A LAS PROSTITUTAS DE LA PRENSA

Por José Cheo Cruz

Hay gente que no tienen la calidad moral ni de conocimiento ni compromiso para sostener un medio de comunicación social serio y efectivo, sino que usan sus pezuñas clavando al periodismo en su pecho y amenazan la libertad de prensa y la libertad de expresión y lo peor es que lo hacen con mentiras compradas se venden como prostitutas de la palabra en un acto sutil y perverso, pero aparentan lo contrario de que son serios y sus vidas están llenas de inmoralidades e ilegalidades perversas.
Se trata del uso de un nivel de la lengua, las informaciones distorsionadas solo para cobrar migajas usan lenguaje soez, grosero, insultante, irrespetuoso y vocinglera que con su vozarrón intentan intimidar, chantajear y aparentemente acorralar a funcionarios políticos, pero al carecer de argumentos, en vez de crítica activa, se convierte en cómplice pasiva de las inconductas de los corruptos e inmorales que tenemos hoy.
Como su estilo y fin es descalificar, y ganarse unos mugrosos dólares ,no puede motivar la creación de una conciencia crítica, sino –a lo sumo- un asombro y el consiguiente apartamiento del lector , oyente o televidente, porque no todos son tan tontos como para asociarse a un repentismo panfletero que nunca va a convocar multitudes  y que a los políticos de poca monta es lo que le conviene y así nutren la desinformación y la mancuerna social de cueros o prostitutas de la prensa que se venden por pocos chavos porque no tienen valor alguno incluso en su vida personal se acuestan con cualquiera si le da ventaja económica.
Comenzaron en la radio con ese nivel de lengua de los viejos cabaret de prostitutas –y prostitutos de a peso en los años sesenta- y están invadiendo la prensa escrita, televisión con programas de “opinión” o de “panel”, pero en ellos no se opina nada ni se orienta nada, solo se insulta y se rastrera la decencia elemental de los pueblos al torcer la verdad del acontecer político por dinero.
En el fondo no son periodistas, sino prostitutas, de a tanto por decir o escribir, privan en que son los más fervientes críticos del gobierno y sus funcionarios, y de los políticos y sus coyotes, pero al final terminan como sus mejores aliados porque neutralizan la acción militante y la crítica argumentada, cuestionadora e irrebatible por eso su valor es cero, no son nadie y bufones de la historia porque la prensa escrita es la que mayor se usa para escribir la historia de los pueblos.
Cuando un lector de esos panfletos lee a una “tora” insultar a alguien con todos los epítetos que se le antoja, lejos de motivar la movilización de los oprimidos, lo que consigue es que ellos lleguen a la conclusión de que si bien pueden ser corruptos o tolerantes de corrupción, su madre, su esposa y sus hijos nada tienen que ver con su comportamiento y nadie tiene derecho a cobrarle a ellos por los supuestos o reales actos repudiables de sus familiares pero el panfleteo rompe fuente en el Noreste de Puerto Rico con Impacto el panfleto shopper de opinión, que dan asco, maldigo el día que acepte colaborar con ellos pobres diablos.
En más de una ocasión comprobé:  que siempre algún poder le paga a estos vocinglerosos soeces para que adulen y endiosen a corruptos e inmorales en lugar de criticar con datos y argumentos y roben por diversión la audiencia de los críticos que tienen argumentos siempre que vamos a las fuentes directas no invento en cuartos oscuros, yo pago mis impuestos, no los evado con chantaje , no busco camándula ni indulgencias de policía corruptos que violan leyes Federales de privacidad título 18  del código Federal,  que amapuchan casos claros de pudientes , ni denigro al pobre que ha caído en desgracia con la supuesta ley porque todos son inocentes hasta que se le pruebe lo contrario, por inventos policiacos de lucir que hacen algo contra el crimen cuando son defensores del mismo, pero si me toca no me quedo callado no escondo las inconductas ni de mis hijos y no le pido a ningún político favores ni empleo ni contratos y mucho menos lo chantajeo o extorsiono por unos míseros dólares mugrosos.
¿Será que insultan para que los chantajeen desde el Estado o de la empresa privada y en esa carrera los funcionarios no tengan que responder a la verdadera crítica y a los cuestionamientos argumentados?
La libertad de prensa es la bujía de la democracia y si aquella no sirve para debatir los problemas fundamentales de una sociedad, los ciudadanos dejarían de ser tales y se convertirían en vasallos del poder y sus aliados, revestidos de “críticos” como el caso de las prostitutas de la prensa comprada de a peso por decir lo que le conviene al ladrón de lo del pueblo.
Los vocingleros coñeros no convencen y a lo sumo son tomados como anti-estresantes, pero jamás como gente capaz de motivar una opinión pública consciente y dispuesta a reclamar derechos y a ejercer poderes populares.
¿Se creen que son Raúl Chibas? ¿Se creen que son Fidel Castro? Y que están en la Cuba de los cincuenta. ¡Qué va gallo, que va!
Chibas hacía denuncias muy bien argumentadas y desafiaba al poder tiránico cubano a riesgo de su vida, pero en sus alocuciones por la radio siempre demostraba un altísimo nivel de cultura y respeto por la honra personal y familiar.
Fidel escribió artículos inocultablemente valientes con denuncias de profundo contenido social y político, pero el peso de sus argumentos era tan abrumador que ni los latifundistas ni las autoridades cubanas se atrevían a rebatirlos. Pero jamás empleó un insulto personal o una palabra descompuesta para tratar de humillar a quienes eran objeto directo de sus críticas políticas y sociales. Ahí están los archivos del periódico “La Calle”, donde escribió los más famosos artículos.
Quien tiene que apelar al insulto personal, a la agresión verbal de familias y a descalificativos de cualquier tipo, carece de argumentos y aunque crea que “se la está comiendo”, no pasa de ser un payaso, hembra o varón. Así de intrusa es la ignorancia.
Además de la piza, también hay otra vianda amarilla que puede hartar, pero sabe muy mal y hay mucha gente en la prensa escrita, televisión y la radio comiéndosela, y piensan que están triunfando en el nuevo milenio. ¡Pobrecitos! ¡Pobrecitas! A las prostitutas del periodismo hay que erradicarlos para siempre no lo respalde porque es tan culpable el que mata la vaca como el que la amarra.


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