YO LE CREO Y CONFIO EN DIOS SEAMOS SOLIDARIOS

Por José Cheo Cruz
Con las dramáticas experiencias que ha vivido el país ante la furia de los huracanes anteriores, los puertorriqueños hemos adquirido, de hecho, un aprendizaje para responder colectivamente a las amenazas y peligros que estos representan como este MARIA que sin duda demasiado peligroso, por cierto, el más grande y el más peligroso de nuestra historia de pueblo.
Hemos aprendido a no festinar la importancia de los boletines meteorológicos y a darles seguimiento continuo, aunque algunos se impacientan por los boletines, pero lo escuchan con atención. En base a las expectativas reales que estas informaciones crean, se asumen los preparativos de lugar, según las posibilidades de cada cual.
La situación más difícil la tienen aquellos que viven en condiciones precarias, los pobres de esta tierra o en lugares que se consideran más vulnerables al aluvión de lluvias, como las zonas costeras o adyacentes a ríos, o faldas de montañas, por eso Rio Grande, Luquillo y Loiza corren peligro son 155 millas por hora que puede arrancar hasta el concreto sin duda, solo la mano de Dios es nuestra tormentera, es paz en la tormenta dice el libro sagrado y yo le creo.
Hacia ellos es que se dirigen los mayores esfuerzos de protección con operativos de evacuación de zonas, desplazamiento a lugares más seguros y albergue en refugios, los que deben ser abastecidos con tiempo de las cosas más necesarias para sobrevivir en la emergencia por lo menos sobre 20 a 30 días.
La prioridad es que las vidas humanas puedan estar a salvo o menos expuestas al riesgo fatal, aunque siempre ocurren imponderables del destino y de la naturaleza que no está en nuestras capacidades dominar o prevenir.

Al aproximarse las horas en que se espera el impacto de las ráfagas y lluvias del huracán María, cada vez más fortalecido en su trayectoria por las Antillas y el Caribe, que ya se aproxima a Puerto Rico quiero dar las gracias a mi Hija Martha Cruz por su apoyo continuo hacia mi persona algo inmerecido pero extraordinario y sé que Dios me la recompensara, además el mayor ahínco debemos ponerlo todos en la adopción de las medidas preventivas y de protección, que Dios se apiade una vez mas de Puerto Rico, yo con él, vivo solo hace ya mucho tiempo, pido protección por la mujer que más  he amado y amo en esta vida, Luz E. Rivera Ortega , sus hijos y nietos en Bayamón y por mis hijos, Abdiel Cruz Domínguez, Lesbia N.  Cruz Domínguez, Gustavo E. Cruz Dávila y mis nietos en Manatí y Vega Alta, así que me agarro de su mano en oración por ellos y por todos los que residimos en esta tierra y en las islas vecinas, Oremos juntos por la salvación y por la seguridad de nuestras vidas, estamos de la mano de DIOS, porque esto es un Devastador huracán, el huracán MARIA y  que jamás habíamos tenidos, solidaridad ante todo y prudencia YO LE CREO Y CONFIO EN DIOS.

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