFG).
Entre el 2008 y el 2012, durante el desarrollo de ese proyecto ya el
mismo tenía acumulada una deuda de unos 78 Millones y solamente contaba con
unos 9 Millones en activos. Para el 2015 dicha empresa desarrolladora de ese
proyecto tenía cierto grado de vínculos con las Empresas Díaz, ex patronos del alcalde
de Carolina, José Carlos Aponte Dalmau y Mabel López su esposa, quien por un
tiempo laboro en ese Proyecto. Fue en el 2015 que la desarrolladora radicó una
solicitud de quiebra por unos 32.6 Millones de dólares ante el Tribunal Federal
de Quiebras.
Hasta este momento no tenemos claro si esos 32.6 Millones de dólares
propiedad del Pueblo de Puerto Rico se fueron por la borda y si finalmente se
fueron por el chorro y son incobrables. Nos gustaría saber si ese dinero forma
parte de la deuda y si se ha hecho alguna gestión de cobro contra los
funcionarios públicos y/o personas que estuvieron implicadas en esta
transacción millonaria de alto riesgo donde evidentemente algo salió mal con el
uso de ese dinero, que no le rindió fruto alguno al País.
Cuantos casos así, habrán sido parte del impago del dinero del Pueblo,
por políticos y personas influyentes y otras jaibas boricuas que constituyen
los facinerosos que nos quieren llevar para lo hondo para luego ahogarnos. Mientras
el gobierno atormenta y persigue al Pueblo imponiéndole impuestos tras
impuestos y despojándolos de servicios esenciales hay otros que tienen la forma
de hacerse de capital, por la vía expedita con solo aplicarse la ley del menor
esfuerzo, a base de conexiones y del padrinaje político típico de los sistemas
neoliberales, que no es más que un proyecto imperialista y colonialista.
Recibirá todo aquel que le deba al estado igual trato a las leyes, según
dispone nuestra constitución. Por años enteros les hemos pagado con nuestro
dinero el seguro social que hoy en día disfrutan nuestros envejecientes y que
no reciben el SSC, hemos pagado un alto precio con las leyes de cabotaje que
triplican los costos. Nuestros hijos han pagado en guerras extrañas con su
sangre y sus vidas el alto costo de esta llamada “libertad con cadenas largas”.
Somos el único País del mundo que tenemos dos banderas con colores
distintos, porque ni para eso tenemos la habilidad y carácter de ponernos de
acuerdo y hasta ahí llega el divisionismo político. Tenemos una ciudadanía
genérica y a medias, de segunda clase donde no podemos votar por los que integran
el Congreso y el Senado, más aún menos por el presidente de los EE.UU. que
tiene la potestad de un plumazo enviar a nuestros hijos a la guerra que el
escoja en el momento oportuno.
Somos la colonia más antigua del mundo con 519 años de dominio, 400 bajo
el Régimen Español y 119 bajo la Nación de los EE.UU. y sus mayordomos
oligarcas boricuas residentes que históricamente nos han renegado el libre
derecho universal de reconocer nuestra libertad del yugo opresor. Vivimos en
una tiranía donde el que dice la verdad, monda y lironda, los comités de rápida
acción constituidos en ambos partidos (PNP-PPD) le caen arriba con sus
francotiradores políticos para tratar de masacrarnos y darnos el tiro de gracia
para acallar nuestras voces. A cada uno de la partidocracia que existen en este
País (PNP-PPD), solo les importa mantenerse en el “guiso metro” del poder, por
el poder y son solos fichas que se mueven como marionetas desde las latitudes
de la Metrópolis del Norte. Llegará el 2067 y nuestros futuros descendientes
estarán enfrascados en la misma turbulencia y nebulosa buscando la definición
del estatus de este atribulado País.
Los cerca de 10 Millones de dólares que van a invertir en ese estéril y
fútil ejercicio de un plebiscito se puede auditar la deuda para descubrir a
todos los que nos llevaron maliciosamente a esta situación. Ese plebiscito es
solo para llenar e inflarle los egos de unos cuantos melómanos que se creen más
americanos que el “Hot Dog, Apple Pie and Chevrolet”. Qué clase de pendejereta,
mi hermano, pero así somos los boricuas.
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